Capítulo 2.

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Narra ___:

- ¡Verónica! - llamo a mi asistenta. Es muy buena y es sexy, muy sexy, los pacientes la aman, demasiado... 

- Dime. - dice entrando en la sala con esa bonita sonrisa. 

- Quiero el informe de Marcel, por favor. 

- ¿El que se acaba de ir? - pregunta. 

- El mismo. - sonrío. 

- Vale. - sale de mi despacho y a los cinco minutos entra otra vez. - Toma. - dice entregándome la carpeta de Marcel. - ¿Algo más?

- No. Puedes salir ya, buen trabajo, como siempre. Yo me quedaré algo más. - digo abriendo la carpeta, sin mirarla. 

- Gracias, y, ah, ____, Marcel se dejó un libro. - eso captó mi atención. Levanto la cabeza y arrugo la frente, sorprendida. 

- ¿En serio? 

- Sí. Está en una bolsa. - salgo de mi despacho corriendo y cojo la bolsa y leo, "50 Sombras de Grey"  - Vaya... - sonrío. No veía a Marcel como un fan de EL James y su curioso libro... 

- Bueno yo me tengo que ir. Hasta mañana, ____. - la abrazo  y se va. Voy a mi despacho con el libro, lo dejo en el escritorio y empiezo a leer su ficha. 

17 años, mide 1'82 y bla bla bla, ¡Su número! Marco rápidamente y me contesta al segundo timbre.

- ¿Diga?

- Hola, Marcel, soy la Doctora ____. Sólo quería decirte que te has dejado un libro... 

- ¿M-mi -li-libro? - tartamudea. 

- Sí.

- ¿L-lo ha-has vi-visto? - me lo puedo imaginar sonrojado. 

- Pues... Sí... 

- Oh... 

- Que no te dé vergüenza yo he leído ese libro también. Es normal. 

- ¿Lo voy a buscar? 

- Sí. - respondo.

- Voy para allá. - cuelga. 

Se ha puesto tan nervioso, que tierno es. Guardo el informe en un cajón y recojo mis papeles. 
Al rato, alguien toca la puerta.

- Adelante.

- Hola. - dice Marcel.

- Toma. - le doy el libro con una sonrisa pícara. Se sonroja y baja la mirada. 

- Gracias. 

- No hay de qué. Tengo que cerrar la consulta. - cojo las llaves y me levanto, el asiente y caminamos hasta la salida. Cierro con llave y me vuelvo hacia él.

- Bueno, ya nos veremos. - nos damos un apretón de manos y cada uno va por su lado.

Suspiro y me subo al coche. Hoy ha sido un día largo. Iré a casa y me dormiré enseguida. Pero antes necesito pensar.

Narra Marcel:

Llego a casa y me tiro en la cama. ¿Qué ha pasado hoy? ¿La psicóloga atrae o...? Bueno la verdad es que era simpática. Pero, lo más importante... ¿Me atreveré a contarle lo del instituto? No puedo. Imposible. Es demasiado complicado. 

Agh me duele la cabeza. Me quito las gafas y las pongo en la mesa de noche, cierro los ojos y caigo dormido. Soñando con mi psicóloga...

Abro los ojos de repente y miro la hora. Las 10 de la noche. Suspiro pesadamente y me vuelvo a poner las gafas. 

Bajo al salón y para mi sorpresa. Mi madre está ahí.

- Hola. - modula.

- ¿Qué haces aquí?

- Es mi casa. - me contesta borde, como siempre. 

- Normalmente estas trabajando. - elevo una ceja. 

- Normalmente, ahora no. - se encoge de hombros. 

- Vale. - me siento en el sillón.

- ¿Qué tal en la consulta? - levanto la mirada, la miro a los ojos y veo que no le interesa lo más mínimo.

- Bien. - me limito a decir.

- ¿Sólo? 

- ¿Te importa? - pregunto bursco poniendo los ojos en blanco. 

- No. - contesta tajante.

- Pues no preguntes. Así de simple. 

- ¿De qué hablaron? 

- Es cofidencial. 

- No para tu madre. - dice subiendo el tono de voz.

- ¡Tú no eres mi madre! - grito.

- Sí lo soy, te adopté. Y ya veo como me lo agradeces. Te salvé la vida. Y no me grites, por favor, ten un poco de clase. - no puedo con ella. 

- Siempre me estás restregando que no te agradezco que me adoptaras. ¡Sí lo hago! Aunque no entiendo para qué lo hiciste si me tratas como a la mierda. 

- Cállate. - me ordena. 

- Lo siento. - suspiro.

- No, no lo sientes. - me leyó el pensamiento. 

- Exacto. 

- No me vuelvas a gritar.

- Vale. ¿Cuando vuelvo al psicólogo? - pregunto. 

- Ya veremos.

- Me voy. - subo las escaleras a mi cuarto y empiezo a llorar. ¿Por qué no puedo tener una madre como las demás?

Mi paciente. (Marcel y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora