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Ella libero una corta risilla cuando se encontraban a un par de cuadras.---Bien. Escapamos ahora. ¿A dónde vamos?---Él la miro pevertidamente y Sucrette le dio un pequeño golpe en el pecho a la vez que de sonrojaba notablemente.
---Pervertida.---Dijo socarron, seguido sonrió de lado, la atrajo hacia él y la beso, Sucrette le correspondio de inmediato, poco después se tumbaron bajo uno de los árboles, Castiel coloco su cabeza sobre las piernas de Sucrette, y ella comenzó a acariciarle el cabello, poco después él se quedo dormido.
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Sucrette.
Estoy feliz por estar con él. La verdad no estoy tan segura desde cuando comenzó a gustarme, él cumplio 18 años una semana después de que iniciamos la apuesta. Yo.. le teji una bufanda, para que la use en la época invernal que se presentaría en varios meses, eso fue lo único que se me ocurrio, por alguna extraña razón me sentía nerviosa cuando se la di, él la recibio y sonrió de una forma de la cual jamás lo había visto sonreir, luego lo lleve a mi casa donde cenamos los dos, algo que yo prepare, Ahí si que pareciamos novios. Fue.. algo lindo, una encantadora tarde con Castiel, claro, Castiel no podia dejar de ser Castiel bromeó con una que otra cosa, siguio diciéndome tabla no sé cuántas veces, sin embargo, sonrió...feliz... Todo fue perfecto... Quizás desde ese día comenzó a gustarme, pero sobre todo quizás desde ese día comenzó a adentrarse en mi corazón. Sólo que no lo admití hasta lo sucedido con Lysandro, la llegada de Debrah, mi accidente. Y todo aquello que nos separo. Pero ahora estoy feliz de poder estar con él. Que la apuesta haya sido un empate es aún mejor, ya que nos amamos y lo que nos espera es un futuro juntos que no será forzado y peor un martirio, ya que ambos lo queremos. Castiel puede ser frío, cortante, hasta hiriente con las palabras, no obstante, conmigo puede actuar así o de una forma diferente, es decir más tranquila, jaja..hasta pervertida, aunque la mayoría de veces actúa así porque me sonrojo con demasiada facilidad. Supongo que le gusta mi sonrojo o molestarme. Conociendolo como lo conozco creo que es la segunda opción.. En fin así lo quiero y por ello todo es simplemente perfecto...
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Sucrette dejo escapar una sonrisa y siguio acariciandole el cabello, poco después Castiel desperto, y fueron a la casa del pelirrojo ya que sacarían a pasear a Demonio.
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Varios minutos después se encontraban a unos cuantos pasos de la casa del pelirrojo.
---No lo llevaras tú, ya que demonio seria el que terminaría paseándote.---Dijo divertido y la atrajo hacía él por los hombros.
---Tranquilo. No pensaba llevarlo.---Dijo a la vez que le pasaba el brazo por la cintura para mayor comodidad.
---Mi tabla---Le susurro atrayendola aún más hacía él, Sucrette estaba cien por ciento consciente de que ese no era un apodo cariñoso, sin embargo, salido de los labios de él y con aquel tono tan sutil, se podría decir que si lo era, Sucrette sonrió desde lo más profundo de su alma, en ese momento todo parecía divinamente perfecto, tanto así que sentía que nada lo podría arruinar, su corazón saltaba en su pecho como si buscara una salida y una calida sensación la llenaba de felicidad y eso hacía aún mejor el momento.
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---Que bueno que hicimos la apuesta..---Dijo ella casi automáticamente.
---Si..---Dijo, se detuvo en medio del patio, ocasionado que ella también lo haga, le acuno el rostro entre las manos y la beso de una forma demandante pero sin dejar de transmitirle lo que sentía, Sucrette le correspondio de inmediato a la vez que sentía como si una especie de corriente eléctrica la recorriera de pies a cabeza, la sensación era condenadamente perfecta, ya que jamás se habían besado con tanta avidez. Al separar sus labios, él sonrió de lado y le acaricio la mejilla derecha, sentimientos mudos con caricias sutiles, era lo que le demostraba en esos escasos segundos, tan efímeros, tan condenadamente cortos, pero divinamente perfectos. De pronto un ladrido los hizo salir de su mundo perfecto, ambos se separaron con lentitud, como si ese fuera el último minuto de su vida, es decir como sino desearan separarse por nada del mundo, y regresaron la mirada al piso, donde se encontraron con el Beauceron de Castiel que se encontraba con las orejas caídas y un aspecto para nada amistoso, el perro ladro nuevamente, Sucrette dio un pequeño salto en su sitio y enredo sus brazos alrededor del cuello de Castiel.---Enana no te asustes---Dijo a la vez que le rodeaba la cintura con los brazos.
---No..no soy enana.. tú eres demasiado alto---Él sonrió, se inclino y le dio una leve mordida en la oreja.---Si eres enana..pero eres mi enana tabla o sería...Tabla enana---Le susurro y le volvió a morder la oreja, ella se estremeció de pies a cabeza pero no pudo decir nada, ya que el perro volvio a ladrar, ellos se separaron.
---Demonio..La tabla, tabla demonio.---El perro ladro y movio la cola.
---(Supongo que debo acostumbrarme a que me diga tabla)---Pensó mirando como Castiel le colocaba la correa a Demonio.
---Vamos..---Dijo con una sonrisa, le tomo la mano a Sucrette y salieron del patio, poco después caminaban con tranquilidad por las calles.
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En la tarde luego de dejar a demonio, Castiel acompaño a Sucrette a su casa, en ese momento se encontraban fuera de la casa de la pelinegra conversando sobre trivialidades, hasta que la puerta se abrió dejando ver así a la madre de Sucrette llorando.
---¿Mamá que sucede?---Cuestionó la pelinegra preocupada a la vez que la mano apretaba con un poco más de fuerza la mano de Castiel, como si buscara apoyó.
---Lo..los padres de Cas..tiel...---Más lágrimas cayeron por sus mejillas.
---¿Qué les sucedio?---Cuestionó el pelirrojo.
---Tuvieron un accidente...---
---¿Cómo estan?---Preguntó Sucrette al notar que Castiel estaba en Shock, la madre de la pelinegra nego un par de veces.---No...no sobrevivieron a la caída del avión..---
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Al parecer...nada es perfecto, ya que la perfección de aquel día se rompió como cristal..
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⭐⭐⭐⭐Continuará⭐⭐⭐⭐
