28

73 4 3
                                    

Roschel se quedó pálida y de repente se dejó caer sobre el sillón, tirando mis muletas al suelo.
Chris rápidamente se acercó a ella y le puso la mano en la cabeza, comprobando si tenía fiebre.
Estaba helada.

-Sí, es mi abuela... ¿Qué pasa?

-Chris, yo conocía a tu abuela. Es más... Tu abuela era una gran amiga mía. 

-¿Cómo?

Me quedé en shock. Quizá era en relación a esta mujer todo aquello que Roschel no quiso contarme días antes. 

Roschel tartamudeaba, como si quisiera empezar a contarnos algo pero no tenía fuerzas. Tratamos de calmarla, pero nada servía. De repente se desmayó. 

-¡Roschel! ¡Roschel, despierta! Maldita sea... ¡UN MÉDICO, POR FAVOR! -cojeé hasta la puerta en busca de un médico que pudiera atendernos. 

En cuestión de segundos ya había un enfermero junto con una médica, que atendieron a la anciana en lo que nosotros esperábamos fuera del cuarto que le asignaron. Aquel hospital ya tenía un cuarto para cada uno de nosotros tres, parecía un motel para mi familia. Bueno, no para todos... Mis padres seguían desaparecidos. Los minutos, las horas y los días pasaban rápido y se acercaba el momento en el que darían el caso por perdido y lo cerrarían, dando a mis padres por fallecidos. Eso no podía ocurrir. Si eso pasaba entonces sí sería el fin para Erik y para mí. Debíamos resistirnos a cualquier tentación de abandonar nuestra lucha, en todo aquello que nos estaba ocurriendo, tirar la toalla no era una opción. Tampoco lo era huir.
Aquel pueblo era nuestro hogar, allí nos criaron los padres que íbamos a recuperar, nada podía hacernos dejar de luchar. 

-Podéis pasar -dijo una voz femenina pero muy seca. Era la doctora que atendió a la anciana. 

Estaba conectada a un respiradero y no parecía consciente del todo, reaccionaba como si estuviera sedada, pero no la pusieron bajo anestesia en ningún momento. 

-¿Estáis todos bien? -dijo forzosamente y notándose agotada. 

-Sí, estamos aquí Chris y yo. Erik ha tenido que quedarse en el cuarto, no le han dejado moverse. Normal... 

-¿Le habéis dejado solo? ¡¿OTRA VEZ?! -gritó levantando medio cuerpo dejándose caer al finalizar la pregunta. -Id a verle, ¡estúpidos! Nadie puede estar solo ya, es demasiado peligroso... Maldición... Esto ha ido demasiado lejos... 

Antes de que pudiera darme cuenta, Chris salió corriendo en dirección el cuarto de mi hermano menor. 

-Roschel, ¡dime de una puta vez qué cojones está pasando! Hasta ahora sentía que tenía las cosas un poco bajo control, pero después de esto ya no entiendo nada. Mis padres siguen desaparecidos, mi hermano ha tenido un accidente del que ha sobrevivido de milagro y tú ahora también estás débil... ¿Y no quieres contarme qué es lo que sabes? ¿Por qué? ¿No quieres ayudarme? 

-¿Crees que resulta fácil para mí? Pasé los peores días de mi vida junto a una de las personas que más quise en el mundo, tardé más de 20 años en superar que aquella cosa la mató y cuando crees estar recuperada de todo aquello, que vuelva a hacerte daño. No entiendes nada, Mine... Pero no es tu culpa. No sabes nada de esto. ¡No sabes nada de nada! 

Empezó a dolerme muy fuerte la cabeza y mis mejillas se encendieron. Las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos, cayendo por mis mejillas y mojando mis labios. No dije nada. Permanecí unos instantes mirándola fijamente y salí corriendo de la habitación. Al salir me choqué con Chris que entraba con mi hermano en una silla de ruedas. 
Dejó a Erik en el cuarto y salió corriendo detrás de mí. No esperó ni a que llegara fuera, me agarró del brazo, tiró hacia él y me abrazó.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Sep 09, 2016 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

SucesosWhere stories live. Discover now