Proyecto Kizuna 絆

Entre Petalos y Recuerdos. ↔ KookieBoy

Música: Evanescence - Imaginary.

Pareja: BaekSoo.

Genero: Fantasía.

Palabras: 3,2k.

Advertencias: Menciones de tijeretazos y muerte de personajes.

★

El panorama a su alrededor no pintaba nada bien. Las remotas voces, que amenazaban con alcanzar sus tímpanos, parecían ser un estimulante para que sus extremidades aumentaran su velocidad. La noche se acercaba, y con ella sus peores fantasías comenzaban a cobrar vida.

El trecho, que lo separaba del umbral de la puerta de entrada a su vivienda, parecía muy extenso en aquel momento. Sus descalzos pies comenzaban a doler con cada paso, y a través de su aliento KyungSoo sentía como sus fuerzas menguaban. Todo se veía muy distante, a excepción de "ellos", quienes parecían acercarse con premura.

El viento le susurraba advertencias como si temiese a ser escuchado, alentándolo a continuar. Las hojas de los frondosos árboles habían parado de moverse, por miedo a ser vistas. Los rayos del sol dejaban de iluminar su camino conforme este último se ocultaba, y la noche se cernía, envolviéndolo todo en penumbras.

Kyungsoo se abría paso a través del bosque a una velocidad de vértigo, evadiendo las rocas y agradeciéndole a las ramas, que se cruzaban en su travesía, por apartarse de la ruta y dejarle el camino libre.

El pequeño elfo había cometido el grave error de distraerse con el travieso juego que las ninfas del lago realizaban cada tarde. Mientras observaba escondido detrás de un árbol como las criaturas, que habitaban cerca del lago, danzaban, cantaban y disfrutaban de la compañía de unos con otros, un alelado KyungSoo había perdido por completo la noción del tiempo.

Era la primera vez que el huraño elfo accedía a la petición de las flores, quienes le indicaron el camino a seguir, con la esperanza de que KyungSoo volviese a establecer algún contacto, por primera vez en mucho tiempo, con alguna otra criatura que no fuesen ellas, los arboles, o el viento, los cuales desempeñaban el papel como sus únicos amigos.

Y aunque fue un hermoso espectáculo el que presenció durante su clandestina aventura, KyungSoo estaba muy arrepentido de haber tomado tal riesgo.

Hacían meses desde que KyungSoo había abandonado todo para refugiarse en una solitaria vivienda construida por él mismo. Se instaló en la misma con la intención de que su mente pudiese olvidar ciertos sucesos que habían quedado grabados en su mente, y que insistentemente trataba de enterrar en lo profundo de ésta última.

Sin embargo, cada una de las memorias cubiertas de tierra eran evocadas, sin mucha dificultad, por aquellos que lo hostigaban con cada puesta de sol; cuando la Luna se lamentaba en silencio por hacerlo sufrir con su inevitable presencia, ya que al ella alzarse, las tinieblas también hacían acto de presencia.

Aun así la Luna, en un intento desesperado por redimirse con el raudo elfo, le brindaba su luz, siendo su hogar el único punto del bosque donde los destellos del imponente astro parecían concentrarse cada noche, sirviendo como una barrera de lustre plateado; y entre tanto sus cansadas piernas comenzaban a flaquear y sus puntiagudas orejas mantenían su guardia, los orbes de KyungSoo se topaban finalmente con su principal resguardo.