¿Si se detenía? Keith no encajaba completamente sus propias palabras. Vale que nunca hubiera forzado a una mujer, vale que nunca se le hubiera pasado por la cabeza forzar a un hombre pero, ¿cuándo había imaginado que se encontraría en esa situación, sobre un hombre, excitado sólo por besarlo y tocarlo un poco?
De acuerdo... Era una locura
Izan lo fulminó con sus ojos turquesas. Seguía enfadado; era evidente, pero para alivio de Keith, Izan se limitó a bufar y giró la cabeza engreídamente hasta apoyar la mejilla en la cama, despreciándole al punto de no mirarle.
¿Pero qué...? Keith apretó los dientes molesto y luego suspiro resignado. ¿Así que era un "haz lo que quieras"? Era, de alguna manera, un ofrecimiento excesivamente tentador, aunque bastante denigrante ya que en otras circunstancias se hubiera levantado y le hubiera pedido que se largara.
Sí, lo hubiera hecho...
Si hubiera sido cualquier otro.
En él, e incomprensiblemente, le resultaba irresistible esa actitud infantil y caprichosa viniendo de alguien tan malditamente insufrible e insoportable.
Apretó con fuerza la mano sobre el pecho de Izan y la deslizó bajo el jersey, sin levantarlo para evitar un nuevo brote de furia incomprensible. Aún seguía sin saber qué no debía ver bajo el jersey.
Izan se revolvió debajo de él y Keith dobló la espalda, hundiendo la boca en el cuello de Izan que no opuso ninguna resistencia.
—Izan —dijo Keith, apartando los labios del molesto cuello del jersey—. ¿De verdad no puedes quitártelo?
—¿Para qué? —gruñó Izan molesto, girando bruscamente el cuello hasta casi rozar sus labios con los de Keith.
Durante unos segundos, los dos se quedaron quietos, sin hacer nada, mirándose a los ojos.
—Es molesto...
Izan enarcó una ceja.
—¿Molesto? ¿Quién es molesto?
Volvía a estar a la defensiva y Keith comenzó a ver los indicios de una nueva discusión. Irritado, introdujo una mano por la manga de Izan y observó como la expresión desafiante del joven se crispaba y perdía toda su fuerza.
—El jersey —pidió débilmente—. Quítatelo.
—No...
Keith no permitió que terminara de hablar; movió un poco la cabeza y lo besó, deslizando la lengua dentro de la boca de Izan, moviéndola suavemente en su interior, entrelazándola a la de Izan que se movía torpemente entre la de él.
La mano de Keith se detuvo cuando el jersey se arrugó y le bloqueó el ascenso. Keith arrugó la frente y fue a apartarse pero se sorprendió rodeado por los brazos de Izan alrededor de su cuello y lo empujaron sobre él, fundiéndose en un nuevo beso.
Durante unos minutos estuvieron besándose y Keith decidió olvidar momentáneamente la irritante y obceca negación de Izan por quitarse el jersey. La boca de Izan era cálida y dulce y podía notar con un creciente calor en su propio sexo, como la incipiente y abultada erección de Izan se clavaba en su ingle.
Lentamente, Keith se las arregló para llevar el brazo hacia atrás e introdujo la mano entre su cuerpo y el de Izan, agarrando con firmeza la cintura del pantalón de Izan, manteniéndola un segundo en la entrepierna, sintiendo el pene abultado de Izan en la palma de su mano, sobre la ropa y la tensión que sintió en los brazos que lo rodeaban.
—Espera... —musitó Izan, apartando los labios, a lo que Keith simplemente ignoró, volviendo a atrapar su boca y lo volvió a besar.
—Está muy apretado —musitó Keith despacio, deslizando sus labios por la barbilla de Izan, besándolo cuidadosamente—. Sólo lo liberaré un poco.
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El camino del amor (chico x chico)
Genç KurguKeith, un chico orgulloso y atractivo, se ve envuelto en una tortuosa relación de odio con Izan, el hijo del marido de su madre. Los dos se odian desde el primer momento que se ven, chocando en personalidad y en las raíces a las que pertenecen, prov...