Capítulo 19.

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Narra Sofía. 🔹

Está besándome, lo está haciendo, y me gusta. Mi respiración es entre cortada, tengo el impulso de abrir los ojos, pero se siente tan bien que no lo hago.

Mario decide cerrar el beso con una sonrisa de por medio. Aún no tengo fuerza de abrir los ojos, me siento avergonzado, aunque por dentro este saltando de la emoción por lo que acaba de pasar.

Me obligo a abrir mis ojos encontrándome con la mirada fija de Mario, y una sonrisa en sus labios. Insisto, ¿este chico no deja de sonreír jamás?

- Tenemos que irnos. - Murmuro con la mirada agacha.

- Acabas de sacarme de la escuela, ¿qué peor puede pasar si nos quedamos aquí? - Dice divertido.

- Oh, ¿ahora eres un rebelde? - Enarco una ceja.

- Se podría decir, tendrás que acompañarme a hacerme un tatuaje que diga "Rebelde", en italiano.

- Eres un bobo. - Digo entre risas.

Mario se levanta y extiende su mano hacia mi, la tomo y me levanto del hasta ahora noto, mojado césped. Lo miro una vez más, esta vez no puedo reprimir la sonrisa que se me ha escapado.

(...)

No se cuanto tiempo ha pasado, en realidad no interesa. Los temas triviales con los que me entretiene Mario mientras caminamos son bastante divertidos. Creí los niños buenos como él solo sabían leer, dormir a las 9:30 PM, y esas cosas.

Un bufido sonoro interrumpe la caminata. Mario comienza a tensarse y ponerse nervioso, así que me obligo a girarme y encarar a la persona.

Es casi idéntico a Mario, creo que está molesto, su cara de pocos amigos me lo dice todo. Busco la mano de Mario sin apartar la mirada del chico, y cuando la encuentro la tomo como si mi vida dependiera de eso.

- No hables con él. - Murmura Mario.

- ¿P-por qué? - Cuestiono nerviosa.

- Porque puede ser un idiota a veces, yo me encargo...¿si? - El suelta mi mano. Yo asiento.

Sigo sin apartar la mirada del chico, ahora está más furioso. Mario se acerca a él con cautela y ambos comienzan a pelear en susurros. Me siento tan jodidamente culpable.

Mario regresa hasta a mí, y me dedica una mirada de disculpa. Entiendo enseguida que tiene que irse. Yo solo asiento y me acerco a él. Murmura una aceptable despedida, besa mi frente para después irse con el chico "Mal humor"

Deja de ponerle apodos a la gente, Sofía.

Pierdo de vista a Mario, suspiro antes de girarme y encontrarme con Katina. Doy un brinco en mi lugar, ¿estuvo observándonos todo el tiempo? Parece un fantasma, nunca sabes cuando está aquí.

- Ya empezaron los problemas. - Murmura.

- No sé de qué hablas. - Niego.

- Sabes bien de lo que hablo. Todo comenzó así con Cristian, primero eran pequeños regaños, castigos. Salidas por la noche, hasta que terminó en el hospital y...murió.

Sus palabras se sienten como miles de acuchilladas en mi espalda, sus palabras están llenas de verdad, pero no me permito a mí misma creer en ellas. Hago caso omiso y me voy justo por donde vine, más molesta que nada, que nadie en este mundo.

Danger. ‹‹ Mario Bautista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora