Capítulo 17: Un acto íntimo y tierno.

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Los labios de Chris estaban a sólo unos centímetros de los míos. Su aliento a menta inundaba mis fosas nasales. Los latidos de mi corazón, estoy segura de que se escuchaban a kilómetros. 

- Ya no estás sola - Repitió y posó sus labios sobre los míos.

Fue un toque fugaz, un simple roce pero que me dejó en shock. Mis músculos no se movían y mi respiración era irregular. ¿Qué acaba de pasar?

- ¡YANIRA! - Una voz muy conocida me sacó de mi ensoñación y me sobresalté.

- ¿Thor? - Me giré en la dirección donde creía que pertenecía aquella voz.

Thor se acercaba a nosotros con un gesto contraído. Era indescifrable lo que sus facciones faciales transmitían. No expresaba nada, ni alegría, ni sorpresa... Absolutamente nada.

- ¡Thor! - Me aproximé a él y le abracé y aunque el me correspondió el abrazo, fue un abrazo frío, sin emociones por el medio.

- ¿Estás bien? - Me soltó y me analizó de arriba abajo.

- He estado mejor, pero no puedo quejarme. Por favor, sacadme de aquí para que me de una ducha y deje de tener este olor tan... tan... 

- ¿Asqueroso? - Thor me interrumpe y yo lo fulmino con la mirada. 

Christian y  Thor me guían por el bosque hasta llegar a una especie de campamento. Debe de haber una docena de tiendas desplegadas con hogueras. 

- ¿Pero cuánta gente hay aquí? - Pregunto totalmente descolocada. 

- Más de la que imaginas. - Responde brevemente Thor.

- Aiden movilizó a todos los guerreros de la manada así como a los rastreadores para encontrarte. - Concreta Chris. - Estaba desesperado. 

- ¡YANIRA! - Oigo la voz de Aiden a lo lejos.

El tiempo que uso en girarme es el mismo que tarda Aiden en alcanzarme y estrecharme entre sus brazos hasta que punto de cortarme la respiración.

- Ai...Aiden... No pue... No puedo resp... respirar. - Le informo con la voz ronca y entrecortada. 

- ¡Ay! Perdóname mi niña, no sabes lo preocupados que estábamos por ti. 

- Creo que exageraste un poco... No era necesario movilizar a casi toda la manada.. Es demasiado para mí.

- Yanira, sé que siempre te has sentido una extraña en Luna Blanca, pero eres como mi hija y si te perdiese... ¡No quiero ni imaginarlo! Sabes que si hace falta, movilizo a todas las manadas existentes por tenerte a salvo. 

- Nosotros también haríamos lo mismo por ella, Aiden. - Chris posa su mano en el hombro de Aiden y mi cara al instante se torna de un color rojizo. 

- Gracias, Aiden. - Lo abrazo con todo el amor y la gratitud que siento. 

- Ahora tengo cosas que hacer, mi niña, pero en cuanto informe a la manada de que ya podemos levantar el campamento y regresemos a casa... Tú y yo tendremos una larga charla. - Por la mirada que me da Aiden sé que no hay manera de escapar de esa charla. 

Aiden se retira y nos quedamos Chris y yo a solas... Un momento, ¿dónde está Thor? 

- Se fue mientras hablábamos con Aiden. - Me comunica Sia. 

- ¿Sabes por dónde? - Le pregunto .

- Izquierda. - Se limita a contestar.

- Chris, perdóname, pero vuelvo ahora. - Le beso la mejilla y ese acto que antes era insignificante, ahora me parece un acto íntimo y tierno. 

- Adiós preciosa. - Se despide Christian. 

Camino hacia la izquierda como Sia me dijo pero sólo veo personas de la manada que me paran y me preguntan como estoy y qué fue lo que ocurrió, pero tengo prisa y me limito a responder "es demasiado triste para querer recordarlo".  

Sigo caminando buscando su cabellera rubia entra la multitud pero no veo nada. Con cada paso que avanzo olfateo el aire para ver si puedo percibir su olor, pero nada, su olor está camuflado entre tanta gente. 

Cada vez me alejo más del núcleo de gente y me adentro más en la penumbra del bosque. Y es ahí cuando a lo lejos distingo un destello rubio seguido de ese olor tan.. tan Thor. 

- Thor. - Le llamo y se voltea - ¿Por qué estás aquí? 

- Demasiada gente para mi gusto. - Se limita a responder.

- Ahá... ¿Dónde está Tessa? 

- En casa. - ¿Y a este que le pasa ahora? 

- ¿Con Aza? ¿Están bien? ¡Las echo tanto de menos! - Le comento.

- Sí y sí. - Responde con voz rasposa, como si le costase hablar. 

- ¿Y tú? ¿Estás bien? - Mi pregunta hace que por fin me enfrente. 

- De puta madre. ¿Por qué? - Sus respuestas cada vez son más duras y cortantes. 

- Estás actuando como un gilipollas. 

- Y tú como una pesada. - Contraataca. 

Me quedo callada, no entiendo su actitud, pero no quiero irme. Me gusta su cercanía a pesar de que me trate como a una idiota. Tal vez esté preocupado por Tessa, está lejos de ella y tal vez no lo lleve bien. 

- Adiós Yanira. - Thor rompe el silencio incómodo en el que nos habíamos instalado. 

- Espérame, voy contigo. 

- No. No voy a ir con esa manada de chuchos andantes. Me voy a casa. A casa. - Pone demasiada énfasis en mí y me preguntó que quiso decir con eso.

Será capullo, que yo también soy uno de esos "chuchos andantes". Pero prefiero morderme la lengua antes que empezar la tercera guerra mundial 

- ¿Te vas? Chris y yo también vamos a volver, ¿por qué no esperas para ir todos juntos? 

- Porque no me da la gana. No soy vuestro perro para que os tenga que esperar. - Me responde.

Joder con el Dios Griego, vaya humitos... Me está buscando con sus respuestas de mierda y quien me busca... Me encuentra. Pero algo dentro de mi me pide, más bien me suplica que no discuta con él. Pero no sé cuento más podré aguantar pues siento como la energía está recorriendo todo mi cuerpo dando sacudidas para hacerse notar. 

- Contrólate. - La voz de Sia me hace volver al presente.

- No, desde luego no eres un perro. Los perros son más inteligentes que tú, guaperas. - Le lanzo un beso y me voy. 

Sé que Sia me dijo que me controlase pero... No podía dejarle tener la última palabra, es algo superior a mis fuerzas. Pero mientras me regodeo de mi victoria, siento una mano que me coge del brazo, ni tan fuerte que llegue a doler ni tan flojo que pueda escapar. 

- A ver cuanto aguantas sin este guaperas poco inteligente. - Y cuando iba a responder, Thor ya había desaparecido. 

Su última frase me hizo sentir un escalofrío que no me gustó nada. Pero sobre todo, lo que menos me gustó fue la sensación de abandono que se instaló en lo más profundo de mi ser. 


El dolor de un rechazoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora