Capítulo 10: Liam Payne

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La Navidad había sido hermosa. Juliana había tenido miedo de extrañar a su propia familia, pero los Malik ayudaron a que el sentimiento no estuviese tan vivo. El calor de hogar ayudó mucho y terminaron teniendo una preciosa celebración. Había tenido la posibilidad de conversar con Yaser a propósito de la fiesta, dado que en realidad, por lo que sabía Juliana, los musulmanes no celebran la Navidad. El padre de su amigo le explicó que en realidad, no celebraban la Navidad como el nacimiento de Cristo, porque por supuesto ellos no eran cristianos, pero sí tomaban a Jesús como un gran profeta y de cierta forma le rendían un homenaje. Esencialmente, había dicho, lo hacemos por costumbre. Para las niñas era muy difícil de entender, cuando eran pequeñas, que no tuviesen regalos mientras sus amigas sí, de modo que comenzamos a celebrarlo. Es una ocasión para reunirnos en familia y festejar que estamos vivos. Juliana se sorprendía cómo aprendía algo nuevo cada vez que se cruzaba en el camino de ese hombre.

Por supuesto, Zayn se molestó por los regalos que Juliana le había hecho a él y a su familia, pero Perrie le ayudó a comprender que eran su forma de agradecer, y por fortuna, la sangre no llegó al río. Además, la rubia estuvo contenta de que a las hermanas Malik les hubiesen gustado sus regalos. Sin embargo, no habían sido las únicas regaladas, puesto que tanto Perrie, Zayn, como los padres de éste, le habían hecho un regalo. Perrie le regaló un sombrero, lo cual era muy gracioso porque era lo que le había regalado a ella. Zayn le regaló un costoso perfume con olor a flores, que terminó amando y los padres de él le regalaron un par de botas marrones.

El veintiséis de diciembre Juliana dejó Bradford. Le agradeció personalmente a cada integrante de la familia Malik y partió hacia Londres, en compañía de Borhan, uno de los primos de Zayn. La nieve había caído sin cesar, pero aún así Juliana quería estar cerca del aeropuerto, por si recibía el esperado llamado. Sin embargo, el llamado no llegó y se acercaba peligrosamente el fin de año. Volvió a llamar a Montevideo, para hacerles saber que no llegaría para fin de año.

Pensaba recibir el Año Nuevo con un buen vino tinto, pasta y una película dramática, pero Rodrigo la llamó esa mañana.

-Pensé que estabas en Montevideo.

-Se canceló el vuelo por la nieve y acá estoy.

-Oh, eso es genial. Entonces podrás venir con nosotros a festejar en la Habana Club.

-¿La Habana Club?

-Sí, sabes que somos muchos cubanos en Londres y uno de ellos, Miguel, abrió un club de salsa. Vamos allí siempre que podemos. La pasarás bien, Juli. Salsa, ron, todo lo que un ser humano puede pedir,

-De acuerdo.

Aquello era mejor que estar sola.

Juliana no tenía idea porqué había aceptado ir a una fiesta con el frío que hacía. La nieve seguía cayendo y se comenzaba a acumular en las veredas de forma alarmante. Se preguntó si pararía pronto. Se preguntó si podría volver a su casa antes de que comenzara el segundo semestre. Se preguntó que se pondría. Caminó hacia el ropero y lo abrió de par en par, mirando entre la ropa que tenía. Bueno, claramente no será un vestido, pensó irónica. Tras varios minutos, terminó por decantarse por una calza morada ceñida al cuerpo, una camisa de gasa blanca que le tapaba la cola y zapatos negros, de taco cómodo. Se delineó los ojos de negro y se pintó los labios de morado. Tomó la cartera negra, el abrigo del mismo color y salió hacia la noche londinense.

Apenas había puesto un pie en la calle cuando comenzó a arrepentirse. El viento le azotaba la cara y estuvo muy tentada de volver al calor de su apartamento, pero ya se había comprometido con Rodrigo. Además, estaba segura de que sería mucho mejor pasar frío en la calle, que recibir el año sola. De eso estaba segura. Se tomó un taxi hacia la Habana Club.

Esquivando se llega a One directionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora