Capítulo 30: "YANIRA TAMBIÉN TE EXTRAÑA, ¿SABES?"

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Continué con mi búsqueda por el resto de la casa, pero no hallé a Aiden, por lo que probé en comunicarme con Sia para ver si ella hallaba al lobo de mi desaparecido.

- Perra mala, ¿sabes dónde está Aiden?

- Hola Yani, yo también te eché de menos – Me contestó con voz irónica. – Estúpida- Siseó.

- No seas drama queen, porfi, sabes que te adorooooooo... Pero ¿lo sabes o no?

- Percibo un rastro débil, pero es fuera de la casa.

- Gracias nena. – Y corté la conexión sin esperar respuesta.

Salí de la casa... Bueno, quien dice casa dice mansión porque maaaaaaaaaaaaaaaadre mía. Una vez en la calle le pregunté a gente de la manada, que cómo no me miraban f-a-t-a-l, y me dijeron que lo vieron ir hacia el cementerio. Corrí hasta allí porque bien sabía que iba a visitar a Ana y lo que menos deseo en el mundo es verlo sufrir, encima solo.

Al cabo de unos minutos llegué, y me encontré a Aiden hablarle a Ana. Sé que está mal escuchar, pero soy una maldita cotilla y la curiosidad de ver qué le contaba era mayor que cualquier otra cosa.

- Cariño, no sabes cuánto te echo en falta. Sin ti mis días son grises, no veo la luz al final del camino... Por favor, guíame.

Estuvo en silencio por varios minutos, supongo que esperando la señal que tanto ansiaba... Pero que tristemente no podía llegar.

- Yanira también te extraña, ¿sabes? – Dijo con la voz rota. – Quiere venganza Ana, y Dios sabe que yo también la quiero... ¿Pero y si la pierdo a ella también? – Su pesar hacia mella en mi corazón, así que decidí acercarme.

- Hola mi loquito.

Aiden se sobresaltó, estaba tan sumido en su pena... Que ni siquiera su parte lobuna consiguió percibirme, supongo que su lobo está sufriendo igual que él mismo, no me extraña que haya desaparecido por un buen tiempo.

- Hey mi niña preciosa. ¿Qué pasó?

- Te estuve buscando por la casa. – Me senté a su lado y dejé que me abrazará mientras me acariciaba el pelo. – Encontré algo en los libros que estuve revisando. – Su mirada se fijo en la mía, haciéndome saber que tenía toda su atención.

- ¿Qué averiguaste?

- Esa panda de hijos de puta no surgieron para exterminarnos. – Le informé.

- ¿Cómo qué no? – Me preguntó con el ceño ligeramente fruncido por el desconcierto.

- No, sólo querían experimentar con nosotros para saber porque tenemos nuestros dones y ellos no. No son más que unos envidiosos, egoístas y gilipollas. En cuanto lo leí, la rabia me salía por las orejas.

- Y si sólo quieren para investigar, ¿por qué os persiguen para mataros ahora?

- Porque no obtuvieron respuestas tras años de investigación y ahora... Sólo nos aniquilan. – Le informé. – ¿Te puedes creer que su lema es "O todos o ninguno"?

- Enana, sé que está mal dicho, pero... "que hijos de puta".

- Ese es mi abuelete... Así me gusta que tú también tengas una boca sucia. – Bromeé para intentar amenizar la tristeza que lo embargaba.

- Ni lo sueñes, soy un hombre respetado y venerado, no puedo tener ese lenguaje que tú llamas "coloquial", es de vulgares.

- Aiiiiiiiiiii por favor, ¿en qué año crees que vivimos?

Le agarré de la mano y tiré de él para que se levantara y fuera conmigo a la casa para hablar en privado, pues no quiero que ningún fisgón o enteradillo se entere de mi plan, pues pienso guardarlo bajo llave hasta que sea el momento de ejecutarlo. Pues todos sabemos que "si quieres que algo salga bien, no se lo digas a nadie".

Llegamos a casa y fuimos a mi cuarto, donde le puse al tanto de mi plan mientras hacíamos videollamada con Thor, Aza y Chris. Pero lo que ellos no sabían es que no les había informado de todo, todo, todo... Porque si no estoy segura de que no lo aceptarían y sin ellos, no podría salir bien.

Tras estar cuatro horas hablando, ultimando detalles y demás, Aiden se retiró porque estaba muy cansado. Le siguieron Aza y Thor, quienes se excusaron con que la peque de la casa tenía que cenar y bien sabíamos que sin un mayor y con hambre, Tessa iba a comer todo el chocolate que se encontrará.

- Hola lobita. – Dijo Chris mimoso.

- Hola chupa-chups. – Respondí en el mismo tono.

- ¿Cómo estás? ¿Me echas de menos?

- Bueno, estoy, aún es demasiado reciente lo de Ana. – Le confesé. – Sí, un poquito sí.

Christian me miró con tristeza en los ojos, confirmándome que odia esta situación en la que yo le necesito y él está tan lejos. Pero intentó cambiar el parecer para intentar animarme... Si es que mi vampirito se tiene el cielo ganao'.

- ¿Cómo que un poquito? ¡A caso no ves este cuerpo de atleta que muchos de los chuchos que tienes por ahí, desean tener! – Cambió de tema para ayudarme a despejarme.

- Relaja la raja mi armaaaaaaaaaaaaaaa'.

- ¿Qué tal con el chucho rabioso? – Preguntó intentando ocultar la rabia en su voz, pero sus ojos lo reflejaban.

- Bueno, al parecer hoy le picaron las pulgas, pero ya le ayudé yo a quitárselas. – Respondí restándole importancia.

- ¿Qué te hizo? – Cuestionó con los ojos muy abiertos.

- Nada, sólo quiso herirme con sus palabras, pero sólo hiere quien puede, no quien quiere. Y con mi muy destacada educación decidí cerrarle la boca de un derechazo.

Hablé con Chris por un largo rato, hasta que decidimos despedirnos para poder reponer la energía que ambos sabíamos que necesitábamos para lo que se avecinaba.

Me acosté en mi cama,mirando al techo, no podía apartar una cara que realmente me estaba quitando elsueño. Esa cara tan cuadrada y masculina, con el ceño ligeramente fruncido quele daba una imagen de chico misterioso y enfadado con el mundo. Y con eseúltimo pensamiento me dejé abrazar por Morfeo.    

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Mis corazones,

Y aquí tenéis más... ¿Os está gustando por ahora? ¡Espero que sí! Repito lo de antes... Comentad libremente y si os ha gustado... ¡votad!

Este capítulo fue cortito, pero ahora viene lo mejor... ¿Estáis preparados? ¡Pues seguid leyendo!


El dolor de un rechazoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora