Capitulo 19
Marzo 2, 2009
Allí estaba yo, de nuevo, destruida en la habitación de Ana. Me veía fatal, me sentía aun peor y no podía moverme de su lado. La pobre de Eva había tenido un colapso tal, que se a tuvieron que llevar a una habitación para descansar y suministrarle los cuidados adecuados. Era difícil de entender que mi hermana cumpliese sus veintitrés años aun en este estado. Era tan frustrante solo esperar a que ella volviera, sin poder ayudarle, sin poder hacerla reaccionar.
Esta vez, estaba acostada a su lado, tratando de encontrar el consuelo que solo ella podía darme. Pero en ese cuerpo, no estaba mi hermana. Era un ser sin alma, que estaba allí inerte. Ana no estaba lista para volver a su mundo de presiones, tenis y premios.
Extrañaba tanto a mi hermana, tanto... y todo con mi madre se hacía mucho más difícil. Tenía colapsos casi diarios, ataques de pánico, momentos de locura total. A veces, no dejaba que nos acercáramos a Ana, o le hablaba creando respuestas imaginarias. Manuel se estaba encargando de ello, tratando de que la Eva de siempre –aunque fuese insoportable- volviese.
-Tienes que recuperarte, hermana.- acaricie su cabello, más largo.- Por mí, por mama, por tu hija... Ana, que mama no puede vivir sin ti...
No obtuve respuesta, como siempre. Ana no podía dármela. Entonces, llore un poco más. Mi hermana no se merecía esto. Ella no merecía estar en esa cama, postrada quizás para siempre.
M levante unas horas después, cuando Roger llego con Julia en brazos. La niña a penas me vio se lanzo a mis brazos y yo la abrace contra mi pecho. Ella era el consuelo que necesitaba. Mi niña, esa partecita de Ana que nos pertenecía.
La senté cerca de Ana y puse la mano de mi hermana sobre la de su hija.
-Hoy es el cumpleaños de mama, Juli. Hoy mama Ana cumple 23 años- mi Juli me miro, encantada por mis palabras.- Hay que desearle feliz cumpleaños a mama como papa Roger te enseño.
-Apa- Julia, gracias a mi Abue estaba aprendiendo palabras nuevas. Decía agua, pis-'pis, papa... pero aun no decía mama, y eso era un alivio- Felish tumpleanos...
-Mama...
-No pelo- la niña hizo un puchero encantador y yo bese su cabello.
-No importa cariño, tu madre entiende.
Las dos nos quedamos allí, mirando a Ana. El tiempo de la siesta de Julia llego, y yo la acosté al lado de Ana. Necesitaba salir un momento de esa habitación, respirar. Ni siquiera sabía en donde se había metido Roger. Antes de salir, me metí en el baño de la habitación y me mire al espejo. Temía bolsas en los ojos, la piel pálida, y llevaba uno de mis viejos atuendos, y el cabello recogido. No parecía la Manu que había salido a la luz desde que Ana había quedado en ese estado. Pero no tener a mi hermana, a veces era una flaqueza enorme, y en ocasiones como esta, debía tomarme el tiempo de llorarla, de drenar toda la tristeza que guardaba por dentro.
Salí de allí, dejando a Juli dormidita, hermosa, al lado de su madre. Roger estaba en la sala de espera, hablando por teléfono. Le deje que se ocupara de sus asuntos, y fui a la máquina expendedora a tomar un aperitivo. El se acerco mientras insertaba el billete en la maquina.
-Es duro verte así de deprimida, cariño- me dijo, pasando un brazo por mis hombros.
-No puedo evitarlo, Roger. Intento ser feliz, intento ser fuerte para Julia, para mi Abue, incluso para mi madre. Intento poner al mal tiempo buena cara... pero a veces se me escapa de las manos. Me afecta tener que tomar las riendas de la vida de mi hermana por haberle dejado... ay, que ya no sé ni lo que digo....
ESTÁS LEYENDO
La Vida Sigue
RomanceAna y Manuela son hermanas inseparables, invencibles, que siempre han estado para la otra. La circunstancias de sus vidas, tan distintas las hacen aprender día a día que la vida sigue, sin esperar, sin detenerse. ¿Podrán Ana y Manuela lograr superar...