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Aún no me sentía preparada para contarle a Chris todo lo que estaba pasando. Si que es cierto que en tan poco tiempo habíamos establecido una fuerte conexión, pero aún así no me sentía lista para contarle algo así... Aún podría pensar que no estaba cuerda. Cuando tuviera las cosas un poco más clara, un poco más controladas, por poco que fuera, entonces si le contaría absolutamente todo. Pero mientras tanto, sería un secreto que guardaría conmigo, mi hermano y Roschel.

-Chris, quiero contártelo, pero de momento no puedo... Por favor, solo necesito poder ayudarme a mí misma, de esa forma podré pedir la ayuda que finalmente necesito. Por favor, entiéndeme... -supliqué rendida.

-Está bien, pero se consciente que estoy empezando a pasarlo mal yo también. Sé que voy a sonar muy atrevido, pero por muy poco que haga que nos conocemos, estoy cada vez más a gusto contigo. Es decir, no me mal interpretes, ¿eh? Solo digo que te estoy cogiendo aprecio y quiero que estés bien, por encima de todo. –sus mejillas se enrojecieron.

-Entiendo, yo a ti también. Por eso mismo quiero poder solucionarlo todo... Quiero que puedas conocerme del todo y yo conocerte a ti, pero mi situación es muy complicada, Chris. Solo necesito tiempo, de verdad.

Sin decir nada, se acercó a mí, me cogió la cara y me besó la frente. Cuando se separó, nos quedamos mirando fijamente por unos segundos. Después todos sabemos lo que pasó, es evidente. De nuevo su busca se empeñaba en que no estuviéramos juntos.
Su cara cambió. Claramente no quería irse y dejarme sola, pero debía ir a atender a algún paciente que precisaba su ayuda. Además, si quería que las prácticas le sirvieran para algo, más le valía obedecer a ese maldito cacharro. Sonrió y se marchó, dejando la puerta abierta.

Pocos segundos más tarde, entró el doctor con mucha calma y con la carpeta en la mano. En ella ponía que iba a ser de mí y de mi pie, lo sabía muy bien. Cuando me ingresaron, me dijeron que iban a pasarme por quirófano la mañana siguiente de mi entrada, pues el cuchillo había roto algunos tendones y solo podía arreglarse mediante cirugía. Y allí seguía, esperando que alguien me dijera cuando sería finalmente la intervención. Además, durante ese corto periodo de tiempo, llevé unas vendas en las piernas para que no se me infectaran las quemaduras que me provocó el agua hirviendo. A partir de ese día ya podía aplicarme las cremas cicatrizantes.

-Mine, malas noticias. Esperamos un poco para ver si podías recuperarte sin necesidad de intervenir quirúrgicamente, pero tus paseos espontáneos por el hospital, ocasionándote esos desgarros en los tejidos tan continuos, nos obligan a pasarte por quirófano el día... -se paró para mirar la fecha y asegurarse de que la decía correctamente.- En 3 días, es decir, el 18 de octubre. ¿De acuerdo?

-¿Cómo el 18? ¿Sabe qué día es el 18? Es mi cumpleaños. Joder, maravilloso... -resoplé de una manera muy infantil.

-Lo siento Mine, es el único día que podemos. Antes no podemos y más tarde no debemos. Si esperamos más los tejidos empezarán a cicatrizar por su cuenta y de una manera incorrecta. ¿Sabes a qué podría llevarte eso? No podrías volver a caminar con normalidad debido al dolor que eso te supondría. Así que hazme caso y confía que todo irá bien. –intentó consolarme.

-Está bien, si igualmente solo quiero que esta pesadilla acabe.

-Entiendo... Me voy a seguir dando buenas noticias, Mine. Si necesitas cualquier cosa llama a las enfermeras de guardia y ellas me localizaran a mí o Chris. Descansa. –y se marchó él también.

De nuevo sola.

Me dejé caer sobre la cama y apoyé la cabeza en la almohada, cogí las sábanas y me tapé de nuevo hasta el pecho. Sentí como mis ojos se cerraban, pero sin tener sueño.

Por alguna razón, pensé en Jordan. Pobrecito, tan joven y habiendo pasado cosas como si tuviera decenas de años. Una madre fallecida, un padre casi desaparecido y una hermana con cáncer terminal. ¿Qué sería de él cuando ella muriera? Su padre seguro que seguiría trabajando a todas horas, al fin y al cabo esa es la mejor manera de aislarse de todos los problemas. Jordan creía que era por el dinero, pero algo me hacía pensar que más que económica, la razón era completamente emocional. Las horas que pasaba trabajando le obligaban a pensar solo en eso, en el trabajo, las faenas. Papeles por aquí, papeles por allí, firma aquí, ahora acá, del pueblo a la ciudad y de la ciudad al pueblo. ¿Dónde quedaban los momentos con sus hijos? Me preguntaba si ya era así desde antes o empezó cuando le diagnosticaron el cáncer a Loren. O quizá cuando falleció Florence, madre de Jordan y Loren. El mayor me comentó que su padre se llamaba Roger, Roger Patson.

Echaba de menos a los míos.

Dentro de mí había una lucha a muerte entre los sentimientos que me pedían estar sola y los demás que solo querían la compañía de las demás personas.

Entre una cosa y la otra, el mediodía llegó a los relojes y la hora de comer se evidenció en los sonidos de mi estómago. De nuevo volvía a morirme de hambre.
Cogí las muletas y quitándome la pereza y la negatividad de encima, bajé hasta la cafetería donde anteriormente había dejado a los hermanos Patson y a Erik. Poco a poco, escalón a escalón, conseguí llegar a mi destino.
Seguían allí sentados, en la misma mesa, en las mismas sillas y con los mismos platos delante, pero esta vez completamente vacíos.

-Veo que habéis vaciado bien esos platos. Habrá que llenarlos otra vez. ¿Sabéis que hora es? Me muero de hambre. –dije poniendo cara de pena. –Y no pienso comer lo que van a darme aquí. ¿Dónde está Roschel, Erik?

-Ha ido un momento a casa. A la nuestra, digo. Quería coger nuestras cosas para dejarlas en la suya. No sé por qué, pero es lo que me ha dicho.

Cuando acabó de hablar, metió su mano en el bolsillo y sacó 3 monedas de un euro.

-Toma, creo que puedes comprarte algo para aguantar hasta que venga Roschel. –dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

Reí y le dije que no hacía falta, de mientras despeinaba su cabeza.

De nuevo, subí al cuarto y me senté esperando que una intervención divina, cósmica o lo que fuera, me trajera algo para comer cuanto antes.

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SucesosWhere stories live. Discover now