NASTIA.
Salí de casa a toda prisa rogando porque las lágrimas no brotaran de mis ojos allí, delante de los demás. Porque, aunque no los vi, estaba totalmente segura de que todos mis amigos habían escuchado la discusión a gritos que acababa de tener con James.
Y lo peor de todo era que tenía razón. Él no sabía por qué, pero había dado de lleno con todas y cada una de las palabras que pronunció. Y es que no te das cuenta de que te importa alguien, hasta que este tiene el poder de alegrarte o destruirte en cuestión de segundos.
Y yo lo acababa de comprender de la peor forma posible. Porque sí, había traficado con drogas durante el último año, arriesgando mi vida y la de mis seres queridos al contraer deudas que luego a duras penas conseguía pagar, todo para llegar a fin de mes. Y todo desde aquella noche.
Aquella noche fue el desencadenante de una lista de desgracias que parecía haberse detenido para luego surgir con más fuerza que antes. Para poder hacer mas daño que antes. Y es que mi vida no era tan mala hasta que él murió.
Empujé la puerta de la academia sin apenas darme cuenta de lo que hacía, solo sabía que necesitaba desahogarme. Me calcé las punteras y me situé en medio de la sala rodeada de espejos y, al tiempo que comencé a bailar, los recuerdos de aquella noche empezaron a asaltarme.
•El olor a alcohol y marihuana me golpea a medida que comenzamos a acercarnos al callejón. Es una noche como otra cualquiera y camino al lado de Misha con nuestros dedos entrelazados. Lo observo a medida que avanzamos entre la multitud, que se aparta a nuestro paso, es pálido, mucho más que yo, y ese mechón de pelo rubio sigue cayéndole rebelde sobre la frente por mucho que se lo peine.
Me mira y nuestros ojos se cruzan, azul con azul, como el cielo cuando se junta con el mar. Vale, debería dejar de leer tantos libros, pero hoy la calma me invade.
Es día de cobro y Aishane me dará mi parte de lo que he ganado con Misha en las carreras. Pagaré el alquiler y, con suerte, me sobrará dinero para comprarle algo de ropa a Alisa, hace tiempo que llevo ahorrando y mi hermana se lo merece.
-Al fin llegáis.- nos saluda Aish abrazando fuerte a su hermano. Sí, Misha y Aishane son gemelos, pero con personalidades totalmente opuestas.
-¿Hoy competimos?- pregunto después de un rato de charla, antes de la cual Aish ya había repartido la paga del mes.
-Sí, pero hoy es noche especial, tenemos...
-¡La carrera de la confianza total!- grita alguien desde un megáfono a todo volumen.
Sonrío como una niña pequeña, me encanta esa carrera. Sentir la adrenalina recorrer mi cuerpo cuando guío a Misha entre los obstáculos, con el viento arañándome la piel; incluso cuando la que conduzco soy yo, y su voz me guía hasta la meta. Es por eso por lo que somos tan buenos. Confiamos plenamente el uno en el otro y nunca cambiamos de pareja, esa es nuestra táctica para ganar. Para ser los mejores. Misha me sonríe y toma mi mano para llegar hasta su moto, una Yamaha Z1000 negra, un monstruo de la velocidad.
-¿Quien guía?- me pregunta colocándose la chaqueta de cuero. Él, como siempre, va de negro.
-Esta noche yo.- respondo. No me apetece conducir.
Misha parece entenderlo, porque con una sonrisa y un beso en mi frente, sube a la moto por delante de mí y se coloca en la línea de salida. Todos los competidores están ya colocados, y, cuando nos acercamos, los murmullos comienzan a surgir, esta noche ninguno de ellos tiene posibilidades de ganar, lo saben.
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Midnight.
Teen FictionUna chica, dos vidas. Bailarina de día, carreras ilegales de noche. Todo está torcido en su vida, pero de lo malo malo... lo puede controlar. A pesar de todos sus problemas consigue sacar a su familia adelante y llegar a fin de mes, incluso con las...