Narra ___:
Al día siguiente...
Al llegar a la consulta veo a Verónica realmente estresada.
- Hola Verónica, ¿Va todo bien?
- ¿Bien? ¡No! - grita. Vaya, nunca la he viso así.
- Tranquila, respira hondo, ¿Qué ocurre?
- Pasa algo con el jefe, creo que lo han despedido.
- ¿¡Qué!?
- Lo que oyes. Mira, voy a intentar averiguar qué pasa.
- Vale, pero relájate. ¿Cuántos pacietes tendré hoy?
- Pues sólo el señor Somerhalder.
- ¿Nadie más?
- No. De momento sólo él.
- Bueno, vale. - camino hacia mi despacho lentamente. - Ah, y, Verónica, tráeme un café.
- Enseguida. - entro en el despacho y me siento. No tengo nada que hacer hoy. Mmm... Leeré expedientes. Bradley... Marcel. Marcel Bradley se llama ¿Eh? Ruedo los ojos recordando a la señora Lucy Bradley. Ugh.
Escucho unos gritos que me sacan de mis pensamientos.
- ¡Ni se le ocurra entrar! ¡Está ocupada! - la puerta de mi despacho se abre. Vaya, vaya, la señora Lucy Bradley.
- ¿Qué hace usted en mi despacho? - le digo con desprecio.
- Perdona ____ entro sin permiso, le dije que no entrara pero...
- Cállese. - ordena Lucy.
- Verónica, muchas gracias, me las arreglaré con la señora Lucy.
- Vale. - se va.
- Mire, vieja de mierda, tengo muchos pacientes hoy y no estoy de humor para sus gilipolleces. - miento.
- Jajajaja. - ríe con amargura. - Tienes que se más educada conmigo a partir de ahora. -
- ¿Qué? ¿A qué te refieres?
- Seré breve. A partir de hoy soy tu nueva jefa. - palidezco. Mierda.
- Perdón por molestar de nuevo pero ____, tengo que hablar contigo, es sobre...
- Ya lo sé... Esta es mi jefa.
- Trátame con respeto, niña. - Verónica se vuelve a ir.
- ¿Por qué?
- Me dará más dinero. Y le arruinaré la carrera, Doctora. Empezaré por bajarle el sueldo y tendrá que trabajar más horas.
- Mire, señora, lo siento, perdóneme. Le doy mis más sinceras disculpas.
- Eso no te lo crees ni tú.
- De verdad, que lo siento. No me baje el sueldo más por favor. Tengo hijos que alimentar.
- Si estás soltera.
- Vale, no tengo hijos pero me tengo a mí. Tengo que alimentarme.
- Haberlo pensado antes de humillarme así.
- La humillación que usted me está haciendo ahora es peor. Me arrepiento mucho.
- Te jodes. - se levanta. - Hoy estoy de buen humor así que solo te bajaré es sueldo la mitad.
- ¡La mitad! Con eso me da justo para llegar a fin de mes. No por favor. No me haga esto.
- Bueno, se lo bajaré un... 40 %.
- Un 10 %.
- 35%
- 25%
- Vale. Eres buena regateando. Se nota que eres de pueblo.
- De cuidad, perdone. Y usted se nota que es del mismísimo infierno.
- Seré del infierno pero soy tu jefa y no llegarás a fin de mes. Yo gano y tú pierdes.
- Váyase de aquí. - ordeno. Ella asiente riéndose y se va. Me hundo en mi silla. Mierda. ¿Qué haré a partir de ahora? ¿Cómo viviré?