Me desperté y según abría los ojos las imagenes del beso con Xabi volvieron a mi cabeza. No podía para de sonreír, me sentía como una niña pequeña cuando sus padres le regalan un cachorrito. Esa misma ilusión y las ganas de correr y gritar las sentía yo. Quería correr hasta que mis piernas no pudiesen mas.
Yo no solía correr, es mas, ni siquiera me gustaba. Siempre había odiado las puebras de gimnasia que nos imponía a realizar el profesor, como por ejemplo correremos veinte minutos sin parar dando vueltas y mas vueltas.
Ahora sentía esas ganas que nunca había tenido, correr ya no se me presentaba como una tortura, sino que era mas bien una forma de libertad. Cada vez que corría era como si mis pensamientos no pudieran ir tan rápido como mis pies, por lo que toda las cosas que me podrían haber pasado por la cabeza se quedan atrás colgados en el aire. Sabia que mientras siguiera corriendo los pensamientos no vendrían a mi, solo seriamos el sonido de mis pies al chocar contra el suelo, el viento soplando en mi cara y todo lo que pasaba ante mis ojos.
Me levante sin hacer ruido para que Mireya no se despertara, seguramente estaría cansada de bailar toda la noche.
Me fui al baño y encendida la luz después de cerrar la puerta a mi espalda. Tardé unos segundos en acostumbrarme a la luz, pero cuando lo hice ahí estaba la sonrisa que había sentido según me había despertado. La misma sonrisa que me estaba devolviendo mi reflejo desde el espejo.
Lo mas tonto de esto es que cuanto mas tiempo me veía a mi misma sonreír mas ganas de sonreír me daban. Por una vez no me apetecía pensar en lo que iba a pasar a partir de ahora.
Aunque para ser sincera no sabia en que punto estábamos Xabi y yo ahora. Eramos amigos o algo mas que amigos? Igual todo quedaría como siempre entre nosotros, lo que dejaría nuestro beso como algo casual, una cosa que pasó entre amigos.
Salí del baño y camine por la habitación sin hacer ruido, pero al parecer era innecesario porque Mireya ya se había despertado.
- Ei ¿Como estas? - la pregunté.
- Como si me hubiera pasado una manada de elefantes por encima - me dijo mientras se estiraba.
- Bueno, ¿y que tal ayer?
- Bien. genial.. pero estoy muerta. ¿Ya te sientes mejor?
- Si, la verdad es que si. - me sonrió y yo la devolví la sonrisa.
Vale en parte la estaba mintiendo. Para empezar nunca había estado mala, pero por otra parte me encontraba bien, además ¿que le iba a decir? "Oh si Mireya, respecto a eso... nunca estuve mala solo te lo dije para no tener que encontrarme con Xabi por que la lié con él y me sentía fatal por eso, pero tranquila que ya estamos bien porque mientras tu estabas bailando abajo con nuestros amigos yo me estaba besando con Xabi ¿y sabes que mas? Me gustó, y bueno ahora no se que va a pasar con nosotros dos",
No definitivamente esa no podía ser una respuesta normal.
- ¿Vamos a desayunar? - Mireya me sacó de mis pensamientos.
- Si
Antes de contarle nada a Mireya aclararía lo que pasaba entre Xabi y yo, ¿como iba a contarle nada si no sabia ni yo lo que tenia?
***
Como los días anteriores habíamos pasado todo el día juntos, haciendo cualquier tontería en cualquier lado y en cualquier momento.
Ahora Mireya y yo estábamos preparándonos para bajar a la verbena. Por lo que había visto y lo que había escuchado seria una noche interesante.
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Diario de una indecisa
RomansaVeronica es una adolescente de 15 años que lleva enamorada 3 años de Dani, un chico que esta en su grupo pero con el que apenas habla. Dani empieza a acercarse mas a ella pero justo llegan las vacaciones y Dani se va a Londres. ¿Que sera lo que quer...