Capítulo 15.

7K 385 12
                                    

NASTIA.

Me froté los ojos, revolviéndome en la cama antes de apagar el despertador. Ya se escuchaba el rumor de los chicos moviéndose por la casa, algo que me extrañó bastante. Por las mañanas solo James y yo andábamos despiertos; aunque claro, cabía la posibilidad de que acabaran de llegar de fiesta.

Aproveché que los baños estaban casi todos vacíos para pegarme una ducha rápida antes de bajar a desayunar para ir al instituto. Las mañanas me daban una pereza tremenda y me estaba costando resistirme al calor de la ducha. Me obligué a espabilar, secándome antes de vestirme con algo sencillo. Un pantalón de algodón color crudo con un top corto, básico para ir a clase.

Salí del baño distraída mientras me hacía una trenza de raíz, en un intento por controlar mi pelo después de la ducha, cuando me topé con la mejor imagen de la mañana. James venía hacia mí por el pasillo, recién levantado por su pelo revuelto, con un bañador colgando provocadoramente de sus caderas. Dejó escapar una risa por mi descarada mirada, sin avergonzarse en absoluto.

-Buenos días, Barbie.

Sonreí al chico parado frente a mí cuando este se inclinó para dejar un beso de buenos días en la comisura de la boca, rodeando lentamente mi cintura.

-Buenos días, Jem.

Esbozó una sonrisa perezosa, pegando sus labios a los míos de un modo más perezoso aún, recorriéndolos lentamente. Me acomodé a su ritmo lento deslizando mis uñas por su espalda, provocando que su piel se erizara. Nuestras lenguas jugaron con calma, simplemente disfrutando del momento, hasta que unos ligeros pasos nos hicieron separarnos.

Mía apareció por el pasillo, con una mueca somnolienta a la par que se hacía un moño.

-¿Por qué siempre os tengo que ver yo?- gruñó pasando a nuestro lado.

Su hermano y yo dejamos escapar una carcajada, viéndola torcer hacia las escaleras. Jem me dio otro beso con una sonrisa, contagiándome su alegría.

-¿Cómo tú tan feliz hoy?

-¿Prefieres que sea un idiota egocéntrico?- me preguntó mientras avanzábamos el pasillo.

-¡No!- exclamé sacándole la lengua, olfateando por un momento el ambiente.- ¿Eso que huele son... tortitas?

-Eh... Sí. Noa las está...

No lo dejé terminar la frase antes de echar a correr por lo que nos quedaba de pasillo.

-¡Eh! ¡Vuelve aquí!- lo escuché correr detrás de mí y como, a los pocos segundos, sus manos me jalaban hacia atrás.- ¡Son mis tortitas!

-¡No es justo!

Le rebatí colgándome de su espalda como un koala, contagiándome de su carcajada. Rodeé su cintura con las piernas para no caerme mientras bajábamos las escaleras y recolocándome justo cuando entrábamos en la sala.

-Míralos, el Ken y la Barbie.- soltó Jack en cuanto nos vio aparecer, provocando las risas de todo el mundo.

-Cállate, cubitos de hielo.- dije con una sonrisa, sacándole el dedo.

James me dejó sobre la encimera de la cocina, al lado del fregadero y se apoyó a mi lado. Hoy era uno de los pocos días que, al parecer, desayunábamos todos juntos y siempre se nos olvidaba comprar un par de taburetes más para la isla. Aunque, en verdad, no nos hacían mucha falta. Cuando comíamos o cenábamos, siempre acabábamos tirados por los sofás y los sillones del salón.

Me uní a la conversación que mantenían Tyler y James mientras engullía un par de tortitas con sirope, felicitando a Noa por el camino. Le habían quedado espectaculares y era un logro que Tyler y ella hubieran tenido paciencia para cocinar tantas.

Midnight.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora