Capítulo 20.

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Narra Mario. 🔹

- ¿Castigado? - Digo casi en un grito.

- ¿Que querías?, ¿qué te premiáramos después de haberte escapado del colegio a mitad de clases? - Dice mi padre.

- Es la primera vez. - Contraataco.

- Y la última. - Añade Daniel.

- Todos ustedes son unos... - Me detengo. - No van a entender nada nunca. Les he dicho, en especial a Daniel, que me cansé de que vivan la vida que no pudieron a través de mi. Estoy harto de ser el niño bueno, de jamás decir lo que pienso.

- Eres un niño, Mario. - Vuelve a hablar mi hermano.

- No, no lo soy. Tú te comportas como uno, ¿a caso no quieres que sea feliz?

- Tu felicidad no está a lado de esa niña problemática.

- No sabes nada, no entiendas nada. Deja de meterte en mi vida, todos dejen de meterse en mi vida. Nadie esta sintiendo lo que yo, no pueden opinar...

Y sin decir más, subo las escaleras hasta llegar a mi habitación, seguido de Jan, quien parece interesado en saber el por qué de mi repentino comportamiento, aunque no sabría cómo explicarlo, ni siquiera yo mismo entiendo eso.

Cierro la puerta tras de mí, pero Jan entra de todos modos. Lo fulmino con la mirada, pero él parece no notarlo. Me dejo caer sobre el colchón y cierro los ojos con frustración, mi hermanito menor hace lo mismo.

Un silencio incómodo invade la habitación, no sé que pensar, parece que todos se han puesto en mi contra desde que conocí a Sofía.

- ¿Mario? - Pregunta Jan.

- ¿Eh? - Digo.

- ¿Qué se siente?

- ¿Qué cosa? - Digo confundido.

- Estar enamorado, o lo que sea que te pase con esa chica...¿cómo es?

- ¿No crees que eres pequeño aún para estas cosas?

- Mario. - Alega alargando la palabra. Yo río. 

- Bien, bien. Verás, es difícil de explicar, pero muy sencillo de entender. ¿Conoces las mariposas en el estomago? - Él asiente. - Es justo eso, sientes que los ojos de ella son la única ventana por la cual escapas cuando algo malo pasa. Se siente como estar en una montaña rusa, un nudo en el estomago cuando comienza, pero una emoción gigante cuando te dejas llevar. Sientes que es el peor peligro, pero solo es una manera de ser feliz, feliz con ella. Sabes que está mal, pero te empeñas en evadirlo; dependes tanto de su cercanía, que te resulta la muerte cuando ella no está... - Me sincero.

- ¡Woah! - Exclama. - Has perdido la cabeza por ella, estás enamorado, ¿no es así?

Medito un par de segundos, no lo había visto de este modo. Creí que sonreír con escuchar su nombre era algo normal cuando alguien te gustaba, pero no. Es decir, todo lo que acabo de decir define lo que me pasa cada vez que veo a esa pequeña castaña. No me había tomado el tiempo para procesar todo esto...¿es así?

Piensa, idiota. Jamás habías experimentado esto, es nuevo, está más que claro. Te enamoraste, sin siquiera haberlo previsto, maravilloso ¿no?

Jodida conciencia, es tan certera y directa. Me siento como un tonto.

- Si, creo...que me he enamorado. - Digo finalmente.

Danger. ‹‹ Mario Bautista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora