Capítulo 25: After party

86 5 3
                                    


  -¿Estás bien?

Ciertamente no lo estaba. Había estado llorando sin parar desde que se subió al taxi y no había parado desde entonces. El hombre que manejaba el auto la miraba cada pocas cuadras por el retrovisor, probablemente para cerciorarse de que no había tenido un ataque aún.

-Sí, es solo una basurita en el ojo - respondió, mientras se sorbía los mocos.

One direction oficialmente se había terminado y Juliana no había parado de llorar.

Después de la canción, no había podido volver a su asiento junto al público, así que se quedó en backstage observándolo todo desde cerca. Sin embargo, había llorado con el final como cada una de las chicas en el público. Sophia también lloraba a su lado, pero Juliana entendía que no era el mismo dolor, puesto que One direction la había sacado del coma en el que había caído luego de la trombosis. Desde entonces había crecido con ellos, viéndolos ser cada vez más grandes y convertirse en hombres de éxito. Todavía recordaba con demasiada nitidez la primera vez que los vio, los nervios en el estómago y las manos sudorosas.

Las canciones pegadizas, los ridículos bailes, los correteos en el escenario, todo terminaba.

Todo eso terminaba.

Juliana sentía que estaba enterrando algo muy querido y que debía, necesariamente para sanar, hacer el duelo. Por supuesto que ellos no habían muerto, pero su carrera musical sí y aquello había sido parte de sí misma. Enterraba su adolescencia con ellos.

Era el fin.

Por fortuna, sabía que había sido beneficiada con la presencia de esos hombres en su vida, por lo que sabía que no debería doler tanto, pero lo hacía.

-¿Segura que estas bien? - volvió a preguntarle el taxista.

Juliana volvía a su casa destrozada, pero debía cambiarse y volver a salir, puesto que estaba invitada al after party y no pensaba faltar a él. Si bien preferiría quedarse en su casa, sabía que sus amigos irían a buscarla y arrastrarla hasta la fiesta, aún si ella se negaba. Así que debía ponerse algo más apropiado que su short de girasoles para una fiesta importante, en la que probablemente saldría fotografiada. Esperaba que la publicista de su editorial no entrara en pánico cuando viese las fotos.

-Ponte algo corto, así Niall sigue mirándote las piernas - le había dicho Dan bromeando la última vez que se vieron. El guitarrista estaba sudado y se lo notaba cansado, pero feliz. También para él había sido el cierre de una etapa, pero auguraba que la siguiente podría ser incluso mejor junto a Gisele.

-Eres un idiota.

Se dio un rápido baño, pero no le daba el tiempo para lavarse el pelo, de modo que lo ató en un moño en lo alto de su cabeza. Casi a las corridas, decidió ponerse un mono negro con brillos que Isabel le había regalado hacía un par de años. Era de escote alto tanto en el frente como en la espalda, era ceñido en la cintura y terminaba en la mitad de su muslo. Si Niall quería verle las piernas, no se lo iba a negar. Como la ropa era bastante llamativa por sí misma, decidió que el maquillaje debía ser natural, por lo que se maquilló los ojos en tonos champagne y pintó sus labios de rosado, a juego con sus tacos.

Al llegar al lugar de la fiesta quiso dar media vuelta y volver a su casa, puesto que el lugar estaba atestado de fotógrafos.

-¿Está segura que este es el lugar? - le preguntó confuso el taximetrista.

-Sí, muy segura - contestó. Le agradeció conforme le dejaba el dinero y salió del auto con lo que pretendió ser elegancia.

Hacía ya un tiempo que no se enfrentaba a esa cantidad de periodistas y por un segundo temió su reacción, pero de inmediato recordó que estaba preparada para ello, que había madurado y que se podía hacer cargo de un par de preguntas incisivas. Caminó por la alfombra roja sintiéndose una idiota y ni siquiera había caminado dos metros cuando las gritos comenzaron.

Esquivando se llega a One directionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora