Capítulo 26:

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Narra Marcel: 

No consegía dormir. Ésta era una situación muy incómoda para mí. No me malinterpreten, a ver, agradezco mucho que ___ me deje estar aquí, y el sofá era cómodo y todo eso pero... Cuando me ponía a repasar todo lo que ha pasado en el día, con ___, tenía esa reacción natural de los hombres ahí abajo. En mi casa cuando me pasa eso, lo que hago es darme una ducha fría. Pero aquí, no podría, por obvias razones. Si me ponía duro pensar en besar a ___, no me quiero imaginar estar en la misma ducha donde ella está. 

- ¿Estás despierto? - habló su dulce voz. Me muerdo el labio pensando cómo esconder la tienda de campaña que se ha montando en mis pantalones. 

- No, estoy practicando para cuando me muera. - contesto sacástico. Ella se ríe suavemente. Amo hacerla reír. Me siento, dejándole el sitio suficiente para que ella también pueda sentarse. 

- No puedo dormir. - enciende la luz y tapo mi bulto con las manos, disimuladamente. La miro y me fijo en su ropa, va vestida con una camisa gris, que tapa lo justo. Genial. Siento como mis pantalones empiezan a apretarme bastante más. Duele, incluso. 

- Yo tampoco. - respondo. 

- Vaya, nunca te he visto sin gafas. Me recuerdas mucho a... Bueno, no importa. - dice ella sacudiendo la cabeza. De repente, para mi suerte, se tumba en el sofá, y apolla la cabeza justo encima de... ahí. Rezo para que no se de cuenta. - eres cómodo, bueno un poco duro pero no pasa... espera... - se levanta rápidamente y me mira primero a los ojos y luego baja la mirada. - Mierda. 

- Lo siento tanto ___ es que ímagina ser yo, un niño vírgen que se ha pasado la tarde besando a una mujer hermosa. Eso me pone duro, lo siento. - puedo notar la vergüenza en mi propia voz.  

- Marcel, soy psicóloga, he escuchado estas historias antes, tranquilo. Es natural, lo sé... ¿qué quieres hacer? - bajo la mirada. Sé qué quiero hacer, nunca antes había querido hacerlo con tantas ganas, pero ahora sí. - No. Ni lo pienses. Eres un niño. 

- Tengo 17 años, ___, no soy ningún niño. - murmuro, sintiendo mis mejillas arder. 

- Para mí sí, tengo 26 años, me sentiría muy sucia... Yo también quiero, pero no. Busca a alguien de tu edad para tu primera vez. Pero conmigo no, sería una responsabilidad muy grande para mí. -  me levanto del sofá. 

- Pero yo quiero y tú también, no es nada sucio. - le doy un beso profundo, y entre besos y besos, acabamos en su habitación, yo sin camisa y ella todavía vestida. 

- ¿Estás seguro? - asiento rápidamente y me empiezo a desabrochar los pantalones. - Ay no sé...

- ¡Ni se te ocurra decir que no ahora, no me dejes con el calentón! - grito. Ella se asusta y de repente se empieza a reír.

- Sí, mi sargento. - termino de quitarme los pantalones y ella se quita la camiseta. Admiro su cuerpo y ella se sonroja. - déjame ver si tengo un... - empieza a rebuscar entre los cajones y lo encuentra. Nos deshacemos de la una prenda que nos separa a ambos de la desnudez total. 

- Dame el condón. - ella me lo da y observa cómo me lo pongo mordiéndose el labio. Se podría decir que no estaba mal dotado, para nada, al contrario. 

- Tienes un cuerpo hermoso. - susurra.

- Y-yo... lo... lo mismo digo. - estaba muy nervioso. Este momento lo iba a recordar siempre, pase lo que pase. 

- Todavía puedes echarte atrás. Tranquilo. - me acaricia la mejilla y por fin, sin avisar, me introduzco lentamente en ella. Se siente tan bien. Ahora entiendo todos los comentarios que hacen mis compañeros sobre el sexo. 

- Joder... - siseo. Ella arquea la espalda y se muerde el labio, queriendo reprimir un gemido. Al principio me movía lentamente, disfrutándolo, pero luego empiezo a embersirla con más velocidad y más fuerte. 

- Dios... 

Era mágico, era una sensación que no se comparaba con nada. Los nervios desaparecieron y nos empezamos a mover más naturales. 

Le doy un beso que la deje saber cuánto estoy disfrutando esto, y cuánto la amo. Ella me responde al beso de la misma manera, gracias a dios. 

Me estoy dejando llevar, y al parecer ella también. Mueve las caderas encontrándome en cada embestida haciéndolo más placentero para ambos. 

De repente siento algo en el estómago, y sé lo qué es ya que no es la primera vez que me corro.

- Voy... a correrme... - ella asiente. Sigo embistiéndola con las fuerzas que me quedan hasta que llegamos a la cima, al mismo tiempo, gritando cosas incoherentes. 

Intentamos recuperar nuestras respiraciones. 

- Ha sido... maravilloso... - digo sonriendo. 

- Lo sabía, me siento sucia. ¡Marcel! - grita ella entrando en pánico, cinco minutos después.

- Dúchate. - intento en vano una broma. Ella me lanza una mirada asesina.

- Que te den. Esto ha sido un error, bórralo de tu mente. 

- Jamás. ¿Estás loca? Es mi primera vez, soy feliz, y no se me olvidará nunca. - digo firme. 

- ¿Eres feliz? ¿Y eso? - pregunta ella, su lado de psicóloga reaparece.

- Lo he hecho con la mujer correcta, la mujer que amo. - digo sincero.

- ¿La mujer correcta? ¿Cómo lo sabes? ¿Y si luego te arrepientes y me odias? ¿Y si me denuncias o algo? ¿Y si tu madre se entera? ¿Y si mi nueva jefa se entera de que he follado con un paciente, menor de edad? - pregunta ella. Se da la vuelta y grita en la almohada. Aprovecho que está boca abajo para mirarle el culo. Cada centímetro de su cuerpo es perfecto. - ¡No me mires el culo! 

- Sé que eres la mujer correcta porque me lo dice el cerebro y el corazón. 

- Mariconadas. 

- Mira ___, si vas a estar así mejor duérmete y ya me hablas mañana con claridad, buenas noches. - digo recogiendo mi ropa. - ella se da la vuelta y frunce el ceño.

- No te vayas, quédate aquí. - protesta ella. Pongo los ojos en blanco y hace pucheros.

- Vale... - me meto en la cama con los bóxers y los pantalones y ella se viste también. Apagamos la luz sin decir ni una palabra y se agarra a mí, con la mano sobre mi pecho y la cabeza en mi hombro. 

- Buenas noches, Marcel. Hablaremos mañana. - dice ella suspirando.

- Buenas noches, cariño. Mañana. - respondo cerrando los ojos.

N/A: Listo, tenéis un capítulo largo, tenéis sexo, tenéis a la mejor escritora del mundo (nah). LO TENÉIS TODO. Amadme. Os váis a volver locas cuando lo leáis, lo sé. Bueno, cambiando de tema... FIREPROOF ES PERFECTA, ¿VERDAD? ¿VERDAD? ... Sí, lo es. No paro de escucharla, joder. Bueno, si os ha gustado, comenten y voten, las amo♥♥♥♥♥♥.

Mi paciente. (Marcel y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora