Sigue soñando. ➡ -dazzl.

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Pareja: ChenMin

Género: Fantasía.

Número de palabras: 1938

Advertencias: Esta bien raro, tal vez ni coherencia tenga y alguien se muere e.e.


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Estar encerrado en torres altas, contratar a un dragón como vigilancia y esperar al príncipe azul, estaba de moda. MinSeok no entendía qué hacía ahí si no era una princesa, era un príncipe, ¡carajo!, príncipe. Pero su madre no pensaba igual pues después de la muerte de su padre, había decidido encerrarlo ahí bajo el cuidado de ese estúpido dragón que se la pasaba lanzando fuego por todos lados, quemando su ropa o sus sillones.

A su madre le faltaba un tornillo, estaba claro pues le seguía llamando "MinHa" en vez de "MinSeok" y tal vez, sólo tal vez, la que debería estar encerrada ahí era ella.


Su madre de seguro se gastaría todo el dinero del reino en sus operaciones y ropa costosa, ojalá se operara el cerebro, bufó.


Odiaba estar encerrado, era horrible, no podía ir a ningún baile, no comía decentemente y ni si quiera había tenido una ducha de verdad, ya sin contar lo pálido que cada vez se veía más.


No estaba condenado a algún hechizo, no tenía el cabello largo como Rapunzel para poder escapar y mucho menos tenía superpoderes, sólo esperaba que un alma bondadosa se apiadara de él y lo rescatara. Un príncipe, de preferencia, porque no esperaba que una princesa lo rescatara, sería el colmo.


Un príncipe, alto, bronceado y guapo, algo así como el príncipe MinHo, de sólo pensar en él por automático mordía su labio y sentía como se mojaba tantito. Ese hombre era todo un sueño y fantasía sexual de cualquiera que tuviera dos ojos.


Soltó un suspiro, porque obviamente el príncipe MinHo jamás andaría de torre en torre buscándolo, bueno, a él le llovían princesas y príncipes de a montones, y con ese suspiro se fueron sus esperanzas de ser rescatado.


Al siguiente día escuchó ruidos a fuera de la torre, se asomó y pudo mirar a un príncipe con la armadura plateada tratando de pelear con el dragón y digo tratando porque el dragón ni siquiera le daba bola.


La verdad es que el dragón también quería ser libre, volar lejos y formar una bella familia, así que aquel príncipe le caía como anillo al dedo. Se quedó acostado mirando como aquel caballero de armadura temblaba y ponía su espada por delante, el dragón bostezó y se durmió.


El príncipe, algo extrañado, no bajó la guardia y por una orillita, rodeó al dragón y corrió despavorido. Cuando llegó a la entrada de la torre, se dio cuenta que no había manera de entrar, más que escalando.


Alzó su careta, tiró su espada y comenzó a trepar por la pared de ladrillos. MinSeok desde la ventana veía como el príncipe casi llegaba hacia él para poderlo liberar. La torre no medía cualquier cosa, tenía una altura de 5 metros, pero el príncipe muy decidido no se detenía de su labor.


Para cuando se encontraba a un metro de llegar a la ventana de MinSeok, el príncipe, de la nada se soltó de los ladrillos y cayó estrepitosamente al suelo. El sonido de los huesos rompiéndose se apodero del sonido del silencio que reinaba en el bosque.

Proyecto Kizuna 絆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora