Capítulo 18

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Días antes en Dorebo.

Narrador omnipresente

El sol daba en su máximo esplendor, mientras las criaturas peleaban contra los pocos hushex con todas sus fuerzas, en pleno campo de batalla el joven de cabello blanco yacía tirado y atado de pies y manos, la desesperación y la preocupación en el lo hicieron enfadar, pues en estos momentos se sentía inútil y lo que era peor aún un estorbo, pues su limitación de movimiento hacia que estovara a las criaturas que luchaban.

Jeroen recibió un duro golpe en la cabeza, lo cual lo dejo inocente. Era un horrible hushex que pensaba en acabar con la vida del joven, pero una criatura salió a defenderlo, no se trataba más que de un caballo con alas, así es un Pegaso, que decido defenderlo y contraatacar, la bestia de ojos rojizos y piel áspera como una roca enojado lanzo su más fuerte golpe con puños cerrados hacia el majestuoso animal, quien no logro esquivar y fue derrumbado en cuestión de segundos, la bestia dispuesta a dar el segundo golpe que terminaría con el caballo, fue distraída por unas ramas que comenzaban a salir del suelo, estas lo tomaron de los pies y lo arrastraron por el debajo de la tierra, haciendo que saliera por otro lado del suelo, pues se trataban de las ramas de un mipssod, que seguía luchando a pesar del grabe estado en el que se encontraba.

Para ayudar más al Jeroen, el árbol rompió la soga con la que estaba atado y lo tomo por la cintura, subiéndolo al Pegaso, dejándolo atravesado para que no cayera, pues el joven no estaba con suficiente fuerza como para mantener firme su cuerpo.

El pegaso tomo vuelo y en pocos momentos ya estaba llevando a Jeroen por lo cielos. Pero este inteligente animal sabia a donde ir, puesto que fue a donde se encontraban las plantas curativas, este dejo al joven recostado cerca del rio y fue al campo de flores tomo algunas con el hocico remoliéndolas, y las escupió en chico.

El pegaso de recostó a descansar a un lado del joven y no se volvió a separar de el

...

Pasaron horas para que Jeroen despertara, el joven tenía tormentosos recuerdos y una lluvia de ellos lo ataco, haciéndolo recordar una vida o una infancia que fue interrumpida y borrada.

Tuvieron que pasar un par de días para que Jeroen se recuperara y pudiese moverse con más facilidad pues debido a los golpes seguía muy adolorido. El joven ya recordaba muchas cosas de su pasado, y recordaba exactamente que era este lugar y que objetivo tenía el estar ahí, fue entonces que una idea le cruzo por la cabeza, el recordaba la primera puerta que lo llevaría a la salida de este sueño, pero aun así debía cruzar más puertas, el sabía que no era un trabajo fácil, pero aun así debía intentarlo.

El joven guerrero regreso al castillo a buscar la puerta que debía encontrar, para su suerte, no había ya nada más que las ruinas de lo que fue un castillo que el odia más que nada. A pesar de su eminente enojo, el sabía que la salida estaba cerca y que debía hallarla. Con su ahora buen amigo, un corcel de alas, el cual no ha dejado de seguirlo y parece ser han entablado una buena relación. Inclusive Jeroen ha elegido un nombre para su noble corcel. Cohen.

Danielle:

-Entonces ¿por qué me buscabas? -Pregunte a Jeroen, quien me miraba fijamente y con una sonrisa de comprensión en la cara.

-Danielle. -Dijo acercándose más a mí. -Lo recuerdo. -Solo lo mire bien a los ojos sin saber que más decir, no lo comprendo ¿Qué es lo que el recuerda?

-Pero ¿qué recuerdas? -Dije con voz ronca.

-Todo. -Dijo con una sonrisa amplia.

-Pero no comprendo.

En donde ellos no estánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora