Capítulo 12: El sillón

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 -La puta madre - gritó Juliana, mientras caía al piso, en cámara lenta. Ese viernes después del trabajo, había vuelvo a su casa a estudiar. Era triste, y quería dormir unas cuantas horas más, pero tenía que estudiar lo suficiente para mantener la beca y se estaba esforzando muchísimo para ello. De modo que, cuando llegó a su casa, se preparó un té y se sentó en el sillón a leer sobre el imperialismo francés. Había leído poco más de diez minutos cuando, el sillón en el que estaba sentada se desplomó. Estaba sentada con las piernas en el apoya brazos, de modo que la caída de costado fue dolorosa.

-La puta madre - repitió, todavía en el piso. Necesitó de unos momentos para poder levantarse y cuando lo hizo, el dolor en su costado era el suficiente como para que necesitase quedarse quieta por un segundo.

Se sentó en el sillón negro que le había regalado Zayn y observó cómo había acabado el otro. Estaba oficialmente roto, eso seguro. Las patas se habían quebrado y uno de los apoya brazos, probablemente donde había apoyado la espalda, estaba muy torcido como para estar bien. Juliana caviló unos cuantos segundos, mientras el dolor disminuía, acerca de la necesidad de comprar otro sillón. ¿Era realmente necesario?, pensó. ¿O podría vivir sin un sillón?

Justo entonces el celular sonó. Por fortuna, estaba lo suficientemente cerca como para agarrarlo, puesto que no se creía capaz de caminar mucho.

-Hola - el dolor en su voz se traslució y carraspeó para ocultarlo.

-¿Juliana, eres tú?

-¿Quién habla? - preguntó, dado que no reconoció la voz.

-Soy Harry.

-¡Hola! ¿Cómo estás? - le preguntó emocionada de volver a escucharlo.

-Bien y ¿tú? No sonabas bien recién.

-Oh, es que me acabo de caer.

Harry soltó una risa, pero de inmediato se volvió serio para preguntar:

-¿Te lastimaste?

-No, estoy bien.

-¿En serio?

-Sí, en serio. Cuéntame cómo van los preparativos para la despedida.

-¿Te lo cuento mañana en el almuerzo? Para eso te llamaba, en realidad. ¿Quieres que almorcemos juntos?

-Sí, me encantaría. ¿Sabes qué? ¿Me acompañarías a comprar un sillón?

-¿Por qué quieres comprar un sillón? - le preguntó sorprendido.

-Porque se me acaba de romper el otro.

-Oh, supongo que de ahí viene tu caída.

-Exacto. ¿Me acompañas?

-Claro, será divertido.

La mañana siguiente, cuando el despertador sonó, Juliana no pudo levantarse. Le dolía mucho el costado y había descubierto al ponerse el pijama, que se había raspado el codo. Lo último que pasaba por su cabeza era bailar salsa, de modo que le mandó un mensaje a Rodrigo, haciéndole saber que no iría a la clase de ese día, por mucho que lo necesitase.

Se vistió normal, lo cual era raro para un sábado a la mañana, acostumbrada como estaba a la ropa deportiva, y tuvo en cuenta la comodidad, puesto que recorrerían varias mueblerías. De modo que se puso un jean azul oscuro, una camiseta blanca, una camisa cuadriculada violeta encima y converse blancas. Creía que aquel look le quitaba años, pero se sentía realmente cómoda. Se dejó el pelo suelto y se puso rímel y bálsamo labial rosa.

Esquivando se llega a One directionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora