Capítulo 12.

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NASTIA.

Me senté en la cama con un dolor de cabeza impresionante, además de un gran malestar en el resto del cuerpo. Ufff... en mi vida iba a volver a beber, y menos al ritmo de Noa. Esa chica tenía más hígado que un camionero retirado.

Recordé la noche de ayer y me volví a llevar las manos a la cabeza, intentando rellenar todas las lagunas. Desde el interrogatorio de las chicas por haberme visto besarme con alguien solo había saltos temporales.

-¡Nastia!- el chillido de Noa me taladró los oídos y la intenté enfocar a través de las luces de colores de la discoteca.- ¡¿Pero quién era ese chico tan guapo?!

-Bueno, solo le hemos visto la espalda pero... cuenta, cuenta.

Por un momento, respiré aliviada dándole las gracias a la cantidad de alcohol que habían bebido mis amigas y que no les había permitido reconocer a James entre la gente. Pero ahora... debía inventarme una excusa, rápido, y dejar de pensar en la manera de besar del rubio.

-Yo... Esto... Empezamos a bailar y bueno, pues se dio el momento.- les expliqué torpemente, rogando porque colara, aunque no las convencí demasiado.- ¿No deberíamos bajar? Ver como están los chicos y eso...

Tú lo que quieres es ver a James, guapa.

-¡Ay, sí! ¡Esto tenemos que contárselo a Anna!

Ante su entusiasmo intenté detenerlas, pero ya se habían puesto a parlotear como unas locas mientras esquivaban gente en dirección a las escaleras.

-¡Por favor!- supliqué antes de ir tras ellas.- No hace falta que se lo contéis a todos...

Y lo siguiente que recuerdo fue la cara de estupefacción de Anna y volver a bailar todos juntos en la pista después de haber tomado unos chupitos en el reservado.

Every time we touch sonaba a todo volumen por los altavoces mientras saltábamos en un círculo improvisado y me reía ante el solo que Mía se estaba marcando en el centro, antes de que tirara de mi y cantáramos las dos a pleno pulmón.

-¡Cause every time we touch I get this feeling!

Bailamos juntas antes de que tirara también de su hermano, dejándolo plantado frente a mí. Sin tiempo de reacción él me guiñó un ojo, quitándome el micrófono imaginario antes de seguir la canción.

-Can't you feel my heart beat fast, I want this to last.- dio un toque en mi barbilla haciéndome volver al mundo real y cantar con él.-Need you by my side. ¡Cause every time we touch I feel this static!

Rodeó mi nuca con sus manos y sonreí por inercia, contagiándome de su buena vibra, sin importarme el vuelco que acababa de dar mi corazón o que estuviéramos rodeados de todos nuestros amigos. Me perdí en sus ojos dorados, ahogándome en la felicidad que transmitían y que, estaba segura, los míos igualaban.

-¡And every time we kiss I reach for the sky!

Nuestras frentes se rozaban, cantándonos como si fuéramos las únicas personas de todo el maldito club, inmersos entre las luces de colores que giraban a nuestro alrededor.

-Can't you hear my heart beat so, I can't let you go ¡I want you in my life!

Los demás acabaron uniéndose a nosotros en medio de la locura cuando la canción rompió, separándonos entre saltos y giros sin sentido.

Mi siguiente recuerdo saltó.

A la salida del club estábamos repartiéndonos en los taxis mientras los chicos seguían contando a quién se habían encontrado esa noche. Apenas llegamos a casa activamos el piloto automático, caminando cada uno a nuestras habitaciones pero, entre la niebla del sueño, conseguí distinguir como James caminaba hacia mí antes de que Noa y Mía se metieran en medio, arrastrándose conmigo a mi habitación.

Midnight.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora