25.-Mirada.

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Sucrette.
La última clase era la de historia, el señor Farrés me envío a la sala de delegados para que lleve algunos documentos, Castiel no había entrado a clases, así que me siguió y cerró la puerta tras de sí, luego comenzó a besarme y a recorrer mi cuerpo con sus manos, y de pronto alguien comenzó a tocar la puerta.

---¡Castiel, Sucrette salgan de ahí!---Castiel río con sorna y yo inevitablemente reí, la verdad si es divertido oír como Nathaniel grita; Ya que normalmente es tranquilo, mientras nosotros no hacemos nada malo, o bueno aún no.
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A Sucrette se le escapó una sonrisa divertida y pervertida.

---Mi pequeña pervertida.---Le susurró mordiendole el lóbulo de la oreja, a la vez que la atraía hacía él y la besaba con fiereza, separaron sus labios al oir un nuevo gritó de parte de Nathaniel.

---¡Cállate rubia!---Dijo Castiel divertido.

---¡Ire por la directora!---

---¡Linda amenaza, Lástima que no vino hoy!---Dijo el pelirrojo divertido. Sé oyó una pequeña patada en la puerta, seguido de los pasos del rubio alejándose por el pasillo.

---Vamos---Dijo él, la tomó de la mano y salieron de ahí, corrieron por el pasillo, subieron las escaleras y llegaron a la terraza. Castiel la jalo hacía él y la beso con vehemencia, Sucrette le correspondió de inmediato a la vez que sentía una ligera electricidad recorrerla por completó.

Sucrette
Sus manos delineaban mi cintura, pero poco a poco las iba colando bajo en mi delgada blusa, llevó sus labios a mi cuello y lo comenzó a besar y mordisquear. No pude evitar que mis gemidos escapen de mis labios, sentí como mi espalda chocó con la pared, y como mi cuerpo era elevado varios centímetros del piso.

Sus ojos grises chocaron con los míos, su mirada destellaba deseo y pasión. Yo sabía lo que deseaba, quería hacerme suya aquí y ahora. No le importaba en lo más mínimo que nos descubran, aunque no podía negar que a mi tampoco me importaba. Lleve mis manos a sus mejillas e inicie un nuevo beso.
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Castiel.

Sentí como su juguetona lengua se adentraba en mi boca y se enredan con la mía, la apreté un poco más contra la pared, ella enredó sus piernas alrededor de mi cintura, y aprete uno de sus pechos, ella gemio entre el beso y rodeó mis cuello con sus delgados brazos, podía sentir como el deseo recorría su cuerpo por completó, al separar nuestros labios y logre ver sus bellos ojos azules nublados por el deseo, una sonrisa escapó de mis labios al verla agitada con sus mejillas sonrojadas, sus labios hinchados y su corazón completamente acelerado, lo último lo sabía ya qe mi mano seguía sobre su pecho, justo sobre su corazón. Ella me sonrió y me beso nuevamente y sentí como mi cuerpo adquiria mucho más calor.
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Sucrette.
Me encanta tenerlo tan cerca de mi, me gusta lo atrevido que puede llegar a ser, me gusta como me toca, como me marca como suya, me incline ligeramente y bese con lentitud su cuello, un suspiro escapó de sus labios mientras jugaba con mis pechos, mordi suavemente su cuello y logre escuchar como un gemido ronco escapaba de sus labios. No sé, ni como, ni cuando se deshizo de mi blusa, yo me baje de sus brazos, y le quite la chaqueta y la camiseta, me estaba costado por su altura, así que el me ayudó, estoy segura de que le causa gracia ya que soltó una pequeña carcajada burlona antes de volver a besarme. me quito mi sujetador y a apoderó de mis pechos. Mientras yo le acariciaba la espalda y el pecho.
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Estoy segura de que está es la locura más grande que y cometido en mi vida.
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Castiel.
La mire y logre ver que se encontraba con sus ojos cerrados y se mordia el labio inferior. Me gustaba escuchar sus gemidos, sin embargo se que es lo mejor para que no nos descubran, poco después subí ligeramente su falda, la depoje de su ropa interior luego me baje el pantalón y me adentre en ella. Sucrette gimió un poco fuerte a la vez que colocaba sus manos en mis hombros y hundía ligermente sus uñas. Unimos nuestros labios son moverlos para evitar que nuestros gemidos escapen y nos descubran.

Perdidos en el abismo del placer, contenían sus gemidos con una gran fuerza de voluntad, ambos se encontraban disfrutando de su unión máxima, de aquella que se la máxima expresión de amor. Poco después llegaron al clímax, con la piel perlada en sudor y sus corazones latiendo a un mismo ritmo acelerado. Finalmente se separaron, se vistieron.

---Es la locura más grande que he cometido en mi vida.---Confesó ella cerrando los últimos botones de su blusa. Castiel la atrajo hacía él de un suave tirón.---Y no será la última, nos falta estrenar la sala de delegados.---

---Castiel--Murmuró a la vez que se sonrojaba hasta las orejas.

---Yo se que quieres.---Susurró dándole pequeños besos en el cuello, poco después le tomó la mano.---Vamos ya es hora de irnos.---Ella asintió, salieron de ahí rumbo al aula por sus cosas y finalmente a casa.
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---(Seguramente Nathaniel ha ido por los papeles del señor Farrés ya que cuando lo cruzamos en el pasillo no dijo nada y paso de largo.)---Pensó Sucrette a la vez que caminaba con Castiel hacía la salida del instituto.
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Poco después ambos caminaban hacía su casa.
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A lo lejos.

---Esto no se quedará así---Susurró alguien que los veía caminar tomados de la mano, su mirada centellaba odio a la vez que varias lágrimas corrían por su rostro con premura, el dolor de su pecho era tangible.

---Te amo tanto...---Susurró secando sus lágrimas como si le
quemaran.---(Sólo si ella no está seremos felices.)---Pensó a la vez que se alejaba de ahí llorando.

☆☆☆☆Continuará☆☆☆☆

CastielxSucrette-Apuesta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora