Capítulo 8: Harry Styles

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-¿Qué haces aquí?

-Vivo aquí - respondió Juliana, con una sonrisa sincera. Siempre era lindo encontrarse con Harry, sobre todo porque tenían asuntos pendientes para hablar. Se moría por darle un abrazo.

-¿Por qué siempre contestas eso? - dijo por lo bajo de un modo gracioso, para luego añadir - ¿estás viviendo en Londres?

-Estudiando.

-Eso es tan genial - su entusiasmo la hizo sonreír aún más. Las manos le picaban por la necesidad de colocarlas en él. Harry Styles era como el sol y ella necesitaba que le diese en la cara.

-Lo sé. ¿Tú?

-Comprando - respondió él con sencillez. Si bien apenas articulaban palabras sin demasiado sentido, la conversación era tranquila, distendida.

-Lo veo. Esa camisa es tan... - vaciló unos segundos procurando buscar la palabra correcta - tú.

-Lo sé, ¿no es genial? - su sonrisa se había ensanchado y Juliana volvió a pensar que era el hombre más hermoso que había conocido. Ese día llevaba el pelo suelto, peinado hacia un lado y en su rostro se asomaba una ligera sombra de barba. Siempre lo veía impecablemente afeitado, pensó ella. Vestía una camisa blanca inmaculada, doblada hasta los codos, un chaleco negro de algodón con cierre y capucha, muy sencillo para él, pero que le daba un aspecto más accesible. Los jeans azules le alargaban mucho las piernas, que terminaban en unas preciosas botas marrones. Juliana calculó que esas botas serían más caras que varios de los artículos de su casa.

-No realmente - contestó bromeando.

-¿Quieres ir a almorzar? - soltó él de pronto, sorprendiéndola. Sin embargo, a pesar de que no esperaba la pregunta, sabía que no podría decirle que no.

-Claro, ¿pero no te ibas a probar eso? - dijo curiosa.

-Cierto, tienes razón.

Juliana lo acompañó hasta los probadores y se sentó en un cómodo sofá blanco, mientras Harry entraba a uno de los cubículos. Era simplemente de locos comprar ropa con Harry Styles, pensó Juliana, fuera de sí. Eran los únicos en el sector y el silencio era aplastante, de modo que la rubia se puso a juguetear con el sombrero, que aún sostenía en la mano.

-¿Qué te parece esta? - preguntó el muchacho, entusiasmado. Se miraba en el espejo de su propio cubículo y luego se giraba para verse en el que estaba en la pared. A juzgar por su cara, la camisa no le convencía mucho.

-Bueno, las camisas con flamencos no suelen ser mi tipo de ropa, pero supongo que si a ti te gusta... - contestó ella con sinceridad.

-Sí, eso es lo que me hace dudar.

-¿Los flamencos?

-Exacto.

-¿Cuál es tu tema con las camisas raras? - le pregunta Juliana, sin poder contenerse.

-No lo sé, son divertidas - sonríe tanto que se le forma un hoyuelo en la mejilla y todo lo que Juliana quiere hacer es abrazarlo.

-Entonces si te gusta, llévatela.

Sin emitir palabra, Harry entró a su cubículo y la rubia casi podía sentir el sonido de la tele abandonar su cuerpo. Por su segundo, la garganta se le secó y tuvo que carraspear para volver en sí misma.

-Vienes mucho a esta tienda, ¿verdad? - le preguntó, solo para generar conversación.

-No solía hacerlo, pero Cara me ha convencido que es buena y terminé tomándole gusto - le costó un segundo darse cuenta que se refería a su amiga, Cara Delevingne. Haber estado tanto tiempo lejos de ese mundo le hizo olvidar un par de detalles, pensó.

Esquivando se llega a One directionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora