Mi cabeza duele. Mi cuerpo quema. Mi garganta está seca. Mis ojos están cerrados. Mi corazón está roto. Mi cuerpo es mi cárcel.
No sé que hora es, no sé en que día vivo, sólo soy consciente de que mi cuerpo recuperó algo de energía. Vuelvo a ser dueña de mis pensamientos, pero no de mi cuerpo. Me siento agotada, me duele todo, incluso partes de mi organismo que desconocía.
Estoy cansada de no poder moverme, de sentirme una inútil estatua. De estar postrada en una cama. Me agobia, me angustia, pero sobre todo me enfurece. Mis pensamientos se ven interrumpidos por una voz que reconocería en cualquier parte.
- Hola rubita. - Esa voz tan ... suya. - ¿Cómo estás? - Oigo una risa ahogada. - Al final tendrás razón, soy un idiota al pensar que me responderás.
El silencio vuelve a inundar la habitación y tengo miedo de que se haya ido, aunque no oí el sonido de la puerta ni pasos alejarse.
- Hace una semana y media que estás aquí; tirada en la cama y sin mover ni un sólo músculo. Tessa no para de preguntar por ti, quiere venir a ver como esta su amiguita como ella dice. ¿Sabes que te echa de menos? Eres una vaga, cualquier excusa es buena para dormir por días, eh. - Me río por su ocurrencia, sólo él podría darle sentido del humor a una situación así.
- No sólo ella te echa de menos. Aza está insoportable, se pasa el día pensando el modo de hacerte despertar. ¿Puedes creer que hasta creyó que cocinando espaguetis carbonara, crepes con chocolate, palomitas con nutela y una tarta de tres chocolates creyó que despertarías... - Oigo su melodiosa risa - Oh, nena, no sabes como se enfadó Chris al ver como dejó la cocina... Y sobre todo al ver que casi incendia la casa por no saber usar los fogones. - Ahora oigo una carcajada. - Te echamos de menos. Sí, dije TE ECHAMOS, porque me incluyo.
No se porqué pero oirle decir que me extraña despierta un cosquilleo en el fondo de mi estómago, pero descarto la idea de las mariposas y me digo a mí misma que sólo es hambre de haberle escuchado hablar de taaaaaaaaaal deliciosos manjares.
- La tarde que salvaste a Tessa... Quería decirte tantas cosas, pero sobretodo agradecerte salvar a la mujer que está a mi lado y que sé que no se irá. De verdad Yanira, gracias. No sólo la salvaste a ella, también me salvaste a mí. Pero.. Pero cuando te desplomaste, sentí miedo, no sé porque y tal vez suene estúpido, pero la sola idea de verte morir ante mis ojos sin poder remediarlo me estaba torturando. Rápidamente corrí hacia ti, pero... - Se hace el silencio de nuevo, siento angustia en su voz y ya no la oigo con tanta claridad.
Por favor, oscuridad, ahora no. Sólo unos minutos más. Oigo un carraspeo.
- Pero tocarte me quemaba, me debilitaba. Aún así te cargué y te traje hasta aquí con la mayor rapidez que pude.
Dos simples frases hacen que mi corazón bombee con fuerza. Me recuerda lo que soy capaz de hacer, me recuerda el terror que debo sentir por mí misma, pero sobretodo que a él no le importo. Él no quería perderme, y desconozco la razón pero sólo pensar que él podría resultar dañado, me rompe mi ya destrozado corazón.
- Son nuestra nueva familia Yanira, creo que quedó demostrado. - De repente oigo a Sia en mi cabeza.
- Sí, demostrado y reafirmado - Le respondo de vuelta.
- Por favor Yanira, busca las energía. Despeja tu mente del dolor que te atormenta, de los demonios que te persiguen. Sé lo que sufres, yo también tengo mis demonios pero no les dejes ganarte.
Que nombre mis demonios me asusta. ¿Tanto se nota? Pero lo que me sorprende es que él también los tiene y, por lo que pienso, no se lo dice a nadie. Como yo tampoco lo hago, y... Y sé que el que calla es el que más sufre.
- Imagina la energía a tu alrededor. La energía del Sol, la energía que lleva el viento que entra por tu ventana... Hay energía por todas partes, sólo visualízala y tómala. No te reprimas, todos lo hacemos, no es nada malo. Sólo hazlo y vuelve. Tómala. - Su voz suena con tono de súplica, más que de consejo.
Siento la cama hundirse cerca de mí. Una mano callosa pero suave acariciarme. Mi piel se eriza y ahí, donde siento su tacto noto como mi cuerpo se enciende, siento la energía penetrar en mi sistema, siento como se expande. Me da euforia, me da vida. Me siento bien.
- Mierda, mierda, mierda, joder, Yanira, ¡TÓMALA Y DESPIERTA! - Su voz está dolida. Mi cuerpo me pide más pero mi cabeza me dice que no la quiero, le estoy haciendo daño, intento removerme pero mi cuerpo sigue sin responder. ¡JODER, DEJA DE SER UNA MALDITA INÚTIL YANIRA! ¡REACCIONA, LE ESTÁS HACIENDO DAÑO!
Como por arte de magia mi cuerpo convulsiona. La energía está por todas las partes de mi sistema. Me siento mejor, me siento poderosa, pero sigue sin ser suficiente. Necesito más, mucha más, pero no quiero dañarlo. Su mano se alejo de la piel desnuda de mi brazo y por el olor que llega a mi olfato, le quemé la mano. ¡HUELE A POLLO, JODEEEEER! ¡HICE DIOS GRIEGO A LA BARBACOA!
- Eso es nena, sigue así, busca más energía cerca de ti. ¡Búscala! - Le hago caso, intento visualizarla y tomarla pero nada me llega, nada me llena el sistema como esa caricia.
Me niego a dejarme tocar, si es necesario usaré la energía que recuperé para alejarme de su tacto. De ningún modo dañaría a los que son mi familia.
- Sé que es difícil, a mí también me costó cogerla de la naturaleza. Pero tranquila, esto es un avance. Te moviste, porque me niego a creer que fue un espasmo. ¡Ni de coña! ¡Te moviste! ¡Lo sentí, joder, lo sentí! - Su voz es lastimosa como si no creyera ni sus propias palabras.
- Me tengo que ir. Son las cuatro de la mañana y todos están durmiendo. No quiero que mi máscara de "tipo duro" caiga por venir a verte de noche. Y como tu queridísimo Christian Grey diría "nos vemos, nena" - Y siento un ligero pero intenso tacto en la comisura de mis labios.
Oigo pasos alejarse y algo en mi pecho se comprime. La puerta siento abierta y cerrada, no hacen más que aumentar ese nudo en mi garganta. ¿Por qué no puedo moverme? Sólo abrir un ojo... Por favor, esta cárcel me está matando.
No sé cuanto tiempo pasó, sólo sé que mis pensamientos quieren torturarme más de lo que mi cuerpo ya lo hace. Mi cabeza voló a Ian. Y llego una y otra vez a la misma conclusión : antes de confiar, antes de juzgar, incluso antes de querer necesitamos conocer. Pero no sólo hay que conocer sino que hacerse conocer. Hay que mostrar nuestros defectos más que nuestras virtudes, hay que gustar por lo que se es y no por lo que se aparenta, y sobre todo, hay que esforzarse porque ni todo está perdido ni todo está ganado y el tiempo pasa, el tiempo no te espera.
Yo creía conocerle, y yo no le dejé conocerme. La niña que él creía que era, ya no está, por ningún recoveco de mi cuerpo. Ella se fue, tuvo que crecer.
Él me rechazo, él me hizo daño, él me destroza cada día más. No me dio ni se dio la posibilidad de conocernos, de darnos el tiempo que tal vez necesitábamos. Simplemente me dejó marchar. Pero en parte lo entiendo, solemos tomar decisiones en nuestra vida que tienen consecuencias. Él decidió amar a quien el destino no eligió para él y, como todos, tenemos que ser consecuentes con nuestras decisiones, él fue valiente y apostó por su pasada elección. Dentro de todo el dolor que su elección me acarre, que me destroce mi maltrecho corazón, me alegro de que luche por llegar hasta el fin con su decisión. Y eso no quita que siempre tengamos la pregunta de "¿y si hubiera elegido esta otra opción habría sido mejor?". Y tal vez ese es nuestro problema, la dichosa manía de arrepentirnos sin ni siquiera haber tomado la decisión.
Un corazón roto tiene derecho a curarse, tiene derecho a recomponerse, tiene derecho a sentir y a padecer, tiene derecho a tardar su tiempo en sanar, pero ante todo, un corazón roto tiene derecho a querer pues, en mi opinión, querer sin ser correspondido, no es querer.
***
Buenas tardes corazones,
Siento si tardo más de una semana en actualizar; la inspiración y un corazón adolorido no son una buena combinación... Espero que os este gustando el libro. Si algo queréis aportar, estoy abierta a nuevas ideas y consejos.
Gracias por vuestros votos.
Un besiño, que tengáis una buen día.
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El dolor de un rechazo
LobisomemMi nombre es Yanira. Tengo 18 años recién cumplidos y estoy a punto de vivir mi primera transformación. Estoy al corriente de qué es una manada, quién es un Alfa y quién es la Luna. Pero, sobre todo y lo que espero con más ganas es conocer a mi mate...