E
Omnisciente
El lunes no era un buen día para morir.
Pero era domingo.
Exactamente las once de la mañana, y la rusa se encontraba arreglando la cama en la que había dormido la noche anterior.
Habían pasado dos días -contando el sábado- desde que Steve se había marchado, y se sentía más libre de expresar su pena.
Se sentía libre de ser la persona en la que se había convertido.
El dolo punzante en sus muñecas había regresado, y es que no perdió un minutos al ver la oportunidad abrirse frente a sus ojos.
Volvió a sacar la navaja del escondite tonto y visible en el que la había puesto Steve, y se vio inmutada a no seguir sufriendo, según ella decía.
Contando las heridas anteriores, tuvo que ponerse un doble vendaje al ver que la sangre no paraba de salir de las líneas, tanto de sus muñecas como de su costado y sus costillas.
Ella sólo no quería sentir dolor.
Pero sabía exactamente lo que pasaría.
Se alistó minutos luego con, nuevamente, algo ocultándole los brazos, así no sería juzgada por la gente.
No era que le importara, sino que no quería que alguien más se preocupara por ella.
Justo cuando iba caminado, luego de cruzar la calle, se acordó de eso que le había dicho Steve una semana atrás, cuando ella se dio cuenta de que en verdad pasaría.
Steve la vio con la cabeza agachada y se acercó a ella, diciéndole: "Ven, dame tu mano".
El castaño unió su mano con la pálida de la rubia, y le susurró que quería demostrarle que él no la abandonaría.
Pero ella fue la que soltó el agarre.
Suspiró y entró a la floristería a la que acudía habitualmente.
Ese día haría un pedido especial.
El último, para ser exactos.
A diferencia de Steve, ella sabía lo suficiente sobre él, tanto para saber que le gustaban las flores y que sus favoritas eran los jazmines.
Le recordaban un momento trágico en su vida, y que si le entregaban un ramo de estas significaba que algo malo estaba pasando o pasaría.
Así le habían avisado que su hermano había muerto hace años.
Pero aún así le gustaban.
Ya que mañana era lunes, y Steve estaría de regreso más o menos ese día o al principio del otro, le regalaría un ramo como bienvenida y despido.
Pero nunca supo si las recibió.
Pidió para recoger al día siguiente un ramo de las que encontró mejores, y pagó el cuádruple para que se vieran hermosas y frescas cuando las solicitara.
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Boss <Romanogers>
FanfictionNatasha Romanoff, una exitosa empresaria de New York decide contratar a Steve Rogers para que trabaje junto a ella en su empresa. Luego de un tiempo la vida de Natasha se complica. ¿Logrará Steve salvarla de perderse? ADVERTENCIA: La siguiente hist...