Magi - Mi Adorable Odalisca

۞ Capítulo 11. Mentiras

Luego de la conversación que tuvo esa mañana. Kougyoku no paraba de darle vueltas al asunto, aunque gracias a la cantidad de trabajo que había, su mente ocupaba gran parte del tiempo concentrada en el orden o más bien desorden de documentos que tenía acumulado Pipirica en tan solo una mañana.

El poco trabajo que había realizado la noche anterior, parecía que no hubiera significado nada, en comparación a lo que le toco hacer durante el día. Se preguntaba ¿Cómo es posible que Pipirica nunca tuvo un ayudante antes? En poco tiempo había conocido a casi medio edificio, repartiendo documentos de un lado a otro, no había encontrado a nadie conocido, pero aun así se alegraba de que por la mañana se las hubiera arreglado para ponerse el velo desgarrado en el cabello y así taparse un poco el rostro. A pesar de las protestas de Pipirica. Pero no está de más ser precavida.

Sin embargo, a pesar de estar tan sumergida en su trabajo, era inevitable el dolor en el estómago cuando estaba tan presente en ella la situación de su país y cuanto esté la necesitaba de vuelta. Pero como dios la odia, la ansiedad no hizo más que aumentar cuando su tormento había decidido hacerle una descarada visita. En un principio pensó que había venido a molestarla, o a presumir que la tenía en su poder, por lo que la joven lo ignoro descaradamente, su orgullo no le permitía pedir favores a enemigos y no le daría el gusto en verla decaída o suplicante. Pero Sinbad paso un buen tiempo observándola, a pesar que se encontraba con conocidos u amigos, por lo que al final, inevitablemente se estaba poniendo nerviosa, a lo mejor quería que se acercara a hablar.

Entonces recordó como la había regaño Pipirica, pero no la podía culpar por actuar así, ¡el tipo era un jodido mal nacido! Entonces en un momento de la tarde, cuando su cuerpo le exigía un descanso, lo vio leyendo plácidamente, se preguntó si no estaría mal acercarse, quizás Pipirica tenía rezón, quizás su orgullo no resolvería nada, quizás esta era su oportunidad. Entonces fue cuando sinbad, como si hubiera percibido sus pensamientos, conecta con ella. kougyoku mantiene su mirada en él, será por el fulgor crepuscular, pero el ámbar se sus ojos eran impresionantes y solo ella se reflejaba en la mirada de él, solo ella. Fue entonces que Pipirica la había regañado, por andar distraída.

Y así nuevamente, Kougyoku había perdido su segunda oportunidad de recuperar su pergamino y en cambio había ganado un largo discurso sobre lo peligrosos que pueden ser los hombres por parte de Pipirica, sin contar las bochornosas bromas de ella sobre lo que paso en la tarde gracias a dicha visita.

-Pero es curioso. - Dice Pipirica mientras se disponía a comer un gajo de uva. Al cabo de terminar el trabajo, ambas habían ido al comedor, donde tenían dispuesta una gran mesa con diversos tipos de platos, frutas y vinos para todos los trabajadores de la compañía. Ambas se habían acomodado con su respectiva cena, en la terraza fuera del bullicio de los demás comensales.

- ¿Qué es curioso?

-Conozco a Sinbad hace mucho, te conté, pero es raro. Siempre que encuentra a una mujer que le llame la atención, no duda en coquetear con ella, aun si fuera en público. Pero en cambio contigo, se mantiene distante y te mira de lejos. Porque no se me pasó desapercibido como él te miraba mientras hacías lo posible por ignorarlo. Apunta Pipirica acusatoriamente con un trozo de pan a Kougyoku, con cierta diversión en el rostro.

-No sé que pueda significar eso. Responde la joven con incomodidad, era obvio que sinbad se mantuviera lejos de ella, y más en público, si cada vez que se acercó se le tiraba en sima con un par de dagas con destino a su yugular.

-¡HO! ¿Y si está verdaderamente interesado, es decir de manera romántica, te imaginas?

-Voy a quitarte el vino. -responde kougyoku mientras se acerca a la copa de vino de Pipirica, pero esta entre risas, se lo arrebata antes que la tomara.