Capitulo 7
Mayo 8, 2007
A Julia se la llevaron unas horas más tarde, cuando ambas, madre e hija, estaban dormidas profundamente una al lado de la otra. Otra vez, Julia y Ana me habían dado la mayor felicidad que jamás había sentido.
Todo terminó a la mañana siguiente, cuando llego nuestra madre, hablando sobre retomar los torneos de Ana de inmediato, sin considerar que Ana se encontraba aun vulnerable y adolorida. Mi mama ignoraba por completo lo que sentía Ana al tener que entregar a su bebe, a la persona que mas amaba en el mundo. Ella nunca lo había expresado de esa forma, pero lo había visto desde la primera vez que Julia estuvo en sus brazos. Y ahora, tenía que retomar una vida que no estaría completa sin su bebe. Solo el tenis no bastaba. Lo peor de todo fue ver a Julia por última vez, mientras Ana la alimentaba en contra de los deseos de mi madre. Tuve que sacarla sutilmente de la habitación, para darles sus últimos minutos juntas.
-No puedo creer que hayas permitido que Ana viera a... esa cosa. Esa niña se va a ir con sus padres pronto y tu hermana tiene que seguir con su carrera.
Sus palabras frías, dirigidas a la hija que supuestamente amaba, me hicieron sentir furiosa.
-Tiene derecho a formar parte de la vida de su hija- masculle de mala gana.
Mi madre me ignoro por completo.
Esta etapa de mi vida, la recuerdo como el mosaico de momentos felices. Momentos felices que fueron opacados por suaves tonos oscuros. Pero había sido la época en la que había sido más feliz a mis 18 años, y todo había sido gracias a Julia. No es fácil volver a recordar todo esto y escribirlo. Exponer nuestras vidas, pero era algo que tenía que hacer. Por eso escribo estas líneas.
Volviendo a la sala de hospital, vi a Ana salir de la habitación con su hija en brazos y una mirada completamente diferente. Era esa mirada, la mirada determinada. La que le daba a su oponente antes de hacer un remate ganador. Esta vez, no se disputaba un trofeo. Esta vez se disputaba la vida de su hija... y estaba segura de que Julia volvería a Puerto Alegre con nosotros.
Jamás me sentí más orgullosa de ella en toda mi vida.
-¿Qué es lo que haces, Ana?- le dijo mi madre, viendo a Julia con horror.- Debes de llevar a... la niña al Área de Neonatos. Jimena ya viene a buscar...- Ana la interrumpió.
-Julia se va a quedar con nosotros, mama. No tengo el corazón para dar a mi hija en adopción cuando ella solo necesita de mí.
Las lágrimas acudieron a mis ojos. Ana por fin enfrentaba su futuro como la mujer fuerte que era. Mi madre miro a Julia estupefacta. Se había quedado sin palabras. Y lo peor del caso, es que Jimena apareció justo en ese momento, con un hermoso arreglo lleno de juguetes. Venia de la mano de su esposo, y se sorprendió al ver a Ana con Julia en brazos.
-Manu, carga a Julia. Tengo que hablar con Jimena unos minutos.
Tome a Julia rápidamente, con manos inexpertas. La bebe me miro, con esos hermosos ojos y me perdí. La niña era una preciosidad, una copia casi exacta de Ana. Al entrar en la habitación, me senté en el feo sillón azul para arrullar a la bebe. Julia tenia esos preciosos ojos azules fijos en los míos, enamorándome un poco más.
Se oía, por encima de la puerta cerrada, los gritos de Jimena y Ana, pero esta guerra la ganaría Ana. Ella estaba luchando por el derecho de criar a su hija. La bebe se quedo dormida rápidamente, era un bebe precioso y pequeño. Un ángel estancado en el cuerpo de este bebe precioso lleno de vida. Camine lentamente hacia la pequeña cuna y la coloque allí. Tendríamos que invertir en la bebe, comprarle ropa, su cuna... hacerle un cuarto en casa. Todos esos pequeños detalles que no coordinamos por culpa de la decisión de Ana, que estaba cegada por la noticia y la tristeza de perder el tenis, y mi madre se aprovecho de su propia hija. Jamás se lo dije a Ana, pero debí hacerlo. Nos habríamos ahorrado años de dolor.
De vuelta a ese día, me concentre en solo mirar a Julia, hasta que Ana entro, envuelta en lágrimas. Ella necesitaba de mi amor ahora. Ese había sido un paso difícil y yo lo sabía. No se veía ni rastro de mi madre.
-Suéltalo, cariño.
Ella empezó a sollozar, y por una extraña conexión madre e hija... Julia empanzo a llorar también. Ana se separo de mí de inmediato y fue a calmar a su niña. La tomo en brazos y la arrullo contra su pecho, y la niña volvió a su sueño tranquilo.
-Jimena quiere denunciarme, pero ella no puede. No había un contrato. - ella suspira, cansada-Y mi madre... ella quiere registrar a la niña como si fuese su madre, pero no quiero que haga eso. Esta bebe es mía y fue mi error. Yo asumiré lo que venga con esto, pero Julia es mía.
No la había visto tan fuerte en todo el proceso de su embarazo. Esta era mi hermana, mi Ana fuerte, dispuesta a tener a su hija y seguir triunfando en el tenis. Ya Ana tenía 21 años, no era una niña. Tenía que asumir su responsabilidad como la mujer que mi madre no la ha dejado ser. No podía estar más orgullosa de ella.
Abrace a los dos amores de mi vida, dejándoles saber cuánto las amaba. No tendría suficiente tiempo para poder expresarles todo el amor que sentía por ellas.
No supe aprovechar el tiempo. No supe expresarles todo mi amor. Otro error que añadir a la lista.
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La Vida Sigue
RomanceAna y Manuela son hermanas inseparables, invencibles, que siempre han estado para la otra. La circunstancias de sus vidas, tan distintas las hacen aprender día a día que la vida sigue, sin esperar, sin detenerse. ¿Podrán Ana y Manuela lograr superar...