Capitulo 14
Octubre 24, 2007
Ya podía caminar sin muletas, con una leve cojera, pero al menos podía movilizarme con libertad. En ese momento iba en camino hacia la habitación de Ana. Ya le habían quitado la respiración artificial, lo cual mejoraba su situación. Salude a la enfermera de turno, y me encamine hacia donde se encontraba mi hermana. Abrí la puerta, con el mismo cuidado, como si estuviese dormida. Ella no lo estaba. Ella se había ido.
Todavía dolía, nunca dejaría de doler, viéndola así, con su cuerpo quieto, con todos esos cables rodeándola. Con esos pitos, anunciando sus signos vitales, las vendas y heridas... no era mi hermana en realidad. Era su cuerpo, sin su alma. Como siempre, tome su mano, y me senté a su lado. Ya no tenía las vendas en su cabeza, y su cabello caía sobre sus frágiles hombros. Se veía más delgada, aun más pálida. Mi pobre Ana... tan fuerte.
-Hola, hermana—le dije—tengo muchas cosas que contarte. —bese su mano y acaricie su cicatriz—Julia crece sin parar, esta preciosa y ya duerme toda la noche. Es toda una preciosura, y ya se ríe. Tendrías que verlo, hermanita...
Me limpie una lágrima, y continúe.
-Abue tuvo una maravillosa idea, sobre un negocio de catering. Es en Gramado, en un pequeño lugar. Lo iremos a ver mañana, y mi Abue y Roger están muy emocionados... no lo sé, yo no pudo sentir la misma emoción, es como... te extraño, Ana. Mucho, y no sé si seguir con mi vida sea correcto—pongo un mechón de su cabello detrás de su oreja—pero lo hare, ¿sabes? Por ti, por Julia... por mí misma, hermana. Y sé que donde quiera que estés, vas a apoyar esta loca idea...
Y seguí hablándole, por dos horas o más. Como siempre, antes de salir, dejo su mano suavemente sobre su abdomen y beso su cabeza. Hoy mi abuela no me acompaño, ni Roger, así que tomaría el autobús hasta Gramado, ya que al día siguiente iríamos a ver el local. Roger y mi Abue estaban ya en la casa de esta. Se habían ido en la mañana, y Manuel me había traído en su auto.
Estaba en la parada de autobús, y vi a mi amiga Alicia, de la facultad, tomando café en una cafetería famosa. Ella también me vio. Y yo cruce la calle, ella se levanto y me dio un abrazo.
Alicia era muy hermosa, tenía el cabello castaño, los ojos verdes, la piel crema y siempre vestía impecable. Era una buena amiga, y siempre estaba para mí.
-Siento lo de tu hermana, Manu—me susurro al oído. — me entere por las noticias.
-No importa, es bueno verte. No podía llamarte... estaba muy abrumada, tenía a Juli y... solo no pude.
Ella me sonrió, y nos sentamos.
-¿Qué te dicen los médicos?
-Son muy reservados sobre la salud de Ana, no nos dan esperanzas de que despierte, pero su situación física ha mejorado. Es una buena señal que respire por si misma...
-Eso es muy bueno, Manu. Y yo estoy segura de que Ana saldrá de eso—le sonreí y seguimos hablando.
En el autobús hacia Gramado, recibí la llamada de Lea.
-¿Hola?—respondí.
-Oh, Manuela, gracias a Dios... no he podido comunicarme con nadie en días. He intentado con mi padre, con Roger, pero no he conseguido que me respondieran... ¿Qué paso con Ana, Manu? No he tenido ni tiempo de leer bien las noticias...
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La Vida Sigue
RomansaAna y Manuela son hermanas inseparables, invencibles, que siempre han estado para la otra. La circunstancias de sus vidas, tan distintas las hacen aprender día a día que la vida sigue, sin esperar, sin detenerse. ¿Podrán Ana y Manuela lograr superar...