Magi - Mi Adorable Odalisca

۞ Capítulo 5. Ira

Antes de que Kougyoku pudiera responder, él la abrazó y la besó en la boca. El beso fue un choque para los sentidos de Kougyoku. Fue su primer beso, el que siempre había deseado desde que lo conoció... pero ya no más. La boca de Sinbad se apoyó suavemente en la de ella y se movió con delicadeza. Después, su lengua le separó los labios y exploró la boca con dulzura, provocando otra sacudida a los sentidos.

Kougyoku notó con asombro que esta tierna proximidad era inmensamente agradable. Su sangre pareció acelerarse en sus venas y subírsele como vino a la cabeza. También comprobó que deseaba estar aún más cerca de este hombre. Pero en ese momento cuando comenzaba a rodear su cuello con los brazos, sintió un balde de agua fría. Recordó todo lo que había vivido junto a este hombre, lo que él representaba para ella. El resentimiento y odio acumulado hacia él y hacia ella misma, su debilidad, y el verse manipulada por quien ella había entregado su amor y confianza. Recordó a sus hermanos y el estado de su país... No, ya no volvería a fallarles y tampoco se doblegaría a él nuevamente.

Cuando reunió la fuerza necesaria para apartar sus labios y ganar el tiempo que necesitaba para recobrar su voluntad, cosa que hizo rápidamente... Cuando vio que él no la soltaba e intentaba volver a tomarla, reunió toda su fuerza al pisar uno de sus pies. El alarido que soltó Sinbad le dio tiempo para poder propinarle un fuerte golpe en el rostro que le hizo girar la cara a un lado, entonces rápidamente tomó lo que pudo entre tantos planos que se le habían caído y salió corriendo entre tropezones hacia la puerta, cuando nota que Sinbad ya se había recuperado del asombro la empezó a seguir con un rostro frío de ira. Ganarle en este momento sería imposible, entonces solo quedaba correr, pero cuando estaba a punto de alcanzar la ventana que se encontraba al fondo del pasillo, fue alcanzada por unos fuertes brazos que la rodearon por la cintura y la tiran al suelo con una fuerza tan abrumadora que la deja sin aire por un momento quedando los papeles desparramados por todas partes. Sinbad sin perder tiempo le toma uno de los pies y la arrastra hacia atrás para que no quedara cerca de la ventana, pero Kougyoku al verse atrapada empieza a luchar entre patadas y golpes, Sinbad ya cansado de la salvaje mujer que había encontrado, la inmoviliza con el peso de su cuerpo. Ella se arqueo y sacudió para quitarse el gran peso de encima, le arañó la espalda y le tiró el pelo hacia atrás, toda su ser se estaba descargando en ese momento, se sentía fuera de sí como si la ira y resentimiento hubieran dominado todo su cuerpo, lo único que sabía es que tenía que alejarse de él y de este lugar. Hasta que él le sujetó ambas muñecas por sobre la cabeza de ella quedando completamente inmovilizada.

- ¡Basta mujer! ¡¿Qué es lo que te sucede?!- grita Sinbad exhausto ¿Qué diablos le pasaba a esta mujer? En un momento era tibia y suave como arcilla en sus manos y al otro una salvaje arpía que no paraba de retorcerse bajo él, por lo cual no lo dejaba calmarse, es más lo incitaba a seguir lo que había dejado en la biblioteca, pero primero tenía que saber quién era esta seductora beldad que lo miraba con tanto desprecio y veneno en los ojos.

- ¡Suéltame, asqueroso bastardo! No importa cuánto daño me hagas ahora, te lo devolveré el doble. - responde kougyoku con la voz colérica y agitada, se encontraba completamente atrapada, pero aún con energías para seguir peleando por lo que seguía retorciéndose, no se rendiría tan fácil, pero en vez de encontrar una mirada de enojo o ira por parte de sinbad, lo que encontró fue deseo. Este hombre aun en estas circunstancias la deseaba, su respiración estaba tan agitada como la de kougyoku y la luz de la luna marcaba los rasgos de su rostro e iluminaba su mirada ámbar. Kougyoku se vio atrapada en ellos por primera vez en mucho tiempo, jamás pensó que volvería a verse reflejada en ellos y menos de la manera que él lo hace ahora.

-No sé de dónde has sacado la idea de que podría hacerte algún daño, pero si me he equivocado contigo bastaba con solo decirlo. – responde calmadamente sinbad y kougyoku en respuesta dejó de resistirse. Sinbad aún estaba desconfiado por la actitud violenta de ella, pero verla bajo de él con la respiración agitada, moviendo el pecho de arriba abajo y con el corpiño apretándole el busto por cada vez que inhalaba lo estaba matando, no solo era increíblemente bella, si no que la ropa que traía era endemoniadamente seductora, su largo cabello rosa oscuro estaba esparcido por todas partes y el ejercicio por la pelea la había dejado el rostro sonrosado y su boca ligeramente abierta, lo estaba invitando a descubrirla. Si no la soltaba ahora, dudaba que pudiera cumplir lo que acababa de decirle. La chica aun lo miraba interrogante y a la defensiva, esperando que es lo que haría él a continuación. Pero a regañadientes y con una fuerza de voluntad increíble empezó a aflojar la presión de su mano alrededor de las muñecas y disminuir su peso sobre ella.