Capítulo 5: Cine

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Recibir en su casa a Zayn y Dan era toda una celebración. Por un tema de seguridad, Zayn nunca había ido. Siempre preferían juntarse en la noche o en lugares algo apartados, mientras que Dan almorzaba religiosamente en su casa cada vez que la visitaba. En cuanto le había avisado a su madre, ésta se puso loca haciendo planes para el almuerzo, hablando sobre complicados menús y postres exóticos.

-Mamá, son dos personas normales. Ya lo conoces a Dan y sabes que come cualquier cosa, y Zayn no es tan distinto, Ma, en serio. Comerán lo que solemos comer los domingos - anunció con seguridad.

Aquella mañana Juliana se había levantado temprano para ayudar a su madre a hacer los sorrentinos caseros con jamón, albahaca y muzzarella. Era una delicia y estaba segura de que sus amigos apreciarían la comida casera. Sonrió, sabiendo la cara que pondría Zayn al notar la comida. Sabía que lo que más extrañaba de su casa era que su madre le cocinara, y Juliana quería hacerlo sentir a gusto con algo elaborado por ella misma.

Llegaron puntualmente a las doce del mediodía, como buenos ingleses que eran. Juliana les sonrió a ambos y los abrazó. Como estaba en su casa, un domingo, no se preocupó demasiado por su vestimenta. Se había puesto unos leggins, con un buzo de lana roja que le tapaba la cola y las botitas converse blancas y rojas.

-Lourdes - exclamó con confianza Dan, besándola en la mejilla. Su padre había terminado acostumbrándose a las constantes visitas de Dan y ya comenzaba a caerle bien. Se estrecharon la mano como dos hombretones y Juliana rodó los ojos.

-Dan, ¿cómo estás? - obligada, su madre había tenido que perfeccionar su inglés si quería mantener una charla con su amigo.

-Excelente, excelente. ¿Qué nos cocinarás hoy?

-Cocinamos juntas, pero ya te enterarás - bromeó.

-¿Cocinaron juntas? Mi Dios, no sé si quiero comer - dudó el guitarrista, bromeando sobre las habilidades culinarias de la rubia.

-Si cocinó Juliana, yo como - anunció Zayn, seguro de sí mismo - ¿has probado su comida? Es deliciosa - Juliana sonrió por el voto de confianza.

-Tú debes ser Zayn. Encantada de conocerte - su madre se acercó al morocho y, cuando pensó que lo besaría en la mejilla como había hecho con Dan, se acercó a él y lo estrechó en un fuerte abrazo. Si alguien le hubiese dicho hace cuatro años atrás, que su madre y Zayn Malik se abrazarían en la sala de su casa, probablemente se hubiese reído con ganas. Juliana todavía recordaba el ligero odio que su madre tenía por el musulmán tiempo atrás.

-El gusto es mío, Sra. Galimbertti - de pronto su amigo era muy educado y aquello le produjo una carcajada.

-¿Sra. Galimbertti? ¿Has hablado con ella varias veces por teléfono y ahora le dices Sra? Eres tan raro - se burló.

-Soy educado - la contradijo.

-Puedes llamarme Lourdes, cariño - lo habilitó su madre.

-Y a mi Álvaro. Encantado de conocerte, Zayn - a su padre le había costado bastante más el inglés, pero se arreglaba bastante bien. De todas maneras, Juliana siempre estaba a su alrededor como para corregirlo o traducirle algo que no entendía.

-¿Quién es el señor? - preguntó su madre curiosa. Juliana no se había percatado en él, pero detrás de los dos muchachos se encontraba Alberto, quien siempre acompañaba a Zayn en sus visitas a Uruguay.

-Alberto, ¿cómo estás? - lo saludó Juliana con una sonrisa.

-Bien, bien, gracias. Me quedaré en el auto - anunció.

Esquivando se llega a One directionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora