Capítulo 13: Amarte

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Narra Billy

Sus ojos marrones chocan con los míos a medida que entraba en la clase. Me siento raro, porque en su mirada veo culpabilidad. No me siento bien. Paso a su lado haciendo que mi mano tropezar con su hombro. Su mirada aterriza en mis ojos y, después, agacha la cabeza. Yo simplemente sigo mi camino.

El profesor barre la clase con la mirada, concentrándose de una manera exagerada en el asiento de Tori y observando el triste semblante de la que algún día llegará a ser mi chica. Un suspiro triste se escapa de ella, pero el profesor ya no presta atención a ello.

El maestro comienza la aburrida clase de historia sin percatarse de que ninguno presta atención. Los bostezos se hacen presentes lentamente. Irónicamente, la clase pasa deprisa y el timbre se hace presente. La gente sale apresurada para ir al recreo mientras yo espero a que mi Julieta recoja sus cosas

—¡Tori!—grito al verla salir. Sus ojos me miran y se aguan—. Por favor, tengo que hablar contigo.

—Pero yo no quiero—las lágrimas ya corren por sus mejillas mientras quita mi mano de su brazo.

—Por favor, déjame amarte—suplico—. Dame otra oportunidad. Tú misma decías que todos cometemos errores . El mío fue fiarme de tu hermana.

—Billy, por favor, estoy intentando hacer que me duela menos—ella me responde—. Pero se me hace  muy difícil, y más si tú estás detrás de mí.

—Dame esa oportunidad—suplico tomando su mano y arrodillándome frente a ella—. No cometeré otro errob.

—No sé Billy—ella agacha su cabeza—. Aún me duele.

—Entonces déjame aclararte las dudas—le digo tomando su mentón y atrayendo sus labios contra los míos. Ella rodea mi cuello mientras mis manos ahuecan sus mejillas. Ella se separa despacio y apoya la cabeza en mi pecho—. Te prometo que serás la única.

—Billy, tengo miedo.

—¿Miedo de qué, princesa?

—Del amor—me responde—. Cada vez que me enamoro rompen las reglas.

—¿Reglas?—ella asiente con la cabeza.

—Las reglas que mi corazón les impuso cuando entraron en mi vida.

—Tranquila, mi amor—tomo sus manos—. Te prometo que seguiré el reglamento a raja-tabla—ella ríe.

—Vale—sus sonrisa se hace más grande—. Pero debes prometerme una cosa—yo frunzo el ceño.

—¿El qué?—en mi voz sale miedo.

—Que aprobarás el curso con un diez—ríe tras de mí—. ¿Qué pensabas que te iba a decir?

—No sé—me encojo de hombros.

—A veces eres un poco tonto—golpea mi hombro de manera juguetona.

—¿Tonto yo?—finjo estar indignado—. Lo dice la chica que casi me cambia por un perro cuando pasamos por delante de la protectora de animales.

—¡Ese cachorro era adorable!—refunfuña de manera adorable haciendo que  me enamore más de ella.

Bad BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora