capítulo 1

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Hoy por primera vez en mucho tiempo Gabriela estaba feliz, iba de camino a su nuevo trabajo, tenía la sensación de que marcaría el inicio de su nueva vida. Se acabaron los lloros, tenía que dejar el pasado atrás y bien lejos.

Se dirigía a la clínica dental donde iba a trabajar de recepcionista, nada que ver con lo suyo pero era mejor que nada. Abre la puerta y la recibe una chica que supuso sería a la que iba a sustituir, la saludó con su mejor sonrisa ya que la tendría que informar de cómo funcionaba todo.

- Buenos días, soy Gabriela.

- Hola soy Marta, seré la encargada de informarte de cómo funciona todo antes de irme, no tenemos muchos días pero no es nada complicado no te asustes, empezaremos por enseñarte un poco la clínica y presentarte a los compañeros.

La siguió mientras le iba enseñando todas las instalaciones, le presento a varios compañeros y llegaron a una puerta donde se leía Dr. Díaz.

- Dr. Díaz le presento a Gabriela ella será mi sustituta, estoy enseñándole un poco la clínica.

- Encantado de conocerla, espero que se sienta muy a gusto con nosotros.- es bastante mono pensó, pero demasiado pijo para mí gusto.

- Igualmente y gracias doctor.

Se despidieron y al salir marta se paró a explicarle algo a Carlos uno de los odontólogos, mientras esperaba no pudo evitar escuchar una conversación que tenía el Dr. Díaz, que al tener el manos libres puesto se escuchaba bastante alto.

-Alan no empieces con lo mismo de siempre no estoy de humor para una de tus charlas.

-Leo tienes que aprender que con las mujeres tienes que ser .......son para usarlas ......me estas escuchando? Sobre todo si encima tienes que seguir viéndolas.

Aunque se había cortado un poco ¿había dicho lo que ella creía? ¡Será gilipollas! Pensó. En ese momento marta se dirigió a ella y tubo que disimular la indignación que tenía.

El día se le pasó volando entre las explicaciones y las anotaciones que iba haciendo para que no se le olvidara nada. Lo bueno de empezar a trabajar un viernes es que podía digerirlo todo el fin de semana y salir a celebrarlo con las chicas, las cuales llevaban todo el día dándole ánimos por el whatsapp. Las quería, no sabía qué hubiese sido de ella sin ellas. Nada más salir llamó a Lía.

- Hola loqui, acabo de salir ¿Cuáles son los planes?

- Lo mismo de siempre, cervecitas en nuestro bar preferido y unas copitas en un pub nuevo que han abierto ¿paso a recogerte?

- Me harías un favor enooorme, ya sabes que no me gusta conducir cuando bebo y como tú vives cerca no tendrías que mover el coche después.

- Pues hecho, te paso a recoger en la cajita de cerilla donde vives ahora.-le dijo refiriéndose al piso de 40m donde vivía.

Llegó a su piso y se fue directamente a la ducha ya que solo tenía 1 hora para prepararse, decidió ponerse un vestido negro corto pero con un poco de vuelvo así disimulaba un poco sus cartucheras que eran su cruz. A las 10 en punto estaba lista y ya estaba Lía abajo, se montó en su coche y se dirigieron a su bar de tapas favorito, era una especie de taberna vasca en la cual por la noche incluso pincha un dj. Se sentaron en su mesa de siempre donde las esperaban el resto de las chicas, Aitana, Juls y Mirtha. En cuanto la vieron la saludaron todas a la vez abrazándola y dándole la enhorabuena, eran su apoyo incondicional.

Pidieron rondas de cervezas y pinchos, y no pararon de bromear, reír y disfrutar de estar todas juntas, cuando ya llevaban unas cervecitas de más decidieron ir al pub que según Lía estaba muy bien. Nada más llegar le encantó la decoración y el ambiente que había, nada que ver con los pub donde suelen ir los típicos niñatos de turno, se dirigieron a la barra a pedir sus bebidas y de pronto dijo Juls.

Por el sabor de tus besosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora