۞ Capítulo 10. Autocontrol

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A la mañana siguiente Kougyoku despertó con unos fuertes golpes en la puerta. La noche anterior había dormido muy poco intentando idear alguna forma de volver a ver a Sinbad y convencerlo de que le devolviera el pergamino o llanamente arrebatárselo. Era lo único que podía pensar, si no quería que su mente jugara con ella he imaginara todo tipo de desenlaces nefastos para sus nuevas amigas, o lo que podría llegar a pasar en el imperio. Y sí que solo le quedaba encontrar alguna solución por sí misma y volver lo antes posible.

Obligándose a ignorar tan deprimentes pensamientos, se levanta de mala gana y se dirige a la puerta. Que al abrirla la esperaba Pipirica que una miraba enfadada, hasta que repara en el semblante de Kougyoku.

-¡Por Dios! ¿Qué te ha pasado? Tienes un rostro horrible. Dijo sorprendida mientras Kougyoku la dejaba entrar a la habitación.

-Pues gracias. Dijo con una sonrisa desganada mientras se volvía a sentar a la orilla de la cama, entonces recordó que tenía que juntarse con Pipirica esa mañana. Y se puso de pie como si se hubiera sentado en sima de púas. - ¡Ho, Por Dios! Lo siento tanto, se me olvido completamente lo acordado para esta mañana. Dijo con la reverencia más estricta que pudo hacer. Estaba tan preocupada, y había dormido tan poco estos últimos días, que simplemente se le había olvidado su primer día de trabajo con Pipirica.

-Confío en que no se repetirá, pero más importante ¿Estas bien?... Sé que no te he preguntado mucho sobre ti, pero si sientes que quieres descargarte por algo, puedo escucharte, ¡ha! Pero no te estoy forzando, es solo que de alguna forma me preocupa. Las palabras de Pipirica eran conmovedoras, tanto que casi en un impulso, Kougyoku estuvo a cerca de contarle todo, le hubiese gustado poder confiar plenamente en ella, pero sabía que al hacer eso la volvería su enemiga. Por lo que decidió contarle parte de lo sucedido, así podría tranquilizarse un poco y de paso establecer mayor confianza con Pipirica.

Le conto todo cuanto pudo sin tanto detalle. Le hablo sobre su familia, que era hija ilegítima, sobre cuanto amaba a sus hermanos, sobre los amigos que hizo, y el conflicto que hubo después entre familias, la traición y manipulación de la persona que amó. Todo siempre relacionándolo con la tribu de los Ebará, y así no revelar más de lo necesario. Tal como había acordado con sus amigas en Kou. Finalmente, le conto la situación actual.

Al igual que antes se vio obligada a distorsionar la verdad. Conto que había llegado buscando cierta información sobre su familia y quien la tenía era la persona que la había traicionado. La cual se encontraba trabajando en la torre Csitephon, quien logró atraparla al robarle un pergamino. Por lo que Pipirica no pudo contener su enfado e incredulidad, al saber que había un ladrón en la compañía.

-¡¿Te robaron acá?!¿Quién? -Kougyoku al tratar de calmarla le toma una de sus manos.

-Pipirica, no puedo hablarte de él puesto que es la persona de la que me quiero vengar, esto debo solucionarlo yo, si te cuento quien es, temo que puedas molerlo a golpes, y de eso me tengo que encargar yo. Dijo con una sonrisa traviesa Kougyoku.

-Jajaja, pues eso es muy cierto, entonces ¿Qué aras?

-Tengo que conversar con él... -Se detuvo al recordar la oportunidad que tubo y había desperdiciado. -Antes se vio dispuesto a eso, pero yo... actué violentamente. Dijo con cierta vergüenza, por su falta de control. –Ahora no sé cómo acercarme él.

-Jajaja, ¿Violentamente? Imagino que le diste una buena paliza. -Dijo entre carcajadas Pipirica, contagiando también a Kougyoku, pero en cuanto se calmó, pensó detenidamente y miró a la joven.

-humm, ¿está dispuesto a hablar contigo? Según me contaste, él nunca tuvo un sentimiento romántico por ti y hasta lo más probablemente ni si quiera te considero como una amiga. Kougyoku asiente en respuesta. –Entonces, ¿Por qué intenta ayudarte?

Magi - Mi Adorable OdaliscaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora