Narra ___:
- ¡Verónica! - llamo a mi asistenta. Es muy buena y es sexy, muy sexy, los pacientes la aman, demasiado...
- Dime. - dice entrando en la sala con esa bonita sonrisa.
- Quiero el informe de Marcel, por favor.
- ¿El que se acaba de ir? - pregunta.
- El mismo. - sonrío.
- Vale. - sale de mi despacho y a los cinco minutos entra otra vez. - Toma. - dice entregándome la carpeta de Marcel. - ¿Algo más?
- No. Puedes salir ya, buen trabajo, como siempre. Yo me quedaré algo más. - digo abriendo la carpeta, sin mirarla.
- Gracias, y, ah, ____, Marcel se dejó un libro. - eso captó mi atención. Levanto la cabeza y arrugo la frente, sorprendida.
- ¿En serio?
- Sí. Está en una bolsa. - salgo de mi despacho corriendo y cojo la bolsa y leo, "50 Sombras de Grey" - Vaya... - sonrío. No veía a Marcel como un fan de EL James y su curioso libro...
- Bueno yo me tengo que ir. Hasta mañana, ____. - la abrazo y se va. Voy a mi despacho con el libro, lo dejo en el escritorio y empiezo a leer su ficha.
17 años, mide 1'82 y bla bla bla, ¡Su número! Marco rápidamente y me contesta al segundo timbre.
- ¿Diga?
- Hola, Marcel, soy la Doctora ____. Sólo quería decirte que te has dejado un libro...
- ¿M-mi -li-libro? - tartamudea.
- Sí.
- ¿L-lo ha-has vi-visto? - me lo puedo imaginar sonrojado.
- Pues... Sí...
- Oh...
- Que no te dé vergüenza yo he leído ese libro también. Es normal.
- ¿Lo voy a buscar?
- Sí. - respondo.
- Voy para allá. - cuelga.
Se ha puesto tan nervioso, que tierno es. Guardo el informe en un cajón y recojo mis papeles.
Al rato, alguien toca la puerta.- Adelante.
- Hola. - dice Marcel.
- Toma. - le doy el libro con una sonrisa pícara. Se sonroja y baja la mirada.
- Gracias.
- No hay de qué. Tengo que cerrar la consulta. - cojo las llaves y me levanto, el asiente y caminamos hasta la salida. Cierro con llave y me vuelvo hacia él.
- Bueno, ya nos veremos. - nos damos un apretón de manos y cada uno va por su lado.
Suspiro y me subo al coche. Hoy ha sido un día largo. Iré a casa y me dormiré enseguida. Pero antes necesito pensar.
Narra Marcel:
Llego a casa y me tiro en la cama. ¿Qué ha pasado hoy? ¿La psicóloga atrae o...? Bueno la verdad es que era simpática. Pero, lo más importante... ¿Me atreveré a contarle lo del instituto? No puedo. Imposible. Es demasiado complicado.
Agh me duele la cabeza. Me quito las gafas y las pongo en la mesa de noche, cierro los ojos y caigo dormido. Soñando con mi psicóloga...
Abro los ojos de repente y miro la hora. Las 10 de la noche. Suspiro pesadamente y me vuelvo a poner las gafas.
Bajo al salón y para mi sorpresa. Mi madre está ahí.
- Hola. - modula.
- ¿Qué haces aquí?
- Es mi casa. - me contesta borde, como siempre.
- Normalmente estas trabajando. - elevo una ceja.
- Normalmente, ahora no. - se encoge de hombros.
- Vale. - me siento en el sillón.
- ¿Qué tal en la consulta? - levanto la mirada, la miro a los ojos y veo que no le interesa lo más mínimo.
- Bien. - me limito a decir.
- ¿Sólo?
- ¿Te importa? - pregunto bursco poniendo los ojos en blanco.
- No. - contesta tajante.
- Pues no preguntes. Así de simple.
- ¿De qué hablaron?
- Es cofidencial.
- No para tu madre. - dice subiendo el tono de voz.
- ¡Tú no eres mi madre! - grito.
- Sí lo soy, te adopté. Y ya veo como me lo agradeces. Te salvé la vida. Y no me grites, por favor, ten un poco de clase. - no puedo con ella.
- Siempre me estás restregando que no te agradezco que me adoptaras. ¡Sí lo hago! Aunque no entiendo para qué lo hiciste si me tratas como a la mierda.
- Cállate. - me ordena.
- Lo siento. - suspiro.
- No, no lo sientes. - me leyó el pensamiento.
- Exacto.
- No me vuelvas a gritar.
- Vale. ¿Cuando vuelvo al psicólogo? - pregunto.
- Ya veremos.
- Me voy. - subo las escaleras a mi cuarto y empiezo a llorar. ¿Por qué no puedo tener una madre como las demás?
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