NASTIA.
Tiré el lápiz contra el escritorio y resoplé frustrada, cruzándome de brazos. Física era una mierda, no la entendía y tampoco me gustaba. ¿Para qué me servía a mi saber a que velocidad iba un coche o cuando se cruzaría con otro? Sí, exacto. Para nada.
-Podías arder.- le espeté al ordenador.
-Mejor no, el plástico quemado huele raro.
Me giré hacia la voz divertida a mis espaldas. James estaba apoyado en la puerta con una sonrisa petulante y los brazos cruzados sobre el pecho.
-Me da igual. Lo quemaría igual.- le protesté frotándome los ojos. Mis niveles de frustración estaban rozando el techo ya.
-Solo venía a decirte que ya estaba en casa. ¿Qué te pasa?
-Que la física es una mierda. No la entiendo, joder.
-Déjame ver, anda...- James se acercó a mí y revisó los apuntes que tenía delante.- Vamos, nena, si esto está tirado...
-Sí, venga, lo que tu digas...
-A ver, ¿qué parte no entiendes?- preguntó robándome el libro con el cuaderno y sentándose en mi cama. Lo miré por unos segundos, ¿pensaba explicármelo?
-¡Todo el tema!
-Pues acomoda bien ese precioso culo, que empezamos.
Enarqué las cejas en su dirección, cuando palmeó la cama a su lado con una sonrisa convencida. Un momento... ¿Acababa de llamar precioso a mi culo?
-Voy a por otra silla.- murmuré rodando los ojos.
-Déjalo, nos quedamos en la cama.- repuso antes de rodearme por las caderas y sentarme entre sus piernas.
Lo miré de mala manera, dispuesta a protestar por la situación. Entendedme, no es que no me gustara, pero con James tan pegado a mí... Me iba a ser difícil concentrarme.
Él solo sonrió coqueto, antes de morder suavemente mi hombro.
-No te quejes, muchas pagarían millones por tenerme a mí de profesor.
Suspiré y rodé los ojos, ahí volvía el verdadero James.
-Egocéntrico.
-Te gusta.
-Más quisieras.
-Esto lo discutimos luego, ahora dale a los problemas.
-Vau der'mo...- murmuré por lo bajo antes de empezar a escribir.
Lo noté reírse debajo de mí, probablemente porque no me había entendido, pero segundos después ya estaba explicándome el primer problema con toda su seriedad.
Dos horas.
Llevaba sentada con James en esa maldita cama dos horas y mi cabeza iba a explotar. Me separé del cuaderno resoplando.
-Ya, hasta aquí. Mi cerebro se va a derretir.
Él solo me miró sonriente, pero se quitó las gafas y se levantó todavía conmigo encima.
-Está bien, pero...
-¡No! Yo aquí hoy no vuelvo.
-Iba a decir que si me ayudabas a hacer la cena, listilla.
Abrí la boca para soltar algún comentario inteligente, pero la volví a cerrar cuando no se me ocurrió ninguno. El sonrió egocéntrico y salió de mi cuarto ¡cargando conmigo con un solo brazo! Me revolví intentando llegar al suelo, pero mis pies apenas lo rozaban.
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Midnight.
Teen FictionUna chica, dos vidas. Bailarina de día, carreras ilegales de noche. Todo está torcido en su vida, pero de lo malo malo... lo puede controlar. A pesar de todos sus problemas consigue sacar a su familia adelante y llegar a fin de mes, incluso con las...