Capítulo 21: La graduación

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 Los domingos solían ser días muy activos en los que Juliana aprovechaba para limpiar, estudiar y tomar un chocolate caliente en la cafetería de la esquina mientras leía un buen libro. Sin embargo, cuando fue consciente de sí misma al despertarse esa mañana, los recuerdos de lo que había sucedido la noche anterior llegaron a su memoria como una locomotora a toda velocidad. Se hundió más en la cama, procurando desaparecer.

Había estado llorando por varios minutos y había terminado durmiéndose de puro cansancio, pero ahora que el sueño había puesto distancia con lo sucedido, todo era incluso peor. No entendía a qué venía la revelación que Niall le había hecho. Parecía ser que, una vez que el complicado nudo que los envolvía se deshizo, él quería el divertido juguete que envolvía el papel con demasiada ansia. Juliana se preguntó por qué no había deshecho el nudo él mismo, si quería jugar con el juguete. Había tenido cinco, seis años para establecer contacto y no lo había hecho, ¿por qué ahora?

Se sentía en presencia de una complicada bomba que no podía desactivar y que le explotaría de un momento a otro en la cara.

Aún así, aunque quisiera cavilar qué es lo que pasaba por la cabeza de Niall, no podía evitar el elefante en la habitación. En la esquina de su cerebro se estaba cocinando una idea que debía verbalizar, si no quería volverse loca. A pesar de todo lo que había pasado para cerrar con puntos aquella herida, había supurado cuando sintió sus labios en los de él. Sintió las mariposas en la panza cuando él la besó y sabía que aquello no era una buena sensación para sentir después de todo lo que había atravesado para olvidarlo.

Estaba en un buen lío.

-Hola - escuchar la voz de Franco desde el otro lado del tubo automáticamente la hizo sonreír. El bailarín había sido un bastión durante tanto tiempo que ya lo sentía como parte de sí misma. Aún recordaba con demasiada nitidez el calor de su cuerpo y su corazón bombeando sangre contra su propia piel, mientras bailaban al frenético ritmo de la salsa. Recordaba el olor a húmedo de la habitación y la mezcla del desodorante ambiental con su sudor. Lo extrañaba. Lo extrañaba mucho.

-Fran, ¿cómo estás? - lo saludó.

-¡Juliana! - el entusiasmo con el que dijo su nombre sólo hizo que sonriera más.

-¿Cómo estás? - repitió.

-Ahora que llamas, mucho mejor. ¿Cómo estás? ¿Cuándo vuelves?

-Me quedaré un tiempo más. La semana que viene tengo los dos exámenes y si me va bien, la siguiente es la entrega de diplomas.

-¿Diplomas, Juli? Estás grande, preciosa. ¿Comenzaron a salirte canas ya?

-¿Disculpa? Sos vos quien pasó de los treinta.

-¡Oh, eso fue cruel!

-Sí, seguro que tendrás que ir al psicólogo y todo - se burló divertida.

-Extrañaba pelear contigo.

-Me extrañas a mí porque soy genial - bromeó.

-Sí, también eso. ¿Entonces dentro de dos semanas te veré? ¿Me reservarás un baile?

-Te reservaré todos los bailes que quieras, pero no dentro de dos semanas.

-¿Cómo? Pero si acabas de decir...

-Sí, la entrega de diplomas es dentro de dos semanas, pero luego está el último concierto de One direction y el casamiento de Louis.

Esquivando se llega a One directionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora