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Uno de los finos rayos de sol que entraban por los agujeros de la persiana, me daba directo en la cara, impidiéndome seguir durmiendo. Las nueve menos cuarto.

Estaba sola en el cuarto, debí quedarme dormida. Aunque cualquiera aguanta despierta durante más horas, después de pasar por todo lo que yo pasé el día anterior. 
Recuerdo a Chris riendo e inmediatamente pienso que va a ser un buen día, si él está a mi lado, será un buen día seguro. Sentí como me sonrojaba al darme cuenta de lo que estaba pensando. Me tapé la cara con las manos y me reí. Él había sido la única razón por la que reí después de todo aquello, al fin y al cabo me hacía sentir que no estaba todo tan mal.

Volví a hacer recuento de cosas que habían pasado hasta el momento hasta que alguien me interrumpió. Roschel abría la puerta con la mano izquierda, mientras que en la derecha sujetaba un paquete de pastas. Para que iba a mentir, me moría del hambre... Además la anciana conocía muy bien mis gustos y me trajo galletas de hojaldre... Ella si que sabía como disculparse.

-Oye, Roschel... Siento mu...

-Deja eso estar, Mine. Estás pasando por una situación más que difícil... ¿Qué te voy a decir que no sepas? Tan solo anímate, es todo lo que quiero. -me interrumpió.

Me tendió la bandeja y seguidamente sacó un paquete de pañuelos del bolso, con los que podría limpiarme al terminar de desayunar. Pregunté por mi hermano y justo cuando iba a decirme donde estaba, entró por la puerta disparado.


-¡Qué miedo! ¡Qué miedo! ¡Qué MIEDOOOOOO! - gritaba a medida que se adentraba en la habitación.

-¡Tranquilo, enano! No hay nada que temer, ¿recuerdas? ¿De dónde vienes?

-Ah, si... Es verdad, olvidé lo del miedo... Del baño, pero me da muchísimo pánico ir... Quiero decir, ¡me daba! Antes, ahora ya no. ¿Cómo estás, Mine? -me miró el pie herido y me lo tocó.

-¡ERIK! -puse una mueca de dolor. 

No sé por que razón me dolía más que el día anterior. Quizá la cicatrización tenía algo que ver... Fuera lo que fuera, le iba a preguntar a Chris cuando pasara de nuevo por aquí. Erik se echó las manos a la boca y abrió mucho los ojos, seguidamente me pidió disculpas. Yo reí para que no se sintiera mal.

-¿Cómo habéis pasado la noche? -pregunté.

-Bien, a pesar de que soñé eso tan extraño... -miró a mi hermano- después hablamos sobre eso, tranquilamente.

-De acuerdo, sin problemas. -respondí paciente. 

Junto con mi hermano, empecé a comer aquellas deliciosas galletas al mismo tiempo que mi barriga hacía mucho ruido, por el hambre. Pregunté si había noticias sobre la desaparición de mis padres, pero nada. 
La lentitud de los policías de mi pueblo estaba empezando a desesperarme y a cabrearme. ¿Cómo podía ser que de un cuartel entero, no supiera nadie nada? Mucho no debían estar esforzándose. 

En un abrir y cerrar de ojos, habíamos terminado con toda la bandeja de galletas. Al darme cuenta, miré a Roschel, que se reía de nosotros y de nuestra glotonería. 

-A vosotros no hay quien os quite el hambre, ¿verdad? -reímos todos juntos. 

Todo parecía ir demasiado bien... No sería la primera vez des del inicio de todo aquello, que tras un buen momento de calma, pasaba algo horrible.Se me hizo un nudo en la garganta. Si al menos pudiera predecir esos 'sucesos'...


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¡Muy buenas a todxs! Siento muchísimo este parón tan largo que he hecho, estar sin escribir no me ha ido nada bien, pues me ha costado mucho volver a ponerme a ello... Para que nos vamos a engañar, escribir es como cualquier otra cosa, se necesita ritmo y constancia. 
No voy a prometer escribir cada día ni nada de eso, pero si prometo intentar hacerlo mucho más a menudo y capítulos más largos. Este tan breve lo utilizaré para poner a la gente en aviso: ¡VUELVO!
¡Espero que tengáis ganas de leerme otra vez!

¡Un abrazo muy fuerte a todxs!

Att: Rady

SucesosWhere stories live. Discover now