Capítulo 4.

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Narra Sofía. 🔹

- Pero Sofí... - Suplica Daniela.

- No irás, esas carreras son peligrosas para un dulce como tú. - Le digo.

- Te prometo que voy a comportarme, Sofía por favor. - Alarga.

- Iras, pero tendré que repartir algunos golpes, también irá...Santi.

- Acabas de arruinar mi día, Ruíz, pero aun así iré. - Se levanta del sofá y camina a su habitación.

Ruedo los ojos soltando una pequeña risa he imito su acción. Necesito dormir, sólo un poco. Levanto algunas cosas y antes de refundirme en la soledad de mi habitación, reviso mi celular.

Número Desconocido: Oí que sigues en eso de las carreras, me alegra que hayas dejado pasar las cosas. Necesito verte, Sofí, regresé a México hace un par de días.

Yo: ¿Quién eres?, ¿por qué tienes mi número?, ¿cómo sabes sobre las carreras?, y ¿cómo diablos sabes mi nombre?

Número Desconocido: Lo sabrás esta noche, Topi. 😊

"Topi", hace años que no me llamaban así, esto es demasiado extraño, seguro es Mateo y sus torpes bromas. Guardo mi teléfono y poso mi cabeza sobre la almohada, no pasa mucho cuando mis ojos se encuentran cerrados.

(...)

Me despierto gracias a los irritantes saltos que Daniela está pegando sobre mi cama. Ruedo los ojos y me remuevo de mi lugar hasta quedar frente a ella, parece una loca.

- ¡Oh mi Dios! - Exclama emocionada.

- ¿Qué pasa con tu dios? - Cuestiono irritada.

- Faltan 20 minutos para la carrera, Sofía, apúrate, que llegaremos tarde.

- Fue un enorme error haberte invitado a esa carrera, te portas peor que una niña pequeña.

Me levanto de la cama sin escuchar ni uno más de los parloteos de Daniela y me dirijo al baño a arreglar un poco mi cabello y maquillaje. Tomo un pequeño bolso de mi cuello y afirmo mi chaqueta.

(...)

En todo el jodido camino, Daniela no se ha callado, está más emocionada que yo, jamás la había visto tan irritante, en nuestra amistad todo era al revés, yo soy siempre la irritante, la bromista y embustera, los papeles se han invertido.

Me detengo frente el callejón que lleva directo a un barrio de mala muerte, como dice mi madre. Daniela toma mi mano con fuerza, a veces me desespera tener una mejor amiga tan nerviosa, pero que va, es divertida

- ¿Segura que no voy a morir? - Cuestiona en un susurro.

- Segura, y si lo haces, me muero contigo, ¿de acuerdo?

- Bien, creo que...eso está bien. - Asiente abrazándome.

El aroma a cigarrillo no tarda mucho en llegar a mis fosas nasales, sonrío con arrogancia y me acerco al clan de idiotas que está frente a mi, y con "El clan de idiotas", me refiero a Santiago y sus amigos.

Todos me lanzan miradas despectivas, ¿qué les pico?. Blanqueo los ojos y camino en dirección a la motocicleta junto al chico que recibe el dinero por nosotros. Las pubertas tontas que han venido a ver a los chicos, me miran como Santiago lo hizo hace unos segundos, hoy todo el mundo está loco.

- Si llegas a ganar, no sonrías. - Murmura Santiago contra mi oído. - Esta noche me aseguraré de cobrarte la mafia que hiciste para entrar a mi casa...

Maldita sea...

Danger. ‹‹ Mario Bautista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora