-Capítulo 10- "Aquí"

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Natasha's PoV

Luego de conversar hasta muy tarde en la madrugada decidimos dormir.


Estaba durmiendo plácidamente en el sofá del Señor Rogers hasta que sentí como algo cayó en mis piernas de golpe.


Abrí los ojos confundida, pero lo que sea que era comenzó a caminar hasta estar dentro de las sábanas, estando en contacto con mi piel.


Claramente grité, lo suficiente para que Steve, que estaba justo a mi lado, se despertara alarmado.


— ¿¡Está bien!?— me miraba con preocupación.


Yo me mordía el labio inferior para no seguir gritando.


— Hay.... algo allí— expliqué cuando finalmente mi boca se abrió, haciendo algunos gestos con la mano.


Me miró con confusión.


— Bien, quitaré la sábana a la cuenta de tres— se puso de pie, listo para actuar.


Yo asentí rápidamente.


— Uno... dos... ¡tres!— haló la sábana con fuerza y yo me levanté disparada hasta quedar detrás de él, chillando.


— ¿Qué era eso?— le pregunté poniendo mis manos en sus hombros.


Se alejó de mí y buscó en el sofá.


Rió algo fuerte cuando lo encontró.


— Ah, es Tommy— se volteó con el pequeño gato gris que había adoptado hace tiempo.


Di un suspiro.


Me sentía tan estúpida, pero tan aliviada de que no fuese un mapache o una rata.


— Me había olvidado rotundamente de su mascota, Rogers— me acerqué para acariciar al gato.


— Lo siento por eso, en las mañanas le gusta subirse al sofá. Hoy no contábamos con compañía— puso al animal en el piso.


— No se preocupe, pero me asustó bastante.


Se paró en frente mío y me miró con una sonrisa.


Yo miraba a los lados, tambaleándome en mis talones.


— ¿Está todo bien?


El rió.


— Sabía que era pequeña, pero nunca la había visto sin tacones— vio mis pies—. Sí que es pequeña, Natasha— río.


No le veía la gracia.


— Bueno, usted es... ¡es muy alto!— le dije tratando de buscar un buen insulto.


Pero sus risas no cesaron.


— Buenos días, Señorita Romanoff. ¿Cómo se encuentra el día de hoy?— preguntó amablemente.


Le di una sonrisa.


— Buenos días, Señor Rogers. Me encuentro bien, gracias por preguntar ¿Cómo está usted?— le dije de la misma manera.


— Muy agradecido de que esté aquí— contestó y me sonrojé.


— Quisiera tomar una ducha.


— Ah claro, venga— me encaminó hasta el baño—. Allí tengo toallas adicionales y dentro de aquella gaveta hay dos cepillos dentales nuevos, escoja cual quiera. Yo le traeré la ropa que tenía anoche— dijo con una sonrisa, cerrando la puerta.



Boss <Romanogers>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora