Capitulo 13

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Capitulo 13

Octubre 10, 2007.

El doctor Lucio examino a Ana bajo mi atenta mirada, pero todo parecía seguir igual. Su mirada indicaba que no creía que ella iba a mejorar pronto, pero no me lo haría saber. No en el estado de angustia y de nervios que me encontraba.

--Bien, Manu, ya he terminado...--cerro la historia médica de Ana y me sonrió—Ana se encuentra normal, estable y en pocos días creo que podrá respirar por sí misma, así que eso es una buena señal. Pero no te voy a mentir, Manuela; Ana puede quedarse así mucho tiempo y no quiero que tú pares tu vida por causa de esto.

Suspire y tome la mano de Ana.

--Mantengo las esperanzas, doctor. Mi hermana es una luchadora y sé que ella va a volver.

El me miro con lastima y suspiro.

--Bien, es bueno mantenerse aferrado a la esperanza—sonrió y se fue.

Le hable a Ana sobre Julia, como Roger parecía amarla como un verdadero padre, le conté sobre mi salida de la facultad, sobre mi amiga Alicia, entre muchas otras cosas. No verla reírse, o ver sus hermosos ojos azules aun dolía, pero mi corazón se estaba acostumbrando a no tenerla cerca, a no oír su voz. Lloraba y rezaba todas las noches para tenerla de vuelta, pero eso no ocurría.

Venia todos los días, pues no había encontrado trabajo aun. Y no había buscado, dado que apenas me habían dado la fecha en la que me quitarían la bota, así que después de que eso estuviese resuelto, vería en que podría trabajar.

No había visto a mi madre, ella no estaba aquí cuando mi Abue venia. Y a ella no le importaba verme, así que se mantenía alejada, lo cual agradecía. Salimos del hospital en la tarde, y almorzamos en un pequeño café que servia un delicioso sándwich. Quizás eso fue lo que le dio la idea a mi Abue. Una idea que a todos nos cambio la vida y para bien.

Llegamos a casa de Manuel, y mi Abue coloco su telenovela. Yo me senté con ella pues no quería estar sola. No hablamos mucho, solo veíamos el drama de los protagonistas, hasta que ella dio un grito que me asusto.

--¿Te pasa algo, Abue?—pregunte, tomando su mano.

--Oh, sí, mi ángel... he pensado en lo que debemos hacer para vivir. Se me ha venido a la cabeza así, de pronto.

Me reí, y espere a que me contara.

--Bueno, sabes que siempre has querido ser chef, ¿no es verdad?—asentí y ella siguió—pues te tengo la mejor propuesta, querida. Tengo un conocido que esta arrendando un pequeño lugar cerca del centro de Gramado, es pequeñito, pero muy lindo y solo pensé en que deberíamos de abrir un servicio de catering. En Gramado no hay una empresa oficial y ya que no tienes trabajo, y necesitas de uno, ¿Por qué no lo intentamos?

La mire incrédula. No podía creer que mi abuela pudiese pensar así en un momento como este. En el que Ana estaba en ese estado. Es decir, ¿como ella podía seguir con su vida así, sin más?

¿Cómo yo haría para dejar a mi hermana atrás y construir un nuevo futuro? Para mí eso era imposible en ese entonces, no podía concebir el mundo sin Ana. Y que mi Abue si, me dejo perpleja.

--Abue—dije, sintiendo que el aire me faltaba—no lo sé... es decir...

Ella tomo mi mano y me miro directo a los ojos. Sus ojos de un envejecido azul miraron a través de los míos, analizando mi alma.

--Yo sé lo que sientes por tu hermana, querida. Pero no podemos pararnos por el estado de Ana. Juli nos necesita, necesitamos el dinero. Hay que arrendar un apartamento, pagar los gastos de Ana... cariño, siempre te he dicho que la vida sigue a pesar de todos los obstáculos que hay en el camino.

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