Capítulo 2.

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Narra Sofía. 🔹

- Esto no está bien, Sofí. - Habla Daniela a mis espaldas.

- Nada en nuestras vidas está bien, Dani. - Respondo luego de un bufido.

- ¿Y qué si nos vamos a la carcel?

- ¿Y qué si te callas y me dejas continuar?, esa cadena es importante.

Ella rueda los ojos y yo continúo con mi trabajo en el intento de abrir la maldita puerta de la casa de Santiago, mi ex novio. El imbecil se ha quedado con una cadena de plata que me regaló mi madre hace algunos años, tengo que recuperarla.

El frío choca contra mi rostro, me dará una maldita hipotermia. Escucho pasos tras de mí, y por un segundo creo que Daniela se ha vuelto loca y está caminando de un lado a otro desgastando las suelas de sus viejos converse.

- ¿Necesitan ayuda, señoritas? - Dice alguien a mis espaldas. Yo doy un brinco.

- ¡No descubrieron! - Grita Daniela.

- Oh, un par de ladronas, ¿Eh?

- No somos ladronas, lárgate chico. - Digo mirándolo.

- Puedo ayudarte. - Dice altanero mostrando una ganzúa.

- No necesito tu ayuda, puedo sola. - Me detengo antes de aceptar — su un poco necesaria ayuda. — - Bueno, de acuerdo, chico ganzúa, abre esa puerta y déjame recuperar mis cosas. - ¡Tonta, tonta, tonta!

No sé cómo diablos hizo, pero el "Chico Ganzúa", como he decidido nombrarlo, abrió la puerta de la pequeña casa de Santiago, donde habitaba mi cadena y un par de cosas más que él no debía conservar.

Entro al horrible lugar y tomo mis cosas. Salgo triunfante de el lugar, pero mis altanerías se esfuman cuando veo el auto de Santiago cerca. ¡Oh, Oh!

Salgo corriendo jalando los brazos de Daniela, el chico ganzúa y su hermano. Si el pelinegro descubre que me he infiltrado a su casa, me matara, sepultara 3 metros bajo tierra, y bailará sobre mi tumba.

¿Muy exagerado?, no, no creo.

Mi respiración es entrecortada, estoy más nerviosa que jamás en mi vida. Me asusto aún más cuando Santiago pega un grito al cielo al ver su horrenda casa destruida. Río por dentro y muerdo mi labio inferior, el mastodonte sale de su casa y entra a su auto otra vez.

- Bien, estuvo cerca. - Afirmo con tranquilidad.

- Va al edificio, Sofía. Va a matarnos.

- No puede hacerlo, la arrestarán otra vez.

- Su vida es una película de acción, patético. - Dice el chico Ganzúa, había olvidado que estaba ahí.

- Cállate. Gracias por tu ayuda, tengo que irme, y tú. - Señalo a su hermano. - Eres muy pequeño, de otro modo, me encantaría tener algo contigo.

Y sin más que decir, me largo. Corro con Daniela atrás de mí para llegar a la moto cerca de la casa de Santiago, ¿cómo no la noto?. Ahora mis nervios aumentaron, tal vez Dani tiene razón, ese idiota podría matarnos, pero un par de besos lo calmarán, quiero pensar.

(...)

La comisura derecha de mis labios, sangra. Mi cabeza, duele. Mi ojo izquierdo, està algo morado. Por un lado todo va mal, nadie controla a Santiago "La sensual y poco dejable bestia Coronel.", por otro lado, tengo mis cosas, al fin.

¡Gracias chico Ganzúa, te debo una!

Danger. ‹‹ Mario Bautista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora