Narra Sofía. 🔹
Gané la carrera, y estoy feliz por eso. Daniela ha estado muy entrada con su nueva relación. Mario y Mau están parados sobre la acera con los brazos cruzados. Me acerco a ellos dando pequeños saltos y ambos me reciben con una sonrisa cálida.
Me giro sobre mis talones y me encuentro con Luis, un viejo amigo. Comenzamos a hablar, y por un momento me olvido de con quién estoy.
Escucho pasos alejarse, pero no le tomo mucha importancia, hasta que caigo en cuenta de que es Mario quien se ha ido. ¿Cómo se le ocurre?
Me despido de Luis y salgo corriendo como un rayo, ¿qué se ha puesto celoso?
Detengo mi paso al ver a Mario sentado sobre la acera principal. Me acerco a paso lento, con toda la cautela del mundo. El ambiente se siente frío y denso, el aire me falta, pero no entiendo por qué.
- ¿Pasa algo? - Pregunto.
- El aire me faltaba. - Responde seco.
- Mentiroso. ¿Qué te ha pasado? - Me quejo.
- Es una tontería. - Ríe sin un gramo de gracia. Lo miro mal. - Que tengo miedo, Sofí. ¿No te pasa que aveces te sientes en peligro, por alguna razón que hasta tú mismo desconoces?, quiero decir. Tengo miedo, de que te vayas, de que todo lo que ahora mismo arriesgo, se vaya al caño en cuanto no te tenga más... - Suelta sin emoción.
- Mario, yo jamás me iré. Por qué no quiero, he vivido tantas cosas, que me dolería dejarlas atrás. Cuando era pequeña le temía a todo, hasta que me di cuenta, de que le miedo solo era el sentimiento de no tener control.
Dejo caer mi cabeza a un costado, sobre su hombro y doy un largo suspiro. Necesito los sabios consejos de Mateo ahora mismo, mi hermano tiene mente de niña.
- Te quiero presentar a alguien... - Murmuro.
- ¿A quién?, ¿y por qué yo? - Cuestiona.
- Porque es un motor en mi vida, y me ha dicho que sólo lo conocerá el hombre que pasará el resto de mi vida a mi lado. - Mis mejillas se han sonrojado de más.
- ¿Quieres que sea yo ese hombre? - Pregunta en tono divertido.
- Quiero eso, pero quiero que también me lo prometas, porque yo también me muero de miedo de que te vayas. - Confieso besando su mejilla.
- Voy a estar siempre a tu lado, Sofí. - Promete en un hilo de voz.
Sonrío, y me siento feliz, pero no lo demuestro, aunque por dentro haya una revolución que me hace querer saltar de la emoción. Entrelazo nuestros dedos, por voluntad propia y por primera vez después de 2 años, vuelvo a sentir esa corriente eléctrica.
Ese chispazo que te hace gritar por dentro, tal como lo sentía con Cristian. El color he iluminación de la luna parecen los mismos que esa noche, aunque con un poco más de intensidad. Me siento como una niña pequeña recibiendo un juguete nuevo en Navidad. La extraña sensación de las mariposas en el estomago.
- Sofía... - Susurra Mario contra mi oreja. Me estremezco.
- ¿Qué pasa, Mario? - Pregunto.
- Yo, Bueno. Te quiero. - Dice con un sonrisa.
- También te quiero, Mario. Mucho más, que te lo juro. - Suelto por fin.
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Danger. ‹‹ Mario Bautista.
Fiksi Penggemar» A la mierda con alejarte, sabes bien que te estás muriendo por besarlo. «