۞ Capítulo 25. Fuga

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Ninguno de los dos se movió. Al cabo de un momento, ella empezó a temblar.

Su fortaleza la abandonó, cerró los ojos y se apoyó contra el pecho de él, a la esperanza de que ese momento no lo hubiera imaginado. El pánico y la necesidad de escapar se apoderaban de ella. Estaba perdida, sabía que ese había sido su destino desde el momento en que sus ojos se volvieron a encontrar en aquella vieja biblioteca. Se sujetó a sus hombros mientras él le acariciaba el cuello con los labios.

-amadme. -murmuro de nuevo mientras recorría su cintura y sus cadera lentamente.

Kougyoku sintió sus manos rodeándole el cuello. Le oyó decirle que eran como la seda. El broche de su cabello se soltó y cayó entre las almohadas. Pero no le importo porque el volvía a saborear sus labios y el pánico se desvanecía. De nuevo se quedó quieto, respirando su olor y sintiendo la fuerza de la magia que había entre ambos.

Pero Kougyoku cerró los ojos con fuerza y se concentró en la brisa gélida que ahora se apoderaba de ella y la forzaba a salir de la mágica bruma entre ellos.

-No estoy interesada en el amor -contestó ella, angustiada por sus palabras. -Lo único que quiero... -Hizo una pausa al sentir que un dolor repentino, acompañado de una frialdad insoportable, le atravesaba el pecho. Lo miró a los ojos y lo intentó de nuevo-. Sólo quiero...

En ese momento, noto que Sinbad volvía a abría su boca. Reaccionando por instinto. Kougyoku se lanzó a los brazos de Sinbad para taparle la boca con la palma de la mano, justo en el momento que se disponía a responderle, pero sabía que, si lo dejaba hablar, nuevamente caería en la caricia de su voz y la dulzura de sus palabras.

Ya no podía seguir con estos maravillosos sueños que le regalaba él todas las noches. Pensó que podía continuar viviendo estos momentos como los últimos de su vida, ¿Pero a quien engañaba? Ya era tarde, no solo había fracasado su intento de recuperar los djinns, sino también había fracasado en su intento de proteger su corazón. Estaba completa y estúpidamente enamorada de este hombre. Y lo amaba con todas su falencias. ¿Cuán tonta podía ser? La realidad la empezó a sofocar, ya no había vuelta atrás, separarse de él sería un tormento, había saboreado sus besos y había conocido la tibieza de su piel. Tenía que acabar con esto ahora que aún conservaba algo de sentido común. Kougyoku respiro hondo y lo intento nuevamente. Alzo la vista, pero entonces pudo distinguir la diabólica sonrisa que acababa de iluminar los ojos de Sinbad.

Los ojos de ambos estaban separados por escasos centímetros y podía sentir el aliento de Sinbad sobre el borde de su mano. Se dio cuenta de que el hombre había tensado la mandíbula. ¿Había confundido sus intenciones?, entonces vio que ese brillo malicioso de sus ojos había desaparecido para dar paso a una mirada que era, de lejos, mucho más alarmante, una que conocía a la perfección.

Su corazón comenzó a latir con tanta fuerza que resultaba doloroso y, paralizada, observó con los ojos abiertos de par en par cómo el hombre alzaba su mano libre muy despacio. Ella aún le tapaba la boca con los dedos, no podía dejarlo hablar, pero Sinbad empezó a separarlos con delicadeza, uno por uno y comenzando por el meñique, mientras su aliento le acariciaba el borde de la mano con bocanadas cada vez más rápidas. Kougyoku sacudió la cabeza en una tensa negativa y se alejó, al tiempo que él le rodeaba la cintura con un brazo. Estaba atrapada por completo..., incapaz de impedir que Sinbad hiciese con ella lo que se le antojara.

En cuanto apartó el último dedo de sus labios, Sinbad la obligó a bajar la mano y la sostuvo por la nuca. Ella se aferró a las mangas de la chaqueta y arqueó el cuerpo hacia atrás, pero no sirvió de nada puesto que él aumentó la presión de la mano que tenía sobre su nuca. No le estaba haciendo daño y, sin embargo, había conseguido que le resultara imposible moverse. Conforme la boca de Sinbad descendía sobre la suya, Kougyoku jadeó sin emitir sonido alguno, separó los labios y su mente se quedó en blanco.

Magi - Mi Adorable OdaliscaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora