Capitulo 20

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Keith miró por encima del hombro de Izan, enarcando una ceja y contuvo las ganas de seguir las recomendaciones de Drew y arrancarle los libros de las manos a Izan. ¿De verdad existían libros como ese? En el fondo le parecían algo... interesantes, si hubiera podido ojearlos tranquilamente en la intimidad de su habitación. Aunque no eran unos libros que cualquier chico desearía tener en su habitación para que alguien pudiera verlos... pero la situación con ese chico ya era lo suficientemente extraña como para añadir un poco más de presión a todo aquello. Prefería no pensar. En realidad hacía ya tiempo que se estaba dejando llevar más por sus instintos y deseos que por el razonamiento.

—¿Qué...?

Keith miró el recorrido del cuello blanco de Izan cuando ladeó la cabeza, moviendo el libro al pasar la pagina para poder disfrutar mejor de la sucesión de pequeñas imágenes con una gran variedad de posibles posturas a las que animaba el escritor a probar.

Keith las miró impresionado; después alargó el brazo y le quitó el libro de las manos.

—Ya es suficiente, ¿no?

Lo cerró y lo mantuvo bajo el brazo, observando como la cara de Izan se giraba poco a poco hacia atrás para mirarlo, levantando una mano hacia él.

—Dámelo —ordenó.

Keith enarcó una ceja. ¡Su actitud era tan insoportable!

—Mejor no, ¿vale?

—Dámelo —repitió, levantándose y se puso frente a él con la mano extendida pero sin intentar coger el libro.

—No —insistió Keith sin apartarse.

Desde que habían salido del aparcamiento habían ido dando un paseo hasta uno de los parques que rodeaban el campus, o, más bien, Izan había caminado delante, sin esperarlo y Keith lo había estado siguiendo sin apresurar el paso para alcanzarlo. No había tenido prisa por hacerlo; sabía que acercase a él significaba iniciar posiblemente una discusión y tras las extrañas palabras de Drew no estaba muy seguro de qué pensar. Esa mujer no sólo había sabido leer lo que él sentía por Izan, posiblemente desde el primer momento y eso comenzaba a parecerle aterrador ya que ni él había querido aceptarlo tan rápidamente, y también lo que había revelado de Izan... Se sentía confuso, alterado y no tenía ganas de iniciar una... no, otra de tantas discusiones absurdas por cualquier tontería, y estropear la atmósfera que se había creado entre ellos, ni aunque eso significara permanecer en un incómodo silencio. Incluso había preferido permanecer detrás de él cuando Izan se sentó en el banco y abrió el libro, pasando cada una de las hojas con una aspereza que Keith llegó a creer que terminaría lanzándole el libro a la cabeza.

No lo había hecho.

—El libro.

—No.

Izan lo miró de arriba abajo con mala cara y Keith se recordó mentalmente respirar profundamente e ignorarlo.

Era eso o apretar los puños.

—¿Para qué quieres el libro?

La mirada de Izan se clavó en la suya y los dos se miraron en silencio durante unos instantes. ¿Para qué quería el libro? Esa era una buena pregunta. En realidad era más complicado de lo que parecía. No quería el libro; unos meses antes ni siquiera se hubiera planteado pensar en echar una ojeada a un libro sobre sexualidad homosexual. Izan movió un poco la cabeza, tratando se apartarse un rizo rebelde que se le había caído sobre la frente, negándose a levantar la mano y apartarlo, posiblemente sin querer ser el primero en ceder y apartar la mirada antes. Keith aguantó la risa y desvió la cabeza con un suspiro resignado. Sí, eso había sido unos meses atrás, antes de conocer a Izan y ahora mismo ni siquiera sabía qué es lo que estaba haciendo con él. Lo deseaba. Eso era un hecho. Lo deseaba tanto, al punto de perder la razón y olvidarse de que él era un chico.

El camino del amor (chico x chico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora