Capítulo 33.

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Narra Mario.🔹

El lugar donde reserve la cena es muy bonito, y lo digo en serio. Durante el camino hasta aquí Sofía y estuvimos cantando canciones de todo tipo, Pop, Rock, Contemporáneo, de todo.

Entramos al restaurante y nos llevan hasta nuestra mesa,  nos sentamos carcajeando.

- El lugar es muy bonito, Mario. - Dice Sofía con una sonrisa.

- Es...especial. - Le digo divertido.

- ¿Especial? - Ríe. - ¿Por qué?

- Bueno, es especial a partir de hoy, porque una persona, cuyo cuerpo es más delgaducho y pequeño que el mío, acaba de dejar boquiabiertos a un par de bastardos, cosa que no me hace feliz, pero...mírenme, yo comparto días perfectos con ella. - Expreso con una sonrisa.

- Mario, deja de hacer eso, me pones muy nerviosa. - Ríe otra vez.

Durante la cena hemos estado charlando sobre cosas triviales, asumo que es así, porque no he puesto mucha atención, me distraigo mirando a la castaña frente a mi.

Se hace cada vez más tarde, pero no interesa en realidad, mis padres siguen en sus cenas y cosas "Importantes", no prestan mucha atención en estas épocas, hay mucho trabajo según papá, pero así está mejor.

- Tenemos que irnos. - Dice Sofía captando mi atención. - Son las 12:00 AM.

- Oh, eso, es verdad, vamos. - Digo y me levanto.

Tomo su mano y ella corresponde orgullosa, ha estado parloteando sobre algunas chicas que, según esto, me han quedado mirando, pero realmente no lo note, he estado muy ocupado mirándola a ella, Joder, luce hermosa.

El viento corre muy fuerte, alborotando su castaño cabello, haciéndola ver aún más tierna de lo que es.

- Espera aquí, iré por el auto al estacionamiento, hace un frío terrible y vas a morir de una hipotermia ahí afuera. - Le digo.

- No tardes, o el que morirá vas a ser tú. - Sentencia divertida.

Rio y beso su frente. Giro sobre mis talones y comienzo a caminar por la calle en camino al estacionamiento, que está en la parte de abajo del restaurant, hay un enorme túnel por donde debes bajar.

Saco las llaves de mi bolsillo y quito lo seguros de este, estoy apunto de entrar, pero una voz me detiene de mis acciones.

Fijo mi vista hasta donde la fría voz vino, y me encuentro con un chico alto, un poco menos que yo, muy delgado, sus ojos están inyectados en sangre y sus manos están hechas un puño. De soslayo miro como su mandíbula está tan apretada, que temo que se rompa.

Él se acerca hasta quedar frente a mi, intentado ser intimidante, pero no es que de mucho miedo, si les digo la verdad.

- Buena hora, Mario. - Dice frío. - ¿No es tarde para dejar a tu novia sola a media noche?

- ¿Quién eres?, ¿qué mierda le has hecho? - Reaccionó furioso.

- Oh, a ella no la ha pasado nada, pero, a ti sé que te pasara algo. Mira, la cosa es muy fácil, si quieres seguir con vida, aléjate de ella.

- No lo haré, eres un bastardo, busca algo mejor que hacer... - Me quedo callado esperando su nombre.

- Santiago. - Me enfurezco más. - Santiago Coronel.

Hijo de puta.

Trato de atestar un golpe en su rostro, pero alguien me golpea a mí primero.

Danger. ‹‹ Mario Bautista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora