Capitulo 41

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—No hace falta que te mudes tan pronto.

Keith movió a su madre con delicadeza y evitó encontrarse con la mirada de Izan deliberadamente. Sus palabras aun escocían tanto como la herida a medio curar que tenía en la mano tras haber reventado una de las copas que Drew había insistido en darle según entró por la puerta el día de la fiesta.

—He quedado con Jim para preparar el piso.

—Si esperas unas semanas puedo organizar y preparar un piso más adecuado.

—¿Más adecuado? —Keith se detuvo con la caja en la mano y miró a Richard. Le hacía gracia la palabra adecuado.

—Creo que el piso donde viviré es lo suficientemente adecuado para mí —Se rió un poco más sin humor y sacudió la cabeza mientras retomaba el movimiento de arriba abajo por las escaleras mientras bajaba sus cajas.

—No pretendía faltarte al respeto —se defendió Richard.

—Lo sé y agradezco el ofrecimiento, pero me gusta el piso que voy a compartir con Jim. Es un buen comienzo y es hora de que comience a vivir por mi cuenta.

—Sí... —Miranda se frotó las manos con ansiedad, sin dejar de mirarlo—,, pero es un poco precipitado y...

—¿Y qué pasa con la universidad?

Keith volvió a detenerse y miró incrédulo a Izan. Simplemente aquello era demasiado y tuvo que contenerse para no decirle que aquello no era asunto suyo. Prefería mantener la calma. No había dormido en tres días y estaba en su limite, incluso llevaba haciéndolo incorrectamente por más de una semana y simplemente se sentía agotado. Sólo se tenía que buscar a una mujer, pero vivir bajo el mismo techo que Izan le impedía dar ese paso. Los sentimientos no se arrancaban tan fácilmente.

—La dejo, evidentemente.

—No es fácil acceder a una universidad así —insistió Izan, bajando las escaleras a su espalda.

—Mira el lado bueno de esto —Keith se aseguró de que su madre y Richard seguían en la planta de arriba—, ya no tendrás que verme cada día en la universidad —lo miró conteniendo mal la rabia y se odió por perderse en la angustiosa mirada turquesa de Izan; le arrancó aún más enfadado la caja que había bajado y la tiró sobre el coche de un gris a trozos con una antigua carrocería verde que Jim había conseguido de alguno del grupo— por favor, no te vayas a destrozar las manos con mis cosas — Unas manos que no volvería a tocar. Cerró la puerta del coche de un portazo—, ¿piensas estar detrás de mi todo el rato? Preferiría no tener que verte. Como actuación de hermano modelo a sido suficiente, tu padre no tendrá ninguna queja.

—Oye, no hace falta que te vayas —Izan se acercó al maletero del coche. Parecía nervioso—, ni que dejes la universidad. No porque nosotros no...

—Será mejor que lo dejes ahí y que te vayas a algún otro lado mientras aun estoy aquí. No será mucho tiempo, así que deberías ir preparándote para celebrarlo.

—Además —continuó como si no lo escuchara—, ¿cómo harás para dormir? No tienes buen aspecto. Yo puedo seguir ayudándote si no...

Keith cerró con la misma violencia el maletero, haciendo que Izan retrocediera apartara las manos rápidamente, y se enfrentó a él, furioso.

—No te preocupes por eso —masculló despacio—zorras como Jennifer son fáciles de encontrar y ¡no! ¡qué digo! Zorras como tú son muy fáciles de encontrar —Keith vio al fin la fugaz rabia en la mirada de Izan—, y sino, solo tengo que pasearme por cualquier barrio rico de la ciudad y problema resuelto, ¿no te parece? —Keith cerró los ojos durante un buen rato y los volvió a abrir, comprobando que Izan y su ira seguían allí—. Mira, hagamos esto más fácil. Estoy intentando marcharme sin crear nada turbio para nuestros padres, ¿por qué no subes o te largas con los locos de tus amigos y me dejas tranquilo?

—Drew y Peter lo han dejado.

