-Capítulo 7- "Mounstro"

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Natasha's PoV


Pasaron tres días después de conocer al amigo del Señor Rogers.


Todo transcurría bien en la Empresa y con el antes ya dicho Señor, que me sorprendía bastante por sus habilidades en la oficina.


Eran las nueve con algunos minutos y estaba sentada frente al computador tecleando rápidamente, haciendo reportes y transferencias de dinero.


Se escuchó como alguien tocó la puerta.


— Pase— hablé desde mi posición.


—Permiso Natasha— dijo Wanda entrando—. Te vengo a informar que se encontró una falla en el sistema, por eso llamé a los supervisores— informó.


Deslicé mis anteojos para leer por el puente de mi nariz hasta ponerlos en mi cabeza.


— Muchas gracias por avisarme, Wanda, espero que todo salga bien— le contesté levantándome.


Ella sonrió.


— ¿Sabe alguna nueva del Señor Rogers?— cuestioné caminando hacia el archivero.


— Bueno, creo que le gusta el espacio en donde pondremos su oficina— respondió uniendo sus manos a la altura de sus caderas.


— Bien— respondí—. Si termino pronto iré a acompañarlo.


— Me parece bien...


La miré por un instante.


— Dilo.


— ¿Perdón?— sonaba confundida.


— Hay algo que quieres decir; hazlo— me encaminé hasta mi escritorio y me apoyé en una de las esquinas de este, poniendo mis manos a los lados de mi cuerpo para mayor estabilidad.


— Em...— estaba algo nerviosa—. ¿Qué pasó contigo y el Señor Rogers cuando fuiste a la reunión con el Señor Joseph?


Carraspeé un poco antes de contestar.


— No tienes porque contestar, es solo que viniste feliz— se apresuró a decir.


Sonreí mirando al vacío, recordando las fuertes palabras que este hombre me había dicho, pero que me habían alegrado el día de cierta forma.


— No pasó nada, Wanda. Es solo que se me abrieron los ojos— chocaba la punta del tacón en el blanco piso de mármol mientras miraba al mismo con una sonrisa.


— Y, ¿se puede saber que fue?— preguntó curiosa.


Le sonreí levantando una ceja mientras me ponía totalmente de pie para luego sentarme en mi silla.


— Tenía la menta cerrada, y el Señor Rogers me hizo el favor de abrirla y mostrarme lo que estaba haciendo mal.

Enarcó una ceja.

— ¿Estás segura que fue la mente? ¿O fue otra cosa?— dijo con una sonrisa.

— ¡Wanda!— exclamé riendo—. Sabes que no soy así— negué.


— Bueno, no comprendo lo que dices.

Abrí la boca para explicarle, peor ella fue más rápida.


Boss <Romanogers>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora