Narra ___:
En serio, ¿Qué puedo hacer? Quiero mucho a Marcel. Creo que lo amo. Desde el primer momento en el que le ví sentí algo en mí. Era tan adorable, tan tímido. Súper tierno. Luego le ví más veces y cada vez era más adorable. Pero es menor que yo y su madre es una de mis jefas. Los psicólogos no podemos mantener ningún tipo de relación con nuestros pacientes, como mucho una buena amistad pero nada más. Si se enteran los jefes podrían despedirme, claro que al ser menor de edad, podrían no volver a contratarme en ningún sitio. Y a Marcel le castigaría su madre de por vida. ¿Qué hago?
Mi móvil vibra, otro mensaje. Genial.
"___ por favor. Sabes perfectamente que no me ire hasta que me dejes hablar contigo. Tú verás. - Marcel"
Vale. Haré lo correcto. No abrirle. Pero le mandaré un mensaje.
"Mira, Marcel, ambos sabemos que no voy a abrirte la puerta, así que házte un favor y vete. - ___"
Perfecto. Pulso "enviar" y cruzo los dedos pensando en mi interior que ojalá se vaya de una vez. Espero un minuto. Nada. Dos minutos. Nada. ¿Se ha ido?
Mi móvil vuelve a vibrar. Abro el buzón de mensajes.
"Está bien. Tú lo has querido. Por las malas. - Marcel"
¿Qué va a hacer? Empiezo a morderme las uñas y de repente suena el timbre de abajo. Está dándole al del portal.
Oh. No será capaz. ¡Va a despertar a los vecinos, por Dios! Es listo el cabrón. Va a estar pulsando el puto botón hasta que le abra. Empiezo a escuchar los quejidos de los vecinos. Mierda. Le doy una patada a el sofá y me arrepiento al instante. Le abriré la maldita puerta.
Voy corriendo a la cocina y pulso el botón para abrir la puerta de abajo. El ruido cesa unos segundos después. Pongo los ojos en blanco y me dejo caer al suelo.
Sé que voy a caer, cuando suba.
Me enjugo las lágrimas y respiro profundamente. Me levanto y salgo de la cocina. Me hago una coleta rápidamente y abro la puerta. Ahí está, el niño menor de edad por el que mataría a alguien. El muchacho al que amo.
- Marcel. - digo a modo de saludo.
- ___. - dice él en el mismo tono.
- Te eché de menos... - digo. Él jadea y se lanza a mí, besándome apasionadamente.
Caí.