NASTIA.
Las vacaciones finalmente se acabaron y empecé mi último año de instituto con la menor de las emociones. Mi padre me había matriculado en uno de los mejores centros de la ciudad que, lo único bueno que tenía era que el autobús me dejaba frente a la puerta de casa. Ah, bueno, y que Annabeth venía conmigo a clase. Ese probablemente fuera el punto más importante, ya que no tenía que molestarme en hacer amigos.
Los chicos, Mía y Noa también habían comenzado sus clases en el turno de tarde de la Universidad de Caltech (así podían salir más de fiesta me habían dicho) y mi hermano, Paul y James habían vuelto al trabajo, aunque cada uno tenía sus horarios. Y cada uno era más raro que el anterior.
-¡Ya estoy en casa!
El grito de uno de los chicos me hizo incorporarme de golpe y salir corriendo de mi habitación, dejando mis libros tirados en el escritorio. Sí, primera semana y ya estábamos estudiando.
-¡Sí! ¡Vida humana! ¡No estoy sola en este planeta!
-Tranquila, Barbie... No hace falta que demuestres tanto entusiasmo al verme.
-Houston, tenemos un problema.- hice como si tuviera un teléfono imaginario.- Esto no puede considerarse humano.
-Cierto, Houston.- James me quitó el "teléfono"- Entro en la categoría de dios griego.
-¡Eh! Era mi teléfono.- protesté divertida.
Él me ignoró, tirando su mochila al suelo y quitándose la camiseta. ¿Pero qué obsesión tenían todos con estar medio desnudos por casa? Que no es que me quejara ni mucho menos, pero... La voz de James frente a mí me distrajo de su repaso.
-¿Y tu hermano?
-En la base con Paul. ¿La tuya?
-Creo que no sale hasta las 8.- se giró hacia mí entrando en la cocina.- ¿Quieres comer algo?
Negué sentándome en el sillón. Hacía apenas una hora me había comido unos macarrones a nombre de mi hermano en la nevera. Que se enfadara luego si eso.
Me puse a hacer zapping en la tele, ni siquiera a esas horas había algo interesante para ver.
-James...- lo llamé.
-Dime, nena.
El susodicho apareció en la puerta de la cocina, con un vegetal de tres pisos en una mano y una cerveza en la otra.
-Uuh, ¡cerveza!- chillé incorporándome.
-¿No decías que no querías nada?- me preguntó divertido antes de pasarme el botellín.
Le hice un gesto con la mano distraídamente mientras le pegaba otro trago a la cerveza.
-Era mía, ¿sabes?
Sonreí en la dirección de James, alejando un poco el botellín de él.
-Tú lo dijiste. Era.
-Será verdad...- fue hasta la nevera a por un nuevo botellín, sentándose a mi lado cuando volvió.- Dame el mando, vamos a poner una peli.
-Hecho.- accedí pasándoselo.- Pero que no sea de miedo.
-¿Te dan miedo las pelis de miedo?
-James, corazón, ¡¿por qué se llamarían de miedo si no dieran miedo?!
-Vale, vale...- me miró divertido por mi arrebato antes de sonreír.- Veremos Rec.
-¿Qué? ¡No! Ni de coña.
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Midnight.
Teen FictionUna chica, dos vidas. Bailarina de día, carreras ilegales de noche. Todo está torcido en su vida, pero de lo malo malo... lo puede controlar. A pesar de todos sus problemas consigue sacar a su familia adelante y llegar a fin de mes, incluso con las...