Estoy cansada de tener la misma sensación de despertarme desorientada. ¿Por qué soy tan débil y me fundo en la oscuridad con tanta facilidad? ¿Será cosa de la "energía" de la que todos hablan? No lo sé, lo único que sé es que estoy en un cuarto en penumbra que huele demasiado mal.
No sé como llegué aquí, sólo sé que estoy atacada de pies y mano a una silla que hace que mi culo duela como los mil demonios. ¿Por qué no podrían ser un poco hospitalarios y darme una silla mullidita? Arg, malditos secuestradores...
- ¿En serio estando secuestrado tu mayor preocupación es tener una silla dura? ¡Reacciona Yanira! - Me reprende Sia.
- Mm... buen punto.
Para matar el tiempo me pongo a recordar que es lo que pasó. Mi mente es bombardeada por fugaces flashes.
Ian estaba sentado en la cama donde yo estaba costada. Aconsejé a Ian para que no dejase a un lado sus funciones de alfa. Ian me toca. Ian se enfada. Ian me mira como un monstruo. Ian me intenta golpear.
En todos los recuerdos que tengo de Ian, en todos acabo sufriendo. Él no se merece ser mi compañero de vida. Él no se merece ni si quiera ser catalogado como "mate". Un mate no haría esas cosas, un verdadero mate te cuidaría, te querría y te apoyaría.
Mi corazón se comprime al pensar en lo injusto que fue el destino por ponerlo en mi camino. Duele como la mierda el ver que quien debería protegerte es quien más te destruye. Al final es verdad aquello que dice que "lo que más queremos es lo que nos destruye".
Que irónico el destino. Creo que hasta me causa gracia. Llamadme loca, tal vez lo este. Pero me cansé de llorar por perder algo que nunca me perteneció, me cansé de llorar por quien me hace más daño que bien.
En medio de mi meditación, otro flashes inundan mi mente. Thor y Chris. Una ventana rota. Una pelea. Miradas de preocupación. Miradas de odio. Y por último, dolor, sangre y oscuridad.
Recuerdo aquel cuchillo de plata fundiéndose en lo más profundo de mi ser, aquel olor a hierro combinado con el calor que desprendía mi sangre al caer por mi costado.
Mis pensamientos se ven interrumpidos cuando la puerta es abierta. El chirrido de la puerta hace que mis oídos duelan. Y el olor a humedad, suciedad y podredumbre cada vez es más intenso. Me están dando arcas... Pena que mi estómago este vacío, me encantaría vomitarle en la cara al cabrón que me tiene aquí retenida.
Mi sorpresa no tiene límites cuando veo aparecer por la puerta a Marcos, el mejor amigo de Ian quien supuestamente debía estar de Luna de Miel.
- ¿Por qué no me sorprende qué alguien tan gilipollas me secuestre y me deje en una silla que me destroza el culo? - A pesar de la sorpresa que me produce, prefiero ponerme mi máscara.
- Cállate monstruo. - Me responde Marcos con cara de pocos amigos.
- ¿Dónde dejaste a la desafortunada de tu mate? ¿Ahogándose en el Caribe? - Mi ironía no deja lugar a la cordura. Pero me gusta. No pienso mostrarme débil aunque que me llame monstruo me remueve todo por dentro.
- O te callas o te callo. Tú eliges. - Se está enfadando, la vena del cuello le está palpitando con demasiada potencia.
- O sea que sí, pobrecita. Seguro que un tiburón la cuidaría mejor que tú. No me extrañaría que se quedará allí y no volviera.
Una bofetada en mi mejilla derecha es la respuesta que obtengo. Duele, siento como sangre se instala en mi boca. El sabor a metal me repugna y aprovecho que tengo un buen gapo en la boca que va a dar asco para escupirle.
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El dolor de un rechazo
WerewolfMi nombre es Yanira. Tengo 18 años recién cumplidos y estoy a punto de vivir mi primera transformación. Estoy al corriente de qué es una manada, quién es un Alfa y quién es la Luna. Pero, sobre todo y lo que espero con más ganas es conocer a mi mate...