—¿Qué? —La noticia sí era una sorpresa, pero se recordó que aquello no era su problema—. Allá cada cual con lo suyo —murmuró. Bastante había durado una relación así.

—Creo que estás siendo un exagerado.

Keith bufó y se movió para ir dentro a por la última caja.

—Soy un exagerado, ¿eh?

La forma en la que Izan lo seguía era ridícula. Lo había estado evitando durante todo ese tiempo y esa mañana parecía muy sorprendido cuando había comenzado con la mudanza. Y para ser honestos, lo llevaba fatal. No verlo le había ayudado a aclarar las ideas y decidirse, pero tenerlo tan cerca sólo hacía que quisiera tocarlo, que quisiera besarlo.

—Sí, un exagerado. Estás sobreactuado, además tu reacción es ridícula...

Izan no terminó de hablar, retrocedió hasta apoyarse en la pared cuando Keith se movió violentamente hacia él, con una mano levantada que apoyó bruscamente en la pared, cerca de su cara e inclinó la cabeza hacia él.

—¿Y qué más? —le desafió a continuar. Las ganas de besarle eran imperiosas—, ¿fue divertido? —se interesó finalmente cuando Izan no respondió—, la verdad que debo felicitarte, caí como un imbécil —incluso ahora era un imbécil—, me tragué todo el cuento de los sentimientos y toda esa mierda —se echó a reír con una risa vacía—, así que déjame tranquilo o tal vez el golpe que de esta vez no sea en la pared.

Se apartó con rigidez y entró a por la caja, comprobando que Izan no le seguía y aceptó una bolsa de su madre donde había puesto uno bocadillos para él y Jim.

—Le dije a Jennifer que no.

Keith dejó en el maletero la caja y la bolsa y volvió a cerrarlo, girándose para mirar a Izan que seguía pegado a la pared, como si no se hubiera movido. No quería seguir escuchándolo.

—¿Qué ocurre? ¿No fuiste lo suficientemente bueno para ella o fue ella la que al final no estaba a la altura? —Su voz estaba cargada de veneno, pero ni siquiera vaciló cuando Izan levantó la cabeza para fulminarle con la mirada, furioso por su comentario—, ¿qué? —se hizo el inocente—, no es como si pudiera hacer desaparecer el hecho de que ya me he acostado con ella —los ojos de Izan centellearon, furiosos—, pero es verdad, también me he acostado contigo. ¡Mira que bien! Así tenéis algo en común para hablar.

Dio la vuelta y abrió la puerta del coche, tirando con malos modales la caja.

—Te quiero.

Keith notó como una sacudida le recorría el cuerpo y apretaba la mano que sostenía la puerta con fuerza, demasiado afectado por lo que acababa de escuchar como para girarse y enfrentarse rápidamente a Izan. Quería oír esas palabras, pero eso era algo que Izan sabía muy bien y esta vez no iba a dejarse arrastrar por la manera manipuladora con la que había estado jugando con él. Se enderezó despacio y se giró a mirarlo. Izan seguía en la pared, sin moverse, pero lo estaba mirando.

—Buen intento —murmuró sin fuerzas y agradeció que su madre y Richard bajaran, se apresuró a abrazar a su madre y le tendió la mano a Richard antes de montarse en el coche sin volver a mirar a Izan.

Sólo cuando arrancó con un ruido desagradable y un humo aún peor salió del tubo de escape, se permitió mirar por el espejo la silueta inmóvil de Izan. Seguía en la pared, pero en esta ocasión había bajado la cabeza y cuando Keith apartó la mirada para salir de la propiedad, no consiguió verle la cara.

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Último capítulo del libro ^^ Ya daré información del segundo en face en cuanto tenga algo en claro junto con el resto de historias. Lo curioso es que este libro tenía un final diferente (y hasta bonito xDD) pero como se me ocurrió algo para una segunda parte... puuueeees no podía terminar bien xD

Muchas gracias por leer hasta el final, votos y comentarios :)

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El camino del amor (chico x chico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